EL DEMONIO, EL MUNDO Y LA CARNE
“Yo no le tengo tanto miedo al demonio, al mundo le tengo más miedo, pero nuestro peor enemigo es nuestra propia carne.”
San Agustín de Hipona
LOS TRES ENEMIGOS DEL ALMA
El demonio, el mundo y la carne son los tres enemigos del alma, es decir, los obstáculos que cada hombre debe superar para alcanzar la bienaventuranza eterna. Cada persona traba su propia batalla: algunos contra el demonio, otros contra el mundo, otros contra la carne y en ciertos casos, otros contra los tres al mismo tiempo. Veamos algunas citas de las Sagradas Escrituras sobre estos tres terribles enemigos:
“Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo, el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar.”
Primera Carta de San Pedro Apóstol sobre el demonio. (cap. 5)
“No amen al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no ama al Padre.”
Primera Carta de San Juan Apóstol sobre el mundo. (cap. 2)
“Hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir según la carne, porque si ustedes viven conforme a tales inclinaciones, morirán.”
Carta de San Pablo Apóstol a los Cristianos de Roma sobre la carne. (cap. 8)
Como hemos visto en las citas anteriores, Dios por medio de Su Iglesia nos enseña a huir de tales enemigos. En esta sección veremos explayado más sobre quiénes son nuestros enemigos y cómo debemos huir de ellos si queremos alcanzar la salvación eterna.
El
MUNDO
El mundo es otro de los
enemigos del alma. Veamos qué dicen las Sagradas Escrituras sobre el mundo:
“Yo,
el predicador, fui un rey de Israel en Jerusalén, y me entregué de lleno a
investigar y estudiar con sabiduría todo lo que se hace en este mundo. ¡Vaya
carga pesada que ha puesto Dios sobre los hombres para humillarlos con ella! Y
pude darme cuenta de que todo lo que se hace en este mundo es vanidad, es
querer atrapar el viento.”
Libro
de Eclesiastés (cap. 1)
“¡Vanidad
de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de tanto trabajar
en este mundo? Unos nacen, otros mueren, pero la tierra jamás cambia.”
Libro
de Eclesiastés (cap. 1)
“También
me dije a mí mismo: ahora haré la prueba divirtiéndome; voy a darme buena vida,
pero hasta eso resultó vanidad, y concluí que la risa es locura y que el placer
de nada sirve. Con mi mente, bajo el control de la sabiduría, quise probar el
estímulo del vino, y me entregué a él para saber si eso es lo que más le
conviene al hombre durante sus contados días en este mundo.”
Libro
de Eclesiastés (cap. 2)
“Junté
montones de oro y plata, tesoros que antes fueron de otros reyes y de otras
provincias. Tuve cantores y cantoras, placeres mundanos y concubina tras
concubina. Fui un gran personaje y llegué a tener más que todos los que fueron
antes de mí en Jerusalén. Además de eso, la sabiduría no me abandonaba. Nunca
me negué ningún deseo; jamás me negué ninguna diversión. Gocé de corazón con
todos mis trabajos, y ese gozo fue mi recompensa. Me puse luego a considerar
mis propias obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y me di cuenta
que de todo era vanidad, un querer atrapar el viento, y de que no hay nada de
provecho en este mundo.”
Libro
de Eclesiastés (cap. 2)
“Llegué
a odiar la vida, pues todo lo que se hace en este mundo resultaba en contra
mía. Realmente todo es vanidad, es querer atrapar el viento. Llegué a odiar
todo trabajo que había realizado en este mundo, pues todo ello tendría que
dejárselo a mi sucesor. Y una cosa era segura: que él, ya fuera sabio o necio,
se adueñaría de todo lo que con tanto trabajo y sabiduría logré alcanzar en
este mundo, y esto también es vanidad. Al ver lo que yo había hecho en este
mundo, lamenté haber trabajado tanto, pues hay quien pone sabiduría,
conocimientos y experiencia en su trabajo, tan sólo para dejárselo todo a quién
no trabajó para obtenerlo, y también esto es vanidad y una gran injusticia.”
