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miércoles, 4 de diciembre de 2013

23 de Noviembre del 2013 - Mensaje de Santa Lucía de Siracusa

Jacareí, 23 de Noviembre del 2013
Transmisión de las Apariciones Diarias en vivo vía internet a través de la WebTV mundial: www.apparitionstv.com

MENSAJE DE SANTA LUCÍA DE SIRACUSA


(Marcos): “Sí… sí… sí… sí haré… ¿Y para cuando Ella desea eso? Sí… es que Yo  estaba esperando aquella otra persona que termine su parte. Comprendo… sí… sí… sí haré. ¿La de Fátima? Sí… sí haré”

(Santa Lucía): “Amados hermanos Míos, Yo Lucía, Me alegro por poder estar hoy con ustedes a bendecirles y darles Mi Paz. Nuevamente vengo a llamarles a que abran su corazón para el Amor de Dios, que es tan grande y que tiene tanto deseo de habitar en sus corazones y almas del mundo entero. Este amor desea únicamente que abran la puerta de sus corazones y Él entrará en ustedes y en ustedes realizará tantas cosas extraordinarias y tantas gracias que les hará verdaderamente Santos.

El Amor de Dios desea vivir en ustedes, desea crecer en ustedes, desea producir en ustedes frutos de santidad para la mayor gloria de Dios, de Él mismo, para el mayor bien de la salvación de sus almas, por eso desea que ustedes lo acojan, desea que ustedes den libertad a Él de actuar en ustedes para que entonces les transforme en grandes Santos.

Muchas son las almas que rezan, muchas son las que dicen “Señor… Señor…”, muchas hasta que desearían el Amor de Dios, pero cuando este Amor desea actuar en sus vidas y realizar la Voluntad Santa del Señor en sus vidas, estas almas rechazan la libertad del amor y de la gracia de Dios de actuar en ellas, ellas cortan la Libertad de Dios en hacer en ellas lo que Él quiere y es por eso que el Amor de Dios en muchas almas no puede producir los frutos de conversión y santidad que deseaba, porque las almas se cierran al Amor de Dios, se cierran a Su Voluntad cuando perciben que Dios quiere quitar de sus vidas aquello que no le agrada y quiere colocar en sus vidas aquello que es de Su Voluntad para la santificación y salvación del alma.

Entonces, Mis Amados Hermanos no cerquen la libertad del Amor y de la Gracia de Dios actuar en sus vidas, pero antes den a Dios completa libertad de realizar en ustedes todo cuanto quiere, de quitar de la vida de ustedes todo cuanto estropea Su Gracia de su actuar en ustedes, Su Plan realizarse en ustedes. Desapéguense por lo tanto, de todos los deseos desordenados de sus corazones para que Dios verdaderamente encuentre en sus almas plena libertad de actuar y para realizar todo cuanto quiere.

El Amor de Dios quiere vivir en ustedes, este Amor es tan dulce, es tan suave para el alma que lo desea, para el alma que le abre el corazón, para el alma que lo deja actuar con libertad en ella y entonces Dios va guiando al alma cada vez más con suavidad y al mismo tiempo firmeza en el camino de la Oración, del Amor, de la entrega total a Él  y el alma queda cada vez más encantada por este Amor y cuanto más este Amor ilumina las potencias del alma revelándole Sus secretos, Sus misterios, Su hermosura, Su altura, Su profundidad, Su extensión, Su luz, más el alma entonces, queda apasionada por Él y más aún desea entregarse a Él.

Y los frutos de este amor en pura transformación en el alma comienza entonces a nacer: el gozo, la alegría, la paz, el amor, la caridad, la docilidad, la suavidad, la profundidad, la sabiduría, la fortaleza, la longanimidad y todos los demás Dones y Frutos del Espíritu Santo, el Amor de Dios en pura transformación.

Entonces, el alma queda embriagada, queda como que suspendida en el mar del inmenso amor de Dios y el alma entonces desfallece y se siente traspasar por los dardos de Amor de Dios como Santa Teresa de Ávila. Y el alma verdaderamente goza, conmemora, exalta de amor en Dios y como leña lanzada en el fuego arde  en el amor de Dios y cuanto más desea arder y estas llamas místicas de amor cuanto más arden en el alma más la hacen querer consumirse en el Amor de Dios.

El Amor de Dios en pura transformación lleva al alma a vencer la prueba de las apariencias contrarias, o sea, ella cree en lo que Dios le dice, en aquello que Dios le ordenó por Su Palabra, por los Mensajes de Él y de Su Madre, también por la Doctrina de la Fe que cree igual todo le muestra lo contrario, igual cuando todo le quiere decir que aquello que ella cree no es cierto y es ilusión. El alma ultrapasa también la prueba de la contrariedades, o sea, ella enfrenta con fe varonil todo aquello que viene contra su fe, contra su deseo de darse totalmente a Dios, todo lo que venga contra su deseo de permanecer únicamente a Dios y el alma entonces vence todas las contrariedades con la fuerza del amor en pura transformación que está en ella. Este amor torna al alma verdaderamente imbatible, incansable y ella avanza cada día más en el camino de las virtudes sin en nada detenerse, sin en nada prenderse, sin a nada dejarse esclavizar, por nada dejarse eludir, ni desviar de la meta que le fue mostrada por Dios y Su Santa Madre.

Es este amor ardiente, poderoso, profundo, intenso, eterno, altísimo que Yo deseo encender en sus corazones en nombre de Dios. Vengan a Mí, denme su corazón y Yo encenderé en el ésta llama de Amor de Dios, de cual Yo misma fui llena durante toda Mi vida y de la cual Yo ardí. Quien desea el amor en pura transformación que venga a Mí y Yo le daré, porque lo poseo sin medida y puedo darlo a quien quiera que sea, a quien quiera que Me pida.

Vengan a Mí y Yo les inflamaré de tal modo de amor a Dios que ustedes serán capaces de las mayores obras, de los mayores sacrificios, de las mayores renuncias e igual de las mayores locuras santas de amor por Él, por Dios.

A todos en éste momento bendigo con amor y especialmente bendigo a ti Marcos, el más esforzado de Mis devotos, el más obediente de los siervos de la Madre de Dios y bendigo a todos ustedes que con tanto amor ahora Me escuchan, Me aman y verdaderamente desean seguirme por el camino de la santidad, de CATANIA, de SIRACUSA y de JACAREÍ”


(Marcos): “La Paz y hasta pronto amada Santa Lucía”

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