LAS
APARICIONES DE GÉNOVA
“Nuestra Señora de la Guardia”
En el Santuario de Jacareí,
gracias al pedido de Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz, es difundida
la historia de Sus Apariciones ocurridas en Génova, Italia. El vidente Marcos
Tadeo ha hecho una película contando estos hechos maravillosos ocurridos en
1490.
Un humilde pastor cuidaba su
rebaño cerca de Génova. Cuando repentinamente se le apareció la Madre de Dios.
Para ordenarle que le construyera un santuario sobre el Monte Figogna. Según la
tradición, el hecho aconteció el 29 de Agosto de 1490.
En algunas ocasiones Nuestra
Querida Madre del Cielo ha dicho en Jacareí:
“…Cómo Yo deseo que Mis
hijos conozcan Mis Apariciones en Knock, en Génova y
en Vicenza. Cuántos hijos Míos no conocen estas Mis
Apariciones, que Mi obedientísimo hijo Marcos reveló a ustedes, dio a conocer a
ustedes a través de la película: Voces del Cielo 9.
Deseo por eso que
ustedes den 10 películas para 10 hijos Míos que no conocen estas Mis
Apariciones. Para que así, Mis hijos vean lo cuánto amé el mundo, lo cuánto amé
a Mis hijos a lo largo de los siglos, cuánto hice por ellos, cuántas
Apariciones Yo realicé en la tierra, cuántas gracias Yo traje, cuántos castigos
Yo barrí, cuántas epidemias, cuántas pestes Yo aniquilé con Mis Apariciones,
salvando a millones de hijos Míos e impidiendo que la raza humana fuese extinta
de la faz de la tierra.
Sí, siempre mostré Mi
Amor a Mis hijos, sobre todo, cuando precisaban más de Mí, cuando sufrían, allí
estaba Yo, apareciendo en la tierra para decirles:‘No tengan miedo de nada Mis hijos, porque Yo estaré con ustedes todos
los días y los protegeré.’
Quiero que Mis hijos conozcan
Mi Amor y así, vengan hasta Mí para recibir de Mí, Mi Llama de Amor y así, Yo
transforme el mundo entero en Mi Reino Materno de gracia, belleza, paz y amor. …A todos bendigo con amor: de KNOCK… de GÉNOVA… y de
JACAREÍ.” [María Santísima, 27/08/2017]
***
“¡ADELANTE! Ustedes son Mi última esperanza, no se
desanimen, Yo lucho con ustedes y por medio de ustedes. Yo también lucho por
ustedes, los Ángeles luchan con ustedes y luchan por ustedes.
¡ENFRENTE! Con el Ejército Celeste, la victoria de ustedes
es más que segura. A todos les bendigo con amor: de KNOCK… de VICENZA… de GÉNOVA… y
de JACAREÍ.
La Paz hijitos Míos. La Paz Marcos el más ardiente de Mis
Siervos, de Mis Apóstoles, de Mis Guerreros de Amor.” [María Santísima, 24/08/2014]
***
“…A todos en éste momento, bendigo y digo: Cada uno de ustedes que están aquí fue
escogido por Mí personalmente, cada uno que Me oye ahora por medio de la
transmisión de Mi Aparición, sepa que fue elegido por Mí personalmente y que Yo
les amé con todo Mi Corazón así mismo como son ustedes y deseo llevarles a una
grande transformación, a una gran santidad.
Mis hijos, por ustedes Yo también cambio reinos como dice el Señor, ustedes son preciosos para Mí y con amor eterno Yo les amé y les he amado.
Mis hijos, por ustedes Yo también cambio reinos como dice el Señor, ustedes son preciosos para Mí y con amor eterno Yo les amé y les he amado.
A todos hoy bendigo con amor, de LOURDES... de GÉNOVA... y de JACAREÍ.
¡La Paz Mis hijos! ¡La Paz a ti Marcos el más obediente y esforzado de Mis hijos”. [María Santísima, 29/09/2013]
EL VIDENTE Y EL LUGAR DE LAS APARICIONES
El vidente,
Benedicto Pareto era un humilde campesino de Livellato, un pequeño pueblo del
valle de Polcevera, próximo a Génova. Donde vivía con su esposa y sus dos
hijos, Bartolomé y Pascual.
El monte
Figogna, que se eleva cerca de 800 metros sobre el nivel del mar, domina el
valle Polcevera. El más industrial valle de los alrededores de Génova, donde
están instalados hoy numerosos establecimientos de petróleo.
