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lunes, 3 de julio de 2017

02 de Julio de 2017 - Mensaje de San Celso a través del Vidente Marcos Tadeo

Jacareí, 02 de Julio del 2017
Transmisión de las Apariciones Diarias en vivo vía internet en la WebTV 



MENSAJE DE SAN CELSO


“Amados hermanos Míos, Yo, Celso, siervo del Señor y de la Madre de Dios, Me alegro por venir con Ella hoy.

Les amo, les amo mucho, les protejo. Soy también defensor de este lugar, de Nuestro amadísimo Marcos Tadeo, de su padre espiritual Carlos Tadeo y de todos aquellos que divulgan y obedecen los Mensajes de la Madre de Dios.

Les amo y vengo del Cielo para decirles: “Amen, amen más el Sagrado Corazón de María, dando a él su amor, su obediencia, la perfecta correspondencia a todo lo que Ella les pide en Sus Mensajes aquí.”

Amen más el Sagrado Corazón de María, haciendo todo para dar a este Corazón alegría, satisfacción, contentamiento, procurando dedicarse cada vez más al servicio de Ella con amor.

Amen más el Sagrado Corazón de María, renunciando a su tibieza que hiere tanto el Corazón de María, porque la tibieza es una forma de desprecio al amor de Dios. El alma es amada por Dios, es amada por la Madre de Dios, es colmada de gracias por Ellos, es colmada hasta de mimos espirituales, es colmada de bendiciones y tesoros, y el alma corresponde apenas con frialdad, con indiferencia, con tibieza, haciendo todo sin amor, sin entusiasmo, sin celo, sin ardor por Dios. De ese desprecio, hiere tanto el Sagrado Corazón de Jesús cuanto el Sagrado Corazón de María.

Por eso, renuncien a la tibieza que es una gravísima ofensa al amor de Dios. Luchen contra la tibieza rezando más, haciendo algo a más por el Señor y por la Madre de Dios todos los días, dilatando así más su corazón para que él arda más en llamas de amor por Jesús y María. Así, ustedes verdaderamente preservarán su corazón de la tibieza, que si no es luego combatida en el inicio, se torna como que un cáncer y cuando el alma intenta extirpar este cáncer de sí misma, ya será demasiado tarde. La tibieza ya habrá llevado al alma a caer en algún pecado mortal y entonces, ya será tarde.

La tibieza lleva a la obstinación y ésta lleva a la impenitencia final. Por eso, tomen cuidado, luchen contra la tibieza y hagan todos los días nuevos esfuerzos para abrasarse más en el amor de Dios y de Nuestra Reina Santísima.

Amen más el Sagrado Corazón de María, todo haciendo para corresponder a la altísima gracia y misión que Ella aquí vino a darles y revelarles. Sí, la gracia de estar aquí es verdaderamente la mayor de todas después que el Verbo se hizo carne. Nunca la Madre de Dios derramó tantas gracias así como aquí ¿Y cómo ustedes pueden ser tan fríos, tan indiferentes y permanecieren en tanta pobreza espiritual incluso estando aquