Jacareí, 22 de Febrero del 2015
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MENSAJE DE LA SANTISIMA VIRGEN MARIA
“Mis
amados hijos, Yo Soy la Reina y Mensajera de la Paz.
Vine
del Cielo a Jacareí, vine del Reino de Dios, viajé del Reino de Dios hasta
Jacareí para llamarles a la Conversión, la Oración y la Paz del corazón. Que sólo
puede tener quien verdaderamente dice ‘Sí’ a la Voluntad de Dios, busca hacerla
en todos los momentos de su vida, con la única y pura intención de agradar y
amar a Dios.
No
queden Mis hijos diciendo que Mis Mensajes son repetitivos y que apenas quedan
pidiendo para rezar. No sean orgullosos, no sean soberbios Mis hijos. Porque si
Yo hago un examen refinado en la vida de ustedes, verán, descubrirán que ni
incluso los Mensajes básicos que Yo di en el comienzo ustedes ni son capaces de
vivir.
No
sean orgullosos. No digan: “Nuestra
Señora está siempre pidiéndome oración, oración, oración y nada más dice de
nuevo. Ya no me habla nada del fin de los tiempos o de los castigos que yo
quiero saber cómo serán”
¡Esto
es una curiosidad vana y mórbida! Cuando Yo juzgue oportuno y necesario hablar
del Castigo, Yo lo haré. Por ahora no pueden soportar estas cosas. Cuando Yo
digo que habrá el Aviso y el Castigo muchos de ustedes ya se quedan con miedo,
porque están con su conciencia repleta de pecados y deudas con la Justicia de
Dios. Si Yo les revelase el horror o el rigor de los Castigos que caerá, muchos
de ustedes hoy mismo desanimarían. Por eso, Yo les digo para rezar tanto,
porque solamente con la Oración ustedes podrán purificarse y estar preparados
para cuando la Hora de la Justicia Divina llegue.
Sean
humildes y acepten Mi dirección de la forma como Yo les conduzco aquí, como la
Madre que enseña al hijo a dar bien los primeros pasos, porque de estos
primeros pasos bien dados, el niño aprenderá a dar los grandes pasos a lo largo
de toda su vida, por eso, Yo les digo: “Recen
con el corazón, busquen aprender a rezar con el corazón porque eso hasta hoy no
saben hacer”. Busquen rezar con el corazón, abriendo su alma al Señor,
buscando tener sed de Dios en la Oración, buscando comprender la Voluntad de
Dios en sus Oraciones.
Canten,
meditando en cada palabra que están cantando. Recen, meditando en cada palabra
que están diciendo, busquen tener un diálogo franco y sincero con Mi Hijo Jesús
en la Oración. Para que verdaderamente, sus Oraciones sean vivas y les lleven a
mejorar a cada día que pasa y amar más a Dios con un amor más inflamado a cada
día que pasa. Que sus Oraciones sean profundas y sea una Oración verdaderamente
hecha en Mi Presencia y en la Presencia de Mi Hijo Jesús.
No
lastimen más Nuestros Corazones con sus pecados y con sus Oraciones frías y sin
amor. Pero antes, consuelen Nuestros Corazones y caliéntenlos con el calor de
su Oración viva, sincera, hecha con amor y hecha con verdadera sed de amar más
a Dios y de cumplir más Su Voluntad.
Yo
Soy Su Madre Dolorosa, sufro con sus sufrimientos y no quiero que sufran en el
futuro Mis hijos, por eso les digo: ¡Conviértanse sin demora!
Comprendan
este tiempo de conversión de la Cuaresma, que el pecado es una ofensa infinita
y una ingratitud infinita a Dios. Después de que Él les creó con tanto amor, de
dotarles su cuerpo con tantos talentos, con tantos órganos que funcionan de
modo maravilloso, después de dotarles con la inteligencia, con la voluntad y
con tantos y tantos talentos que el Señor les dio al nacer. Después de que Él
les dio un mundo tan bello, para hacer la morada de ustedes, haberles dado
alimentos tan sabrosos, el agua tan refrescante, de darles el Sol que les
ilumina y calienta. La Luna que ilumina su noche, las estrellas que embellecen
el Cielo para que puedan domir con tranquilidad y alegría. Después de haberles
dado el viento que alivia su calor, después de haberles dado el fuego, el agua,
la tierra y todos sus frutos. Ustedes aún pagan el inmenso Amor de Dios con el
pecado. Esto es una ingratitud infinita que hace con que las personas y los
seres vivos se rebelen contra ustedes.
Por
eso la naturaleza les castiga. Los cataclismos, las inundaciones, los
terremotos, las sequías prolongadas. Porque la naturaleza no puede aceptar ni
entender la ingratitud de ustedes para con el Amor de Su Padre Celeste,
entonces, ella hace las veces de la Justicia de Dios, castigándoles por tanta
ingratitud y tanta maldad. Arrepiéntanse y la naturaleza dejará de castigarles.
Arrepiéntanse y dejen de herir el Corazón del Señor con sus pecados y la
naturaleza nuevamente se aplacará y será su amiga, dándoles el agua para que no
mueran de sed, dándoles la frescura cuando están abrasados de calor, dándoles
también calor cuando están congelados de frío.