En los tiempos
de las apariciones, el valle entero era predominantemente habitado por
campesinos y modestos artesanos.
En
la parroquia de Livellato y precisamente en la localidad dicha “Paretti”, se
había formado un antiguo núcleo de familias, que de la localidad, tomaron el
apellido Paretto. A una de ellas pertenecía el humilde campesino Benedetto, que
vivía en la segunda mitad del siglo XV.
Benedetto
(Benedicto en español) era un hombre simple, trabajador y piadoso; siempre
saludaba a la Madre de Dios en la hora del Ángelus, estimado por sus
copaisanos, y sobre todo querido por Dios y por su Santísima Madre. Tenía una
esposa -de la cual ignoramos el nombre- y dos hijos: Pascual y Bartolomeo.
Fue
en el monte Figogna que se le apareció la Virgen María. Pero el gran
acontecimiento, el más grande que registra la historia de Génova cristiana, no
poseemos un relato sincronizado. Sin embargo, los documentos y las pruebas del
hecho son tales y tan simples que lo rinden absolutamente cierto.
LA
PRIMERA APARICIÓN
La
narración más antigua de la prodigiosa aparición es la de la célebre “Memoria”
del año 1530.
Este
documento dice encontrarnos cerca del año 1490 con Benedetto Paretto sobre el
monte Figogna trabajando.
Mientras
Benedetto esperaba que le trajesen de su casa algo de comer alrededor de las 10
hs. de la mañana. Y se daba vueltas de vez en cuando para ver si venía alguno.
Y
he aquí que vio de improviso una majestuosa Señora. Que por la belleza de su
rostro, la dulzura de sus modos, el esplendor sobrehumano que la circundaba, no
se manifestaba como un personaje de la tierra, sino como Reina del Cielo.
Es
fácil imaginar el estupor de Benedetto ante esa aparición porque siempre tal es
el primer efecto que producen en los mortales las visiones celestes.
La
Virgen Santísima estaba vestida con una túnica roja opaca, un manto azul y un
velo blanco. La Virgen sujetaba al Niño Jesús en sus brazos.
Benedetto
preguntó a la Bella Señora: ¿Qué deseas Oh Noble Señora?
Pero
la Santísima Virgen María lo confortó diciéndole dulcemente: “No temas, oh
Benedetto. Yo Soy la Madre de Dios, la Madre de Jesucristo, la Señora de la
Guardia. Yo vine para confortarte.
Los hombres son tan miserables e indignos por
sus pecados. Recen mucho y hagan penitencia, que todos se arrepientan de sus
pecados y hagan mucha penintencia”.
E
indicándole con la mano al sitio, le dijo: “Benedetto, bien allá en lo alto de aquella Montaña, de
aquella Colina, Me construirás una Iglesia. Este Monte será un Trono de Gracia
y Misericordia donde Yo daré Mi auxilio a todos Mis hijos”.
“Señora, -replicó Paretto-, yo estoy listo a hacer todo aquello que me encomendares. Pero
soy tan pobre, y fabricar sobre este monte tan alto y tan desierto, llevará
tanta fatiga y tanto gasto que yo espero poder hacerlo” .
“Benedetto, -replicó María Santísima- no temas Mi hijo; Yo estaré contigo y te ayudaré Mi amado
pequeño”.
“Y bien, -concluyó Paretto – en Vos confío, oh, Mi Señora, pondré manos a la obra
encomendada” .
Y
la Virgen María, alzándose hacia el cielo, dejó el alma de Benedetto plena de
celeste consolación. Solamente deseoso de hacer conocer a todos la celeste
aparición, bajó rápidamente del monte hacia la propia casa.
Pero
su mujer, al oír aquello que de la aparición contaba su marido, por incrédula
lo escarnió. Y Benedetto, por este escarnio quedó tan abatido y humillado, que
no osó hablar más de esa aparición.
LA SEGUNDA
APARICIÓN
Un
día Benedetto, al ir hacia el trabajo, subió sobre una higuera para desayunar. La
rama sobre la cual tenía el pie se rompió, y él se cayó a tierra, quedando tan
mal de esa caída que fue llevado en brazos por otros hombres a su propia casa,
y los médicos lo dieron por muy grave.
