MENSAJE
DEL DIVINO ESPÍRITU SANTO
“Mis Almas Amadas, Mis
Almas Electas, Yo, Su Dios, vengo hoy nuevamente para bendecirles y para dar la
paz.
Cómo les amo. Yo,
juntamente con el Padre y con Jesús, les creé de la nada, les di la vida, el
existir, Soy Su Santificador, Soy aquel que da a sus almas la Verdadera Vida en
Dios.
Todo aquel que cree en
Mí, que Me ame, que Me abre su corazón, recibirá verdaderamente de Mí, esa
Llama Inflamadora que inundará su ser y que verdaderamente hará su ser arder de
amor por el Padre, por Jesús y por Mí, haciendo verdaderamente cosas
extraordinarias para la salvación de toda la tierra, de toda la humanidad.
Yo Soy el Amor que
procede del Padre y del Hijo, y tengo la misión de revelarles al Padre y al
Hijo, comprendiendo siempre más el amor de Ellos por ustedes y la Santa
Voluntad del Padre sobre ustedes.
Yo Soy el dador de
vida. Sin Mí, ustedes nada pueden hacer de bueno. Sin Mí, ustedes vuelven a la
nada y es por eso que cuando un alma se aleja de Mí, ella vuelve a la nada, o
sea, ella regresa a la muerte.
Necesario es a todos
ustedes nacer de nuevo y es por eso que Yo vengo soplando aquí en este lugar
hace 25 años, para hacer los huesos muertos, o sea, revivir a los pecadores,
resucitar para la vida de la Gracia, para que entonces, aquí, verdaderamente el
Padre, Jesús y Yo, tengamos los Verdaderos Adoradores que Nosotros procuramos
en todas partes y no encontramos.
Sí, estoy soplando en
este lugar hace 25 años, para llamarles siempre más al Verdadero Amor. Abran
sus corazones a este Amor, renuncien a las cosas mundanas que les alejan de Mí,
que transforman el templo de su alma que creé para Mí, en un nido de víboras y
serpientes venenosas, o sea, de los pecados y de los demonios.
Si ustedes renunciaren
a estas cosas, si renunciaren a su voluntad, verdaderamente entraré en ustedes,
llenaré su corazón con Mi Llama Inflamadora de Amor. Perfumaré, santificaré el
templo de su corazón y haré de él Mi morada junto con ustedes y Nosotros
seremos uno solo en el amor y nunca más de ustedes, Nosotros: el Padre, Jesús y
Yo nos separaremos.
Yo vengo soplando hace
25 años en este lugar, procurando verdaderamente hacer los desiertos de sus
almas revivir. Aquellos que fueron dóciles a Mi voz, en la voz de Mi Hijito
Marcos, aquellos que verdaderamente Me obedecieron, aquellos que verdaderamente
escucharon Mi voz con amor y colocaron en práctica, a esos Yo di la Gracia: de
desiertos secos y fríos, transformarse en jardines verdosos llenos de amor,
calor y santidad, donde Yo, el Esposo de sus almas, el Huésped de sus almas,
puedo verdaderamente descender para alegrarme, descansar, exultar,
satisfacerme, viendo verdaderamente que su alma regresa a Mis Gracias de amor,
dándome amor, retribuyendo las Gracias de amor que doy con amor puro.
Sí, si ustedes hoy
mismo que aún no me abrieron los corazones, Me dieren su “Sí”, entraré y como
por encanto, Yo transformaré su desierto interior en jardín tan bello y tan
florido con flores de virtudes y santidad, que los propios Ángeles del Cielo
descenderán de allí para contemplar sus almas, extasiarse con la belleza de
sus almas y puedan también Ellos tener el gozo accidental aumentado, con ver la
belleza de sus almas.
Sí, ábranme su corazón
y Yo verdaderamente haré de ustedes un jardín tan bello, que los propios
Ángeles vendrán a contemplarlo, para que se aumente Su alegría accidental en el
Cielo.
Oh, Yo vengo soplando
aquí en este lugar hace 25 años, para verdaderamente transformar los pozos
secos, o sea, sus almas sin Mi Gracia, sin la santidad, sin Mi Amor, en pozos
de aguas vivas, pozos que den al mundo entero: las aguas de su amor, las aguas
de su gracia, las aguas de Mi Gracia, las aguas de Mi Amor, las aguas de la
Paz, las aguas de la Vida Eterna.
Sí, quiero llenar tanto
los pozos de sus corazones hasta hacerlos transbordar y transformar todo el
mundo: de desierto en tierra fértil, donde Mis semillas caen y producen fruto
ciento por uno.