Libro
de Eclesiastés (cap. 2)
“Nadie
puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a
uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas (del mundo).”
Evangelio
de San Mateo (cap. 6)
“Había
un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a
pensar: ¿Qué haré? No tengo dónde guardar mi cosecha. Y se dijo: Ya sé lo que
haré, derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en
ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. Luego me diré: Amigo, tienes muchas
cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida. Pero
Dios le dijo: Necio, esta misma noche morirás, y lo que tienes guardado, ¿Para
quién será? Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es
pobre delante de Dios.”
Evangelio
de San Lucas (cap. 12)
“Si
ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que les
mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con
ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo
conocen; pero ustedes lo conocen, porque Él permanece con ustedes y estará en
ustedes. No los dejaré huérfanos; volveré para estar con ustedes. Dentro de
poco, los que son del mundo, ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán
porque yo vivo. En aquel día, ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi
Padre, y ustedes están en mí, y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y
los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y
yo también lo amaré y me mostraré a él. Judas Tadeo le preguntó: Señor ¿Por qué
vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo? Jesús le contestó: El que
me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos
a vivir con él. El que no me ama, no hace caso de mis palabras. Las palabras
que ustedes están escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado.”
Evangelio
de San Juan (cap. 14)
“Les
dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del
mundo. No se angustien ni tengan miedo, ya me oyeron decir que me voy y que
vendré para estar otra vez con ustedes.”
Evangelio
de San Juan (cap. 14)
“Ya
no hablaré mucho con ustedes, porque viene el que manda en este mundo, aunque
no tiene ningún poder sobre mí. Así tiene que ser, para que el mundo sepa que
yo amo al Padre y que hago lo que Él me ha mandado.”
Evangelio
de San Juan (cap. 14)
“Si
el mundo los odia, sepan que me odió a mí primero. Si ustedes fueran del mundo,
la gente del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero yo los escogí a
ustedes de entre los que son del mundo, y por eso el mundo los odia, porque ya no
son del mundo.”
Evangelio
de San Juan (cap. 15)
“Si
a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; y si han hecho caso
de mi palabra, también harán caso de la de ustedes. Todo eso van a hacerles por
mi causa, porque no conocen al que me envió. Ellos no tendrían ninguna culpa si
yo no hubiera venido a hablarles, pero ahora no tienen disculpa por su pecado;
pues los que me odian, odian también a mi Padre. No tendrían ninguna culpa si
yo no hubiera hecho entre ellos cosas que ningún otro ha hecho, pero ya han
visto estas cosas y, a pesar de ello, me odian y odian también a mi Padre.”
Evangelio
de San Juan (cap. 15)
“Les
digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo ustedes
habrán de sufrir; pero tengan valor; yo he vencido al mundo.”
Evangelio
de San Juan (cap. 16)
“Ahora,
pues Padre, dame en tu presencia la misma gloria que yo tenía contigo desde
antes que existiera el mundo. A los que escogiste del mundo para dármelos, les
he hecho saber quién eres. Eran tuyos, y tú me los diste, y han hecho caso de
tu palabra. Ahora saben que todo lo que me diste viene de ti; pues les he dado
el mensaje que me diste, y ellos lo han aceptado. Se han dado cuenta de que en
verdad he venido de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo te ruego por ellos;
no ruego por los que son del mundo, sino por los que me diste, porque son
tuyos. Todo lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío; y mi gloria se hace
visible en ellos. Yo no voy a seguir en el mundo, pero ellos sí van a seguir en
el mundo, mientras que yo me voy para estar contigo. Padre Santo, cuídalos con
el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completamente
unidos, como tú y yo. Cuando yo estaba en este mundo, los cuidaba y los
protegía con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de
ellos se perdió, sino aquél que ya estaba perdido, para que se cumpliera lo que
dice la Escritura.”
