“Amados Hijos Míos, Amado Pueblo Mío, Yo el Espíritu, el
Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, vengo nuevamente
hoy para bendecirles y darles la Paz.
Soy la Verdad, Yo Soy la Vida, Yo Soy aquel que da al hombre
las Virtudes, los Dones, conocimiento de Dios, Yo Soy aquel que era la vida de
sus vidas. Yo Soy aquella Luz, sin la cual todo hombre camina en las tinieblas.
Vengan a Mí, quién viene a Mí encontrará la Vida, encontrará
la Paz, encontrará el Amor que su corazón busca, busca inútilmente en las cosas
del mundo, donde Yo no estoy, donde Yo no habito. Y por causa de eso, cuantos
más placeres se dan a sí mismos, cuanto más cosas materiales y vanas dan a sí
mismos, más vacíos quedan.
Vengan a Mí y Yo les daré Mi Amor, amor tan grande y tan
fuerte que con lo cual no tendrán más ninguna necesidad de placeres, de pecados
de impureza para que se sientan felices, completos y con la alegría en
plenitud.
Yo Soy la alegría, fuera de Mí no pueden tener alegría, en el
pecado no pueden nunca encontrar la alegría.
Yo Soy la felicidad y la Paz, fuera de Mí, en el pecado, en
lo que es contrario a Mí, en lo que Me ofende, solo encontrarán ilusión y
amargura.
Vengan a Mí, porque Yo, Yo les daré la Verdadera Paz.
¡Paz, Paz, Paz! Ésta es la finalidad de Mis Apariciones aquí
con Mi Esposa Mística, acompañada de todos los Ángeles y Santos, de Jesús y del
Padre Eterno. Ésta es la finalidad de Nuestras Apariciones aquí, darles la
“Verdadera Paz del corazón”, enseñarles que con el pecado, en el pecado nunca
tendrán la Paz. Donde hay pecado no puede haber Paz, en los placeres, en los
pecados de la carne, en las cosas vanas del mundo, nunca, nunca encontrarán la
felicidad y la Paz porque solo Yo puedo dar la Paz y en esas cosas Yo no estoy
y nunca estaré.
Vengan a Mí para que Yo pueda darles la Paz, la Paz del
corazón, que sus almas tanto busca y nunca encontrará. Ya están cansados,
fatigados de buscar la Paz y la felicidad sin nunca encontrar. Gastaron sus
vidas en los caminos equívocos del pecado buscando la felicidad, la plenitud de
la vida y de la alegría.
Yo estoy aquí para despertarles de sus errores, para
quitarles de esa ceguera espiritual y para hacerles entender que solamente en
Mí y Conmigo tendrán la Verdadera Paz, tendrán la Verdadera Felicidad que sus
corazones buscan.
Yo Soy la Vida, fuera de Mí todo es muerte, todo es caos,
todo es fin, todo es sufrimiento. Solamente en Mí la vida de ustedes será
bendita, solamente en Mí tendrán la Paz de la vida, solamente en Mí tendrán el
amor, la Paz y la alegría del Cielo que ya les hará ante gozar, ante vivir
aquellas delicias que las almas de los Santos, de los Bienaventurados gozan en
el Paraíso junto a Mí y en la plena visión de Mí.
Vengan a Mí, pues, Yo Soy aquel que su corazón busca. Yo Soy
aquel por el cual tu alma clama. Yo Soy aquel por el cual tu alma gime día y
noche. Venga a Mí Mi Hijo, no importa como estés y como seas, ven a Mí y Yo te
daré Mi Gracia, daré Mi Amor. La única cosa que exijo de ti es la renuncia
sincera del pecado, que desprecies este Mi enemigo que tanto Me ofende y Me
deja triste.
Y si Yo veo que en ti hay de verdad la renuncia sincera del
pecado, no puedes imaginar las locuras divinas de amor que Yo haré por ti, para
inflamarte de Amor, para elevarte, para purificar tu alma, perfumarlas con Mis
Gracias y Dones, para transfigurarlas, elevarlas, divinizarlas, o sea, transformarlas
en Mí mismo. O sea, unirte tanto a Mí, al punto que participes un día de Mi
Gloria y de la Felicidad que Yo doy en el Paraíso, que Yo tengo en el Paraíso.
Entonces, verás Hijito Mío, cuanto amor te tengo, como Soy
para ti verdaderamente, Padre, Maestro, Hermano, Amigo, Esposo, Defensor y
Pastor. Verás cómo verdaderamente aquí
en estas Apariciones que Yo no podía hacer más por ti de lo que tengo hecho.