Y
el pobre pensaba en prepararse con los actos de religión, al último pasaje, y
se condolió de no haber obedecido a la Reina del Cielo, y en aquella caída
reconoció el castigo de su desobediencia. Pero la Piadosa Madre Celeste se le
apareció una segunda vez cerca del lecho y le dijo:
“Benedetto, porqué demoraste en cumplir Mi
orden? El Señor Me envía nuevamente para decirte que construyas Mi Iglesia
sobre el Monte que te indiqué, para tanto te curaré ahora, para que des prisa a
aquello que Yo te mandé.”
Y
dulcemente reprochándole su desobediencia le recordó la orden de hacerle la
capilla, y partiendo lo dejó perfectamente sano.
Hasta
aquí comenta lo antedicho la citada “Memoria”.
La
curación fue instantánea, y tuvo muchos testimonios, cuantos eran aquellos que
lo habían visto enfermo, o habían escuchado hablar de él. Por lo tanto todo el
pueblo fue la prueba tangible de la doble aparición y dio crédito a la palabra
de Benedetto.
Por
lo cual esta vez le fue favorable no sólo callar a su mujer, sino tener ayuda
de brazos y dinero para fabricar la Capilla, que pronto se comenzó y se condujo
a término.
La
segunda parte de la Memoria es la confirmación del hecho de la aparición con
otras particularidades sobre el origen del Santuario, hecho sobre el testimonio
de tres hombres interrogados a propósito.
Dichos
hombres Nicheroso Parodi, Bartolomeo Piccalunga y Franco Venando,
respectivamente de Cesino, de Morego y de Livellato, todos entre 85 y cerca de
99 años de edad, los cuales declararon haber visto y conocido a Benedetto
Paretto.
El
que andaba recolectando limosna por todo el valle, diciendo querer edificar una
Capilla en honor de la Virgen, de la cual decía tenía orden de hacer. En poco
tiempo consiguió edificar la Primera Capilla en Honor a Nuestra Señora de la
Guardia.
Con
el crecimiento del flujo de peregrinos, fue necesario la construcción de una
Iglesia Mayor, y que hoy día es la Basílica de Nuestra Señora de la Guardia.
LA
ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA GUARDIA
La
Madre de Dios ha dicho que Ella era Nuestra Señora de la Guardia, además de Ser
Madre de Dios, Madre de Jesucristo. Veamos entonces el porqué Ella se atribuyó
este título de “Nuestra Señora de la Guardia”.
Es
preciso saber que era uso antiguo cerca de los griegos y los romanos y otros
pueblos colocar sobre los montes, especialmente a lo largo del litoral, puestos
de guardia o semáforos.
Los
cuales deberían señalar el avecinarse de los enemigos en tiempo de guerra, o
también de naves infectadas en tiempos de epidemia.
De
estas guardias derivó el nombre de “Guardia” al lugar mismo donde éstos se
colocaban, y por lo tanto se designaban aquellos lugares “Cabo de la Guardia”,
“Monte de la Guardia”, etc..
El
cual puede haber sido también el nombre dado al monte Figogna, dada su posición
eminentemente estratégica y consiguientemente al Santuario en él eregido.
Pero
la razón principal de este título aplicado a la Virgen debe ser buscada en la
fe del pueblo cristiano.
El
cual es llevado como instintivamente a ver la Santísima Virgen como la
personificación de la protección, defensa, guardia, en todos los peligros.
Por
lo tanto, sabemos que este título fue dado de tiempo antiquísimo a la Virgen y
no nos maravillaría que la misma Virgen aparecida sobre el Figogna y se haya
dado este bello título así misma, que encontramos en los documentos más antiguos.
El
analista Mons. Giustiniani, en 1535, la indica “Nuestra Señora de La Guardia”,
y en un acto de 1574 leemos “Iglesia de la B. V. del Figogna o como vulgarmente
se dice, de La Guardia”.
Y
la Virgen mostró con los hechos ser verdaderamente guardia y protectora del
pueblo genovés.
Lo
salvó de hecho desde el inicio, de la herejía luterana, que infectaba toda
Europa con inmenso daño de las almas, mientras Liguria.
No
obstante el contacto continuo de Génova, son los herejes de más allá de los
Alpes, que la frecuentaban por razones de comercio, fue totalmente inmune.
Y
así siempre en el curso de los siglos, Nuestra Señora de La Guardia fue
defensa, la guardia, el refugio de los genoveses en todos los peligros, en
todas las necesidades.