Evangelio
de San Juan (cap. 17)
“Ahora
voy a donde tú estás; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para
que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo. Yo les he
comunicado tu palabra, pero el mundo los odia porque ellos no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que
los protejas del mal. Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del
mundo. Conságralos a ti mismo por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.
Como me enviaste a mí entre los que son del mundo, también yo los envío a ellos
entre los que son del mundo.”
Evangelio
de San Juan (cap. 17)
¡Oh
gente infiel! ¿No saben ustedes que ser amigos del mundo es ser enemigos de
Dios? Cualquiera que decide ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.”
Carta
de Santiago Apóstol el menor (cap. 4)
“No
amen al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no ama al
Padre; porque nada de lo que ofrece el mundo viene del Padre, sino del mundo
mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la carne, el deseo
de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas. Pero el mundo
se va acabando con todos sus malos deseos; en cambio, el que hace la Voluntad
de Dios vive para siempre.”
Primera
carta de San Juan Apóstol (cap. 2)
“¿En
qué pararon el sabio, y el maestro, y el que sabe discutir sobre cosas de este
mundo? Dios ha convertido en tontería la sabiduría de este mundo, puesto que el
mundo no usó su sabiduría para reconocer a Dios donde Él ha mostrado su
sabiduría.”
Primera
carta de San Pablo Apóstol a los Cristianos de Corinto (cap. 1)
Jesús, María, José y también los Santos hablaron al respecto. Veamos algunos mensajes:
Jesús, María, José y también los Santos hablaron al respecto. Veamos algunos mensajes:
“No
sean como el pueblo del tiempo del diluvio que veía a Noé entrando en el arca,
construyendo el arca para salvarse de Mi Ira y que decían riéndose unos a
otros: Comamos y bebamos; casémonos y démonos en casamiento, porque Noé está
loco y nada sucederá; el mundo nunca acabará, nosotros somos los que acabaremos
con la muerte. Por eso, vamos a darnos todos los placeres que querramos, pues
la vida es corta. Sí, aquel pueblo infeliz decía eso, y se reía de Noé hasta el
momento en que él entró en el arca y Yo envié el diluvio y todos fueron
muertos. No sean del número de esos infelices, porque de un momento a otro, Yo
les sorprenderé con un castigo repentino.”
Jesucristo
en Jacareí, 18 de Agosto de 2013, sobre el mundo.
“El
problema del mundo es: el pecado, el alejamiento de Dios, la enemistad contra
Dios y Sus Mandamientos. Ése es el gran mal del mundo y el origen de todos sus
problemas.”
Santa
Lucía en Jacareí, 12 de Septiembre de 2015, sobre el mundo.
“Deben
tener siempre en mente que fueron creados para la santidad, para el Cielo, no
para las cosas transitorias de esta tierra. Pueden usar de ellas mientras ellas
sean medios para servir mejor a Dios, a la Virgen María y alcanzar el Cielo. De
otra forma, las cosas de este mundo sólo les alejarían del Señor y del
verdadero objetivo para el cual fueron creados: El Cielo. Tengan siempre
presente que: deben usar de las cosas de este mundo, pero sin dejarse controlar
y dominar por ellas. Solamente así, gozarán la verdadera libertad y usarán
todas las cosas con el justo peso y medida que ellas merecen. Y solamente así,
su vida será un servicio perfecto a Dios, sin mezcla de intereses humanos y
mezquinos que pueden ser disfrazados sobre el pretexto de servir a Dios.”
Santa
Perpetua en Jacareí, 09 de Agosto de 2009, sobre el mundo.
“El
factor perjudicial más importante dentro de la familia y del hogar es el deseo
por lo material. Es mejor vivir en los jardines y en los campos con el alimento
del maná del cielo, que estar llenos de las abominaciones del mundo.”
San
José en Bayside (EE.UU.), 18 de Marzo de 1978, sobre el mundo.
“El
hombre está estableciendo ídolos para adorar: dinero, poder, materialismo.
Hijos Míos, nada de eso tendrá valor alguno para ustedes cuando dejen este
mundo. Tienen que ahora reunir y almacenar los tesoros en el Cielo si desean y
quieren ir allí.”