En
fin, paren de ofender el Corazón del Señor y la naturaleza parará de
castigar sus plantaciones, haciendo con
que ellas perezcan en la sequía o en el frío prolongado. Parará de afligirles
con este calor sofocante.
El
mundo, los Ángeles, la naturaleza, no pueden comprender la ingratitud de
ustedes a Dios, pagando tanto amor con el pecado. Los Ángeles quedan horrorizados
cuando pagan el inmenso Amor de Mi Hijo que derramó hasta la última gota de Su
Sangre por ustedes en la Cruz, con los pecados horrendos de los cuales no
renuncian y que cometen siempre.
¡Arrepiéntanse
Mis hijos! Arrepiéntanse para que no sean castigados en este mundo por la
Justicia de Dios en la naturaleza y en el otro a través de la furia de los
demonios. Sí Mis hijos, porque va ser horrible caer en aquel lago de fuego y
ahí ser atormentado por toda la eternidad. No quiero que sufran para siempre,
por eso Yo viajé del Reino de los Cielos hasta Jacareí, para decirles:
¡Conviértanse! Recen Mi Rosario, porque con el Rosario ustedes conseguirán
vencer cualquier mal, cualquier pecado, cualquier cosa que quiera estropear la
salvación de ustedes.
Con
Mi Rosario, Yo les daré todas las Gracias y es por eso que, necesariamente los
devotos de Mis Rosarios siempre se salvan, porque ellos reciben de Mí Gracias
muy grandes, muy abundantes, muy numerosas para que caigan en sí con respecto a
sus pecados. Para que lloren sus pecados sinceramente y de ellos hagan
penitencia, renunciando a ellos de corazón.
Así,
esos Mis hijos galguearán velozmente a la alta montaña de la Santidad y
llegarán al culmen rápidamente como llegaron Mis hijitos predilectos:
“Bernadette de Lourdes y Mis Tres Pastorcillos de Fátima”.
Aún
están conmemorando la Fiesta de estos Mis hijitos predilectos. Sí, Ellos
llegaron a un alto grado de amor por Mí, especialmente porque fueron devotos de
Mi Rosario. Yo les comunicaba torrentes y más torrentes de Gracias todos los
días, porque Ellos rezaban Mi Rosario con fidelidad, perseverancia y amor a Mí
todos los días de sus vidas. Por eso, pude actuar poderosamente en Ellos, por
eso, pude realizar grandes cosas en Ellos.
Recen
Mi Rosario con amor meditando en cada palabra y Yo
también derramaré sobre ustedes luces muy grandes de Mi Corazón Inmaculado. Y
conocerán cosas acerca del Señor, acerca de Mí, acerca de los Misterios del
Rosario que aunque recorrieran todo el mundo estudiando no llegarían a conocer.
Yo,
sobretodo, tornaré sus almas torres fuertes, torres de marfil, contra los
cuales las ondas furiosas de las tentaciones de Mi enemigo allá se abatirán,
las olas revoltosas de las tribulaciones se chocarán, pero no podrán abatirles,
no podrán derribarles, porque la fuerza de ustedes seré Yo misma viviendo y actuando
en ustedes por medio de Mi Rosario.
El Mensaje
de Lourdes, el Mensaje de Fátima, el Mensaje de Jacareí es: Recen el Rosario y
ciertamente se salvarán. Porque sólo a los devotos de Mi Rosario Yo doy las Gracias
plenas de Mi Corazón, las Gracias en plenitud de Mi Corazón. Y por eso,
necesariamente los devotos de Mi Rosario que lo rezan con amor todos los días,
ciertamente se salvarán.
El
amor a Mi Rosario es señal segura de predestinación y el desprecio por Mi
Rosario es señal segura de condenación. Recen, recen porque Yo quiero
transformarles en otras Bernadettes, otras Jacintas, otras Lucias, otros
Franciscos en lo referente al amor abrasado que tuvieron a Mi Hijo Jesús y a Mi
Corazón Inmaculado.
Aquí,
verdaderamente estoy cultivando Mi Jardín de Rosas Místicas de amor. Sean rosas
dóciles que se dejan podar por
Mí, que se dejan cultivar por Mí, que se dejan verdaderamente adular por Mí,
para que se tornen rosas vistosas y perfumadas de grandes virtudes para el
Señor.
No sean
rosas que lastiman Mis Manos con las espinas de la rebelión de ustedes, de su
testarudez, de su dureza de corazón. Sino antes, niéguense a ustedes mismos y a
la voluntad de ustedes para que en esta Cuaresma Yo pueda llevarles
verdaderamente, de la muerte del pecado para la resurrección gloriosa de la
vida, de la gracia con Mi Hijo Jesús.
¡Yo
les amo mucho Mis hijos y a todos aprieto con Amor a Mi Inmaculado Corazón!
Vengan
a Mí que Yo abrí el pasaje para el Cielo para ustedes. Vengan, que a todos
quiero llevar para el Reino de donde Yo viajé hasta aquí, para decirles que les
amo de todo Mi Corazón y quiero conducirles a la Patria Feliz del Cielo.
A todos
bendigo con Amor: de LOURDES… de FÁTIMA… y de JACAREÍ”