He aquí a Mi Esposa Divinal, María, tú la has hecho llorar,
tú la hiciste sufrir Hijo Mío, tu tardanza en atender Sus súplicas, tu
preferencia por ti mismo y por el pecado. La has torturado todos los días, sin
nunca hacer cesar el martirio de Su Inmaculado Corazón. Dejen de torturarla,
dejen de martirizarla, dejen de hacerla sufrir así, o si no Me enojaré contigo
y te repeleré de Mi faz, te expulsaré de Mi faz y te entregaré a merced de tus
y Mis enemigos. Y digo: “Que grande será
tu ruina, grande será tu tormento”
No torturen más a María, Mi Castísima Esposa, que tanto te
ama y aquí ha buscado tu bien, ha buscado tu salvación por todos los medios y
de todas las formas. Vea el sufrimiento de esta tu Madre que incluso siendo
herida por ti, incluso siendo traspasada por ti día y noche por tus pecados,
omisiones, pensamientos, tu sensualidad, tu impureza, tu rebeldía, tu vanidad,
tu lujuria, tu soberbia, tu auto adoración, tu auto gobierno. Incluso siendo
traspasada por ti continuamente, rebelde como Satanás, rebelde como el demonio,
la has hecho sufrir.
Incluso así, Ella ha esperado por ti, Ella ha luchado por ti,
Ella ha ofrecido Sus Lágrimas y Sus dolores por ti, delante de Mí, todos los
días de tu vida para que Yo no castigue, para que Yo no te trate como merecen
tus pecados, para que Yo tenga aún paciencia contigo, que aún no voltee Mi
rostro contra ti, pero que aún te extienda la mano y te de Mi Gracia.
Ve como por Ella, por el Amor que Ella te tiene y por el amor
que Ella tiene a Mí, aún una vez te extiendo la mano. No vengo para condenarte
pero vengo con Mi Gracia, para curarte, para liberarte y santificarte. Si hoy, si
hoy sale de tu corazón un acto sincero de amor, de arrepentimiento de tus
pecados, de renuncia a ellos, si hoy sale de dentro de tu corazón un acto de
entrega, de donación un “sí” sincero a Ella y a Mí, hoy mismo comenzaré a hacer
en ti maravillas tan relucientes que ni siquiera podrás reconocerte a ti mismo
con aquello que he de hacer por ti.
¿Qué es imposible para Mí? ¿Para Mí que abrí con el Padre y
el Hijo el mar rojo para Moisés y su pueblo electo? ¿Qué hice brotar agua de la
roca, caer el maná del Cielo? Yo con que hice que una mujer vieja, estéril,
concibiese El Precursor. Yo que hice con que una doncella, concibiese, diese a
luz al Verbo, sin dejar de ser Virgen, permaneciendo intacta toda la vida. Yo
que di a tantos Santos y Mártires el coraje heroico para hacer todo lo que
hicieron y transformar el mundo. ¿Qué será imposible para Mí en tí? ¿Qué me
podrá detener en tí?
Ah! Bien debes saber que la única cosa que podrá detenerme en
ti es “tú mismo”, con tu voluntad rebelde, mala, llena de malas inclinaciones,
sensual y vanidosa, soberbia y orgullosa. Solo tú mismo con tu “no”, tu
obstinación podrán impedirme de actuar en ti. Porque respeto tu libertad,
porque te amo y espero tu “sí”, no porque seas más débil de que tu voluntad, de
que tú mismo. Bien podría obligarte, haciendo caer sobre ti castigos y males
físicos para hacerte curvar delante de Mí, pero no sería obediencia por amor.
Quiero la obediencia de amor, quiero amor de obras, quiero
obediencia de obras, quiero adoración de obras, quiero el “sí” de obras, como
fue el sí de los Santos y de Mi hijito Marcos.
Si Me dieran hoy este “sí” concreto y verdadero, no podrás
imaginar las locuras divinas de gracia y de amor que realizaré en tu alma. Tú
serás un sol resplandeciente de santidad y contra ti las tinieblas de Satanás
nada podrán e iluminarás el mundo entero, reflejando Mi luz. Y toda alma viendo
tu claridad querrán también entrar en esta claridad para finalmente ver la
verdad, recibir Mi Amor, recibir Mi Paz, tener el influjo de Mi gracia en sí.
Con tu claridad en este mundo tenebroso, envuelto en
tinieblas, oscurecido por Mi enemigo, finalmente será iluminado y libertado y
Mi Reino de Amor vendrá a ustedes, vendrá en este mundo y ustedes conocerán un
largo, un gran periodo de paz, alegría y santidad que Yo estoy preparando para
ustedes.
Generación Mía, Pueblo Mío, Mis hijos, hijo Mío que Me
escuchas ahora, no temas en aproximarte de Mí, porque Yo vengo para salvarte.
Vengo una vez más para llamarte para el refugio seguro, para el aprisco, para
Mi Amor. Donde Yo te pastorearé, donde Yo mismo te guardaré, te alimentaré y te nutriré con los alimentos saludables y
salvíficos de Mi Mano.
Ven a Mí, hijo Mío que tanto amo. Yo que quiero habitar en
ti, en el templo de tu alma, entroniza en tu corazón a María y viéndola ahí Yo
no resistiré, bajaré a tí y en ti viviré y permaneceré para siempre.
Hijo Mío, el amor que te demostré en estas Apariciones no lo
demostré ni a muchas generaciones, ni a muchos Pueblos y Naciones y te lo
demostré a ti. Yo podría haber venido a otros muchos más santos que tú y
mientras tanto vine a ti, criatura pecaminosa, que solo Me ofendías y Me
traspasabas. Y en vez de juzgarte y castigarte como tú merecías, vine a tí con
amor, para levantarte del lodo de tu pecado, del pantano de tu impureza, de la
miseria de tu indigencia espiritual y aquí te favorecí, te elevé, te enriquecí
con Mis gracias, Mis dones, Mi paz y Mi amor.
¿Qué más Yo podría hacer por tí? Te di aquí todos los tesoros
de Mi Corazón de manos llenas, tú puedes coger tanto cuanto el recipiente de tu
alma pueda cargar y recibir.
Te amo, te amé con amor eterno y en este amor te seguiré
amando hasta que Me escuches, hasta que Me entiendas, hasta que te des a Mí.
Yo deseo que continúen rezando todas las Oraciones que aquí
se les fueron dadas todos los días, por ellas estoy transformándoles en templos
perfectos, perfumados, iluminados, santificados para Mí. Por ellas realizo en
ustedes las grandes obras de amor, del corazón de María y también del Mío. Por
ellas verdaderamente transformo tu alma en Mi segundo Cielo, en Mi Jardín de
descanso.
Estoy mirando ahora para cada uno de ustedes con amor,
penetro en sus corazones, sondeos sus almas, veo todo lo que hay en ustedes, y
les digo: “Les amo, les amo por todo, les amo a pesar de todo, les amo por
encima de todo y quiero salvarles contra todo y más que todo”.
Vengan a Mí, Yo les amo, fui Yo quien les atraje de toda
iniquidad y les traje al camino de la vida. En los sufrimientos, en las pruebas
y dificultades, Yo estoy con ustedes y aunque tengan que atravesar el valle de
la muerte no están solitos. Yo estoy con ustedes en la tribulación , el
sufrimientos y nunca les dejaré. Quien está Conmigo nunca caminará en las
tinieblas, nunca caminará solito.
A todos ustedes bendigo por María, con María y en María: de
JERUSALÉN..., de NAZARETH...y de JACAREÍ.
La Paz Mis hijos, reciban Mi Paz, reciban Mi Gracia, reciban
Mi Amor, reciban la Fortaleza, reciban Mi Piedad, reciban el Santo Temor de
Dios, reciban el Consejo, la Ciencia, la Sabiduría, el Amor y todos Sus Frutos.
La Paz Marcos, el más obediente y dedicado de Mis Siervos, tu
vida siempre fue un incienso ardiente de adoración y perfecto amor a Mí, a
María, a quién amas inflamadamente como Yo mismo te enseñé y te hice amar. Y
cuando este incienso que es tu vida se consuma todo, subirás a Mí, hasta Mi
Trono de Gloria en el Cielo y aquí recibirás de Mí la Corona Luminosísima que
te está reservada.
(Marcos):“También quería pedirte Señor Espíritu Santo y a ti
también Mi Amadísima Madre del Cielo que bendigan estas dos imágenes peregrinas
que están aquí, una que irá con mi amigo Luis Marcos para Colatina-ES, para que
él pueda peregrinar en las casas, dígnense bendecirla para que todas las
familias visitadas reciban la bendición de ustedes, la gracia de ustedes, sean
salvadas. Y también esta otra que mi amigo Gabriel llevará consigo para su
región para ser entronizada en una capilla que ellos hicieron en lo alto de un
monte y que va ser consagrada, dedicada a ti Madre del Cielo, con el título de:
Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz de Jacareí.
Por favor, dígnense de bendecir estas imágenes, para que
ellas lleven las gracias de ustedes y todas las promesas de ustedes se cumplan
en ellas.
Hasta pronto Mi Señor y Mi Dios, Madre Mía razón de Mi vivir,
razón de Mi rezar, razón de Mi existir”