La
Madre de Dios en Bayside (EE.UU.), 25 de Julio de 1977, sobre el mundo.
“Sean
esas rosas místicas de amor que emanan esa esencia divina de amor, para
entonces purificar este mundo del olor fétido del gas mortal que liberan todas
las rosas negras de Mi enemigo que él plantó en la humanidad, que son: el
pecado, la violencia, la idolatría a los nuevos ídolos modernos, el placer, el
dinero, el poder, la fama, la gloria, el prestigio, la sensualidad. Para que
entonces, el mundo finalmente sea liberado del gas mortal que esas rosas negras
de Mi enemigo liberan y así, todas las almas puedan de nuevo respirar el aire
de la gracia de Dios, el aire de la salvación.”
La
Madre de Dios en Jacareí, 09 de Julio de 2017, sobre el mundo.
“Vengan
a Mí. Quién viene a Mí, encontrará la vida, encontrará la paz, encontrará el
amor que su corazón busca, busca inútilmente en las cosas del mundo, donde Yo
no estoy, donde Yo no habito. Y por esa causa, cuántos más placeres se dan a sí
mismos, cuánto más cosas materiales y vanas se dan a sí mismos, más vacíos
quedan.”
Existen varios mensajes
sobre el mundo, pero sólo destacamos algunos de ellos. ¿Qué es el mundo? ¿Qué
ofrece el mundo? ¿El mundo y Dios son compatibles? ¿El mundo es necesario para
la salvación? ¿Se puede ser del mundo y de Dios a la vez?
Todas esas preguntas ya
fueron respondidas por las citas escritas arriba, pero ahora explayaremos más
sobre el significado del mundo y lo que ofrece, y lo que debemos evitar para no
perder de vista nuestro verdadero objetivo y nuestra verdadera patria: el Cielo.
En el inicio, Dios creó
el mundo espléndido y bello, sin mancha e imperfección. Dios creó el mundo para
ser el hogar de los seres humanos. Cuando aún no existía el pecado, el mundo
poseía armonía. Después del pecado, el mundo sufrió un gran cambio. El hombre,
dominado por el pecado, comenzó amar al mundo de manera desordenada y comenzó a
detestar a Dios. Las personas que aman al mundo y lo sobre estima sobremanera, son
llamadas de “mundanos”.
Los mundanos aman de
manera desordenada todo lo que el mundo ofrece: bienes materiales, dinero,
poder, placer, comodismo, pasatiempos, diversiones, vanaglorias, vanidades, fama,
honras, éxitos, descanso. Jesucristo mismo advirtió en el Evangelio que los
mundanos no pueden servir a Dios, porque el mundo los tienen esclavizados. Jesús
dijo una vez a Tomás de Kempis, en su libro Imitación de Cristo: “Deja todo y lo tendrás todo.” Como Dios
sabe que el ser humano no puede servir a dos amos, o sea, a Él mismo y al mundo
a la vez, nos aconseja que debemos primero, para servirle en espíritu y verdad,
abandonar las cosas del mundo, despreciar el mundo, olvidar y dejar de lado las
cosas transitorias del mundo que son pasajeras, y es locura vivir para ellas,
sacrificar el alma inmortal por ellas, detestar y mantenerse alejado de Dios, que
es nuestro sumo bien, principio y fin de nuestra existencia, preferir las
cosas pasajeras de este mundo envés de las cosas celestiales y eternas.
El mundano es
materialista, el Cristiano es espiritual. El mundano gusta de las cosas vanas y
pasajeras, el Cristiano gusta de las cosas eternas. El mundano ama al mundo, el
Cristiano ama a Dios. El mundano tendrá como paga la condenación eterna, el
Cristiano tendrá como paga la salvación eterna. El mundano irá al infierno, el
Cristiano irá al Cielo. El mundano tendrá al demonio como compañía, el
Cristiano tendrá a Dios a su lado eternamente. El mundano odia a Dios con sus
actitudes y malas obras, el Cristiano ama a Dios y cumple Sus Mandamientos. El
mundano vive desenfrenadamente este mundo porque la vida es corta, el Cristiano
vive en este mundo, pero no pertenece a este mundo y sabe que la verdadera vida
está en el Cielo.