Vengan, arrojen fuera
de los pozos toda tierra, o sea, arrojen fuera de sus almas y corazones: todo
lo que es mundano, para que Yo pueda colocar ahí el agua de Mi Amor, de Mi
Gracia y verdaderamente les transformaré en fuentes vivas, que regarán la sed
de amor, de paz y de salvación, de las almas de este mundo. Y transformaré los
desiertos de las almas arruinadas por Satanás, en tierras fértiles, que dan
mucho fruto de santidad para Mí.
He aquí su misión: “Salvar
las tierras destruidas por Satanás, o sea, salvar las almas que él destruyó por
el pecado y hacer con que ellas vuelvan a ser tierras fértiles, donde Mi
semilla cae y produce mucho fruto, mucho fruto de amor.”
Vengan Mis Hijos, no
demoren más, pues a cada día que pasa, Yo sufro más de añoranza de ustedes.
Cuántos de ustedes se alejaron de Mí, fueron para lejos de Mí y pagaron Mi Amor
con ingratitud. Sí, Soy un Dios enamorado por ustedes, que siente añoranza de sus
criaturas. Les persigo con Mis Gracias ahora, pero tiempo vendrá en que seré
forzado a perseguirles con Mi Justicia.
Por eso, antes que eso
suceda, déjense abrazar por Mí, amar por Mí, salvar por Mí, porque vine del Cielo
para curarles, salvarles y para darles a ustedes la Verdadera Vida en Mí, que
les hará vivir ya el Cielo en la tierra y entonces, sólo lo continuarán en la
eternidad.
La vida de los que Me
aman es muy Bienaventurada, porque ellos Me sienten, ellos tienen Mi Gracia,
tienen Mi Amor, ellos son movidos por Mis continuas inspiraciones de amor, ellos
viven por Mí y Yo vivo por ellos. Yo Soy su “todo” y ellos también son todo
para Mí.
Por eso, ésta vida de
unión, de amistad y de amor que quiero tener con Mi criatura, con ustedes, es
la vida de los Bienaventurados en el Cielo, donde allí Nosotros somos uno y es
esto que quiero ser con ustedes ya aquí en la tierra: uno, uno en el Amor.
Por eso Mis Hijos,
vengan, vengan a Mí, denme su corazón, acepten Mi Amor, no demoren más, porque
Soy un Dios que llora por la pérdida de Mi criatura, por la pérdida de Nuestros
Hijos que Nosotros tanto amamos. Vengan a Mí, vuelvan a Mí por María, Mi Esposa
Inmaculada y entonces, si Yo les veo en Ella, con Ella y por Ella viniendo a
Mí, Yo les daré todas Mis Gracias, todo Mi Amor.
Vengan a Mí, vengan a
Mí por María, con María y en María. Si Yo veo a María viviendo y reinando en
ustedes, si Yo les veo verdaderamente viviendo en María, unidos con Ella, nada
les negaré, todo les daré, porque lo que Me complace es dar todo a María para
glorificarla, exaltarla y tornarla cada vez más feliz, porque María Me dio todo
y es por eso que a María doy todo también, y en el alma que Yo veo a María
viviendo y reinando, en el alma en que Yo también vea a María como Señora y
Reina, el alma que Yo vea viviendo en María, a esa alma no negaré nada. Y todo
lo que ella Me pide, se le será dado, porque ella Me pedirá en María, en el
espíritu de Ella, con los sentimientos de Ella y con el propio amor de Ella,
que Me fue siempre tan agradable y el más perfecto y sublime amor que recibí.
Por eso daré todo, como
un orvallo celeste regando todo, mojando todo con Mi Divino rocío y
transformaré el desierto de este mundo arruinado por Satanás y por el pecado en
jardín verdoso de amor.
Sus ojos verán ésta
maravilla, les daré ésta Gracia, porque les amo mucho, les quiero mucho. Y daré
especialmente por causa de Mi Hijito Marcos, cuya obediencia, fidelidad a Mí y
a María, cuyo amor Me atrajo y alcanzó para ustedes una vez más la misericordia,
que será abundantemente derramada sobre ustedes, tanto cuanto ustedes Me
abrieren sus corazones.
A todos Yo bendigo
ahora con amor y derramo sobre todos ustedes las más copiosas Gracias de Mi
Amor.
MENSAJE
DE SAN JUDAS TADEO
“Mis Amados Hermanos,
Yo, Judas Tadeo, vengo una vez más hoy con Nuestra Reina Santísima, con Nuestro
Dios de Amor para decirles: “Grande es el Amor de Dios por ustedes.”
Grande es el Amor que
les llamó de la nada al existir, que les dio la vida, que conservó su vida, que
perdonó todos los pecados de su pasado y que les trajo aquí en esta Arca de
Salvación que es este lugar bendito y sagrado, para aquí recibir verdaderamente
Gracia sobre Gracia, Bendición sobre Bendición, Misericordia sobre
Misericordia, todos los días de su vida.
Grande es el Amor de
Dios por ustedes, que les amó incluso cuando ustedes estaban lejos de Él,
cautivos en el pecado, cautivos por Satanás. Este Amor planeó la liberación de
ustedes, planeó la venida de ustedes aquí, su conversión, la restauración y la
renovación de sus almas.
Este Amor les acumuló
de tanta Luz y de tanta Gracia y aún hoy, este Amor no se cansa de procurar
modos, de procurar maneras de favorecerles, de beneficiarles, de amarles, de
elevarles, de santificarles.
Grande es el Amor de Dios,
que verdaderamente no miró para sus imperfecciones y defectos, pero miró
únicamente para su corazón, miró para su interior, vio su interior muerto por
el pecado, se compadeció de ustedes. Sus defectos envés de alejar este Amor,
aún más lo inclinaron para ustedes y lo enamoraron por ustedes, lo hicieron
enamorarse por ustedes.
Sus miserias y sus
defectos, antes, barreras a la Gracia, se tornaron para el Señor atractivos,
para que Él tuviese misericordia, para que Él se enamorase por ustedes, para
que Él descendiese del Cielo para levantarles del polvo del pecado, para
erguirles y para colocarles en el camino cierto de la salvación.
Cuánto Amor el Señor
tuvo por ustedes, no llevó en cuenta sus faltas, no se vengó de las ofensas que
ustedes le hicieron a Él. Antes, como un Padre bondadoso y amoroso, se inclinó
para ustedes, les trajo aquí, les colocó en Su regazo, en el regazo de Nuestra
Reina Santísima, curaron las heridas que el pecado abrió en sus almas y
nuevamente les dio nueva vida.
Grandes es el Amor de
Dios por ustedes, que aquí verdaderamente no midió esfuerzos ni sacrificios
para salvarles. Vean, este Amor hace 25 años aquí se da sin cansancio a
ustedes, lucha por su salvación, todo hace, se revela, se muestra a ustedes de
todas las formas y maneras para convencerles de cuanto Él, el Señor, les ama,
el Amor les ama y sólo pide a cambio únicamente Amor. No les pide oro ni plata,
no les pide hazañas imposibles, únicamente les pide Amor, docilidad, humildad,
sólo les pide gratitud.
Grande es el Amor de
Dios por ustedes, que envió aquí a Nuestra Reina Santísima, para que durante
todos estos 25 años, ustedes fuesen continuamente amados, cuidados, protegidos,
cubiertos por el propio Inmaculado Corazón de Ella y Sus Gracias, librándoles
de todos los males, de todos los peligros, de todos los pecados y haciéndoles
verdaderamente ser ricos de la Gracia y del Amor de Dios.
Delante de este Amor
sólo les pido que abran el corazón, que acepten este Amor y que dejen este Amor
entrar en ustedes, transformarles, cambiarles completamente hasta hacerles
Perfecta Imagen y Semejanza de que la propia Madre de Dios es: Pureza
Inmaculada, Amor incandescente, inflamado, infinito por Dios, Bondad sin fin, Amor
sin límites.
Es eso lo que ustedes
deben ser y para tanto, deben abrir su corazón para la Llama de Amor de Ella. Ésta
Llama que es el propio Espíritu Santo, que Yo también recibí en el día de
Pentecostés a pedido de Ella.
Yo era uno de los
Apóstoles que estaba muy próximo a Ella, Yo la amaba mucho y porque la amaba
mucho, recibí en gran efusión el descenso, la efusión del Espíritu Santo, Sus
Dones. Y si ustedes también cultivaren un gran amor para con Ella, un Verdadero
Amor para con Ella, también recibirán el Espíritu Santo en toda su plenitud.
Abran por lo tanto su
corazón a la Llama de Amor de la Madre de Dios, para que ésta Llama entre en su
corazón, queme y destruya en él: todo lo que es mundano, coloque todo lo que es
celeste, todo lo que es divino, para que su corazón verdaderamente ya viva la
vida de los Bienaventurados y de los Ángeles del Cielo en esta tierra, siendo
felices con Dios y viviendo en comunión perfecta con Dios, para después sólo
continuar ésta vida después de la muerte en el Cielo, de modo más pleno y más
completo.