Como
atestiguan los votos y péndulos del Santuario, y la voz unánime de sus devotos.
LA
CONSTRUCCIÓN DEL SANTUARIO
Con
la ayuda de sus hijos y el vecindario, Benedicto comenzó a construir la
capilla. Tarea a la que se sumó la familia Ghersi, aportando una importante
suma de dinero. Y una bella imagen de mármol para el altar, que representaba a
Nuestra Señora con el Niño en brazos.
Cuando
el templo estuvo terminado, comenzaron a acudir los fieles en gran número.
Sin
embargo, poco después se pudo comprobar que no era suficiente para tantos, razón
por la cual, se decidió levantar una iglesia mayor, capaz de recibir a las
grandes multitudes que llegaban permanentemente del norte de Italia y de la
misma Francia.
Este
Santuario está construido sobre el Monte Figogna, cerca de la ciudad de Génova.
Entre
los Santuarios que entornan la ciudad de Génova, casi todos dedicados a la Gran
Madre de Dios, aquel de La Guardia fue definido por Benedetto XV: “El Santuario
príncipe de la Liguria tierra”.
De
la cumbre del Figogna, dicha también “de La Guardia”, se domina un sugestivo
paisaje que degrada hacia el mar.
En
los días más límpidos, los tripulantes de las naves, que llegan de todas partes
del mundo, pueden vislumbrar en alto el Santuario, faro luminoso para las almas
en busca de luz y guía.
La
primera construcción del santuario pertenecería al siglo XIII.
Aunque
el primer documento que lo menciona es del año 1528, dado el hallazgo casual,
según cuenta la tradición, de una estatuilla de la Virgen que probablemente
había sido ocultada durante la época de las invasiones bárbaras. Entre 1715 y
1718 se realizó una ampliación.
La
fachada es muy elegante, con un pórtico sostenido por cuatro columnas. El
interior, con frescos de los hermanos Avondo, del siglo XIX, está coronado por
bóvedas vaídas y cubierto por cuadros votivos y manifestaciones de la fe
popular.
Son
dignos de notar los tres altares de madera del siglo XVIII y la estatua de la
Virgen milagrosa sentada con el niño (Siglo XIV).
En
el antepecho interno de la fachada, a la izquierda, hay una piedra ovalada que
sirve de limosnero; tiene grabada la sigla IHS y el escudo de los Vallaise.
En
la plazoleta delante de la iglesia hay una bonita fuente con columna, con un
mascarón de 1642 y una pila excavada en un único bloque de piedra.
Detrás
de la iglesia están el campanario y la casa de los peregrinos, con un elegante
soportal con vista a la llanura.
LA
DEVOCIÓN POR EL MUNDO
La
devoción a Nuestra Señora de la Guardia se difundió por el valle de Polcevera
primero, por la Liguria después.
Y
finalmente por toda Italia, convirtiéndose en la advocación preferida de los
antiguos navegantes genoveses.
En
1915 el Papa Benedicto XV elevó el Santuario a Basílica Menor mandando además,
colocar una imagen de la Virgen de la Guardia en los jardines del Vaticano.
Desde
el monte Figogna, la devoción se expandió por el mundo siendo de destacar los
santuarios del Piamonte, América y África pertenecientes a la Pequeña Obra de
la Divina Providencia, fundada en Tortona.
En
la Argentina, San Luis Orione en persona atribuyó a un milagro el que Monseñor
Francisco Alberti, Obispo de La Plata, le concediese la abandonada iglesia de
Victoria, en el partido de San Fernando, para iniciar desde allí su apostolado.
“Vine a la Argentina a levantarle una iglesia –exclamó al
ver la imagen de la Virgen genovesa sobre una caja de madera, a un costado del
altar – pero ella fue mucho más diligente y me la entrega hecha”.
La
advocación a Nuestra Señora de la Guardia llegó a Bernal en 1891.
Cuatro
años más tarde se bendijo la capilla que en 1914 se erigió como Parroquia
atendida por los Salesianos de Don Bosco.
El
7 de Septiembre de 1986 el Obispo de Quilmes, Monseñor Jorge Novak, declaró a
Nuestra Señora de la Guardia patrona principal de la ciudad de Bernal.
En
1990 Monseñor Giovanni Canestri, Arzobispo Emérito de Génova, puso bajo su
auspicio la misión diocesana que dos años después se puso en marcha en el
barrio de Guaricano, Santo Domingo, República Dominicana.