¿Cuáles
son las cosas del mundo que debo dejar si quiero vivir de acuerdo a la Voluntad
de Dios? Es la pregunta tonta que se hacen aquellas personas
que no quieren dejar ‘todo’ por Dios y que tienen demasiada estima humana, y no
piden luces al Espíritu Santo para que les dé sabiduría. He aquí algunos ejemplos
de lo que el mundo ofrece:
Materialismo:
Mal
uso de la televisión: novelas, series, películas y dibujos
animados mundanos, que apuntan al mundo; programas vanos y pervertidos, que
apuntan a la vanagloria, a la fama, a la riqueza y a la diversión; los
noticieros, que sólo tienen interés en mostrar cosas que incitan al odio,
rencor, división, etc. Programas deportivos que incitan: insultos, rivalidades,
griteríos, idolatría al deporte (en gral el futbol), etc.
Mul
uso de la internet: animes y mangas, dibujos japoneses que
apuntan al amor del mundo; pornografía, fotos, chistes y vídeos obscenos, que
incitan a los placeres de la carne; blogs y páginas web contrarias a Dios y a
Su Ley de amor; mal uso de las redes sociales, que deberían ser fuentes de
gracias para hacer conocer más a Dios y a Su Madre de todos; músicas y vídeos
de artistas mundanos que incitan al amor del mundo, etc.
Mal
uso del celular, de la PC y consolas: mal uso de aplicaciones
como: whatssap, telegram, facebook, twiter, youtube, google +, blogs, que en su
mayoría son utilizados para fomentar el pecado y amor al mundo, cuando deberían
usarse para dar a conocer la Voluntad de Dios y Su Amor; mal uso de las
herramientas de la informática como: word, powerpoint, corel, wondershire,
paint, etc., utlizados por la mayoría para fomentar más el amor a las cosas
transitorias. Videojuegos mundanos, violentos, satánicos y obscenos, que son
distracciones y pasatiempos para no servir a Dios, envés de orar, rezar en familia,
hacer apostolados de oración, grupos de oración entre vecinos para la salvación
de las almas, etc.
Pecados
morales y sociales que incitan al amor del mundo:
Chistes, bromas
obscenas contra el prójimo, risas frenéticas, malos gestos, pensamientos
mundanos, amor desordenado al trabajo, a la familia, a las criaturas, a las
cosas creadas, a los animales, al negocio, playas, shoppings, centros
comerciales, vestimentas caras y vanas, amor desordenado al dinero, al poder, al
egocentrismo, éxito, fama, prestigio, la vida es corta y debe ser aprovechada
en los placeres y deleites carnales, estadios, conciertos mundanos, idolatría
al deporte (futbol en gral.), rivalidad en el deporte, poner al deporte en primer
lugar en la vida, músicas mundanas, bares, clubes mundanos, discotecas, farras,
drogas, bebidas alcohólicas desenfrenadas, amistades mundanas, obsesión por
verse en las fotos, espejos, ser el centro de atención, culto al
cuerpo, gimnasios, fiestas paganas, reuniones paganas, etc.
Para finalizar, sólo
tenemos dos opciones: amar a Dios sobre
todas las cosas o amar al mundo sobre todas las cosas. La decisión es tuya.
La verdad libera, la verdad es Dios, la verdad
condena la tibieza, la verdad salva:
“A
quién mucho se le da, también mucho se le pedirá; a quién mucho se le confía,
se le exigirá mucho más.”
Evangelio
de San Lucas (cap. 12)
“Porque
si continuamos pecando intencionalmente después de haber conocido la verdad, ya
no queda más sacrificio por los pecados.”
Carta
de San Pablo a los Cristianos Hebreos (cap. 10)
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