Abran su corazón a la
Llama de Amor de la Madre de Dios, para que ésta Llama, entrando en su corazón
e inflamando su corazón, llene su corazón de los Dones del Espíritu Santo, para
que ustedes sean fuertes como Yo, templados como Yo, justos como Yo, sabios
como Yo, piadosos, temerosos al Señor como Yo, magnánimos, magnificentes como
Yo, pacientes como Yo. Y así, ustedes puedan verdaderamente como Yo, inflamar
el mundo entero con ésta Llama de Amor, que a través de ustedes, quiere
transformar el desierto helado de este mundo en un gran horno de Amor.
Por fin, abran su
corazón a la Llama de Amor de la Madre de Dios, que es también Mi Llama, para
que ésta Llama verdaderamente les transforme a todos en los Verdaderos
Adoradores que el Padre Celeste vino a buscar aquí, en los Verdaderos Hijos,
que tiene por Él el Amor-Amistad, el Amor-Filial, el Amor que no busca al Padre
por interés ni favor, ni por consolaciones, ni mucho menos por miedo del
castigo o de la punición. Pero el Hijo que procura a Dios por Él mismo, que ama
al Padre porque el Padre merece todo el amor del Hijo. Es su origen, es su fin,
le dio la vida, porque el Padre es verdaderamente su comienzo y su fin.
Es del Padre que él
vino, el Padre le dio la vida en una Llama Ardiente de Caridad, porque del Hijo
no tenía necesidad. Y dio la vida al Hijo únicamente para tornarlo heredero de
todos Sus Bienes, de Su Gloria y Eterna Felicidad. Creó al hombre por lo tanto,
por pura caridad, puro amor, para hacerlo feliz eternamente.
Procuren al Padre por
lo tanto, por amor, por gratitud, para que verdaderamente den a Él, el cariño y
el amor que Él tanto procuró en Sus Hijos del mundo entero, pero que nunca
encontró.
Que aquí ustedes sean
finalmente aquellas almas ardientes de amor por el Padre, que Él vino procurar,
para que entonces, Su Amor finalmente se satisfaga en ustedes y así, Él derrame
sobre la tierra entera, Su Espíritu Santo de Amor, transformando el mundo
entero, en el mundo del Amor, en el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra del Amor, y
el mundo y el hombre vuelvan a aquella comunión y amistad que tenían con Él
antes del pecado.
Yo, Judas Tadeo, voy a
ayudarles siempre más a tener ésta Verdadera Llama de Amor. Pídanme ésta Llama,
implórenme ésta Llama y Yo les daré.
Les amo mucho, les amo
tanto. En el día de Pentecostés cuando el Espíritu Santo descendió sobre Mí en
el Cenáculo en oración con Mis Hermanos y con Mi Reina Santísima, Me fue revelado
la existencia de ustedes, Me fueron reveladas las Apariciones de Jacareí, Me
fueron revelados estos Mensajes, Me fue revelada la persona, la vida de Mi
Amadísimo y Predilectísimo Marcos y fui designado por la Reina del Cielo, para
ser uno de los Santos que debe acompañarlo, protegerlo y guardarlo siempre. E
igualmente también Me fue revelado a cada uno que dará su vida con él aquí para
el triunfo de Nuestra Reina Santísima. Me fue revelado también la existencia,
la venida al mundo de este Mi Hermano e Hijo Predilectísimo Carlos Tadeo,
predestinado para estas Apariciones y para ser para Nuestro Amadísimo Marcos:
Padre, Amigo y Ángel de la Guarda.
Todo eso Me fue
revelado, todo eso Me fue mostrado por el Espíritu Santo y desde entonces, todo
lo que hice, todo lo que sufrí, todo lo que realicé por Dios y por Nuestra
Reina Santísima, ya ofrecía por ustedes, para que ustedes pudiesen corresponder
a tanta Gracia, a tanto Amor, que aquí les fue dado en este lugar.
Por eso Queridos
Hermanos, abran sus corazones y correspondan a esta tan gran Gracia y
Misericordia que aquí le es dada y sean Santos como Su Padre del Cielo es Santo.
Recen Mi Coronilla
siempre, porque todas las veces que rezan esta Coronilla, descenderé del Cielo
con muchos Ángeles para derramar sobre ustedes y el lugar donde estén, las
copiosas Gracias del Señor y de Mi Llama de Amor.
A todos Yo bendigo
ahora con amor: de JERUSALÉN… de NAZARET… y de JACAREÍ.”