[Ver aquí] los demás Santuarios e Iglesias en honor a Nuestra Señora de la Guardia alrededor del mundo.
[Ver aquí] los demás Santuarios e Iglesias en honor a Nuestra Señora de la Guardia alrededor del mundo.
Todos
los 29 de Agosto la Iglesia celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Guardia,
patrona de Génova, fecha en la que, según la tradición, se produjo su aparición
en los alrededores de Livellato.
VOCES
DEL CIELO Nº 9 REALIZADA POR EL VIDENTE MARCOS TADEO
ORACIÓN
A NUESTRA SEÑORA DE LA GUARDIA
(La súplica siguiente es recitada por el Cardenal Arzobispo de
Génova, a las diez horas de cada 29 de Agosto, en la hora y en el día de
la primera aparición sobre el Monte Figogna)
Oh, María,
nuestra dulce madre y amorosa custodia,
recordando tu aparición a Benedetto Pareto en la cumbre del monte Figogna, recibe nuestro homenaje lleno de gratitud y de confianza.
Tú escuchas siempre las oraciones de tus hijos,
en el modo y en el tiempo querido por la Providencia de Dios;
desde que te has aparecido sobre la Santa Montaña a Nuestro Humilde hermano,
has hecho descender sobre quienes has invocado tu intercesión
copiosas bendiciones.
Reconocemos que somos indignos de tu bondad,
pero por esta razón esperamos tu amor de Madre
que nunca rechaza la ayuda a sus hijos más débiles y pecadores,
y por lo tanto más necesitados por la misericordia de Dios,
para que se conviertan y obtengan tu perdón.
Implora de tu Divino Hijo la salud del alma y del cuerpo,
consuela a quien llora,
inspira concordia donde hay incomprensión,
da fuerza a quien es perseguido,
paciencia a quien esta atribulado,
lleva a todas partes la serenidad, la paz y el gozo.
Ayúdanos, con tu ejemplo de plena fidelidad al Señor,
a custodiar en nosotros el preciosismo don de la vida Divina
que Jesús nos ha merecido con su muerte y resurrección
y nos ha dado en el Bautismo
que nos ha hecho miembros de la familia de Dios, la Iglesia,
de la que Tú eres la Madre.
Agradecidos por tantos dones
pide para nosotros al Señor:
fe sin tinieblas,
esperanza inquebrantable
y caridad ardiente.
Así, después de haber caminado en la vida terrena con los hermanos
hacia los bienes que la bondad de Dios nos ha prometido,
podremos alcanzar la eterna felicidad en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
AMÉN
recordando tu aparición a Benedetto Pareto en la cumbre del monte Figogna, recibe nuestro homenaje lleno de gratitud y de confianza.
Tú escuchas siempre las oraciones de tus hijos,
en el modo y en el tiempo querido por la Providencia de Dios;
desde que te has aparecido sobre la Santa Montaña a Nuestro Humilde hermano,
has hecho descender sobre quienes has invocado tu intercesión
copiosas bendiciones.
Reconocemos que somos indignos de tu bondad,
pero por esta razón esperamos tu amor de Madre
que nunca rechaza la ayuda a sus hijos más débiles y pecadores,
y por lo tanto más necesitados por la misericordia de Dios,
para que se conviertan y obtengan tu perdón.
Implora de tu Divino Hijo la salud del alma y del cuerpo,
consuela a quien llora,
inspira concordia donde hay incomprensión,
da fuerza a quien es perseguido,
paciencia a quien esta atribulado,
lleva a todas partes la serenidad, la paz y el gozo.
Ayúdanos, con tu ejemplo de plena fidelidad al Señor,
a custodiar en nosotros el preciosismo don de la vida Divina
que Jesús nos ha merecido con su muerte y resurrección
y nos ha dado en el Bautismo
que nos ha hecho miembros de la familia de Dios, la Iglesia,
de la que Tú eres la Madre.
Agradecidos por tantos dones
pide para nosotros al Señor:
fe sin tinieblas,
esperanza inquebrantable
y caridad ardiente.
Así, después de haber caminado en la vida terrena con los hermanos
hacia los bienes que la bondad de Dios nos ha prometido,
podremos alcanzar la eterna felicidad en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
AMÉN
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Página Oficial del Santuario: http://www.santuarioguardia.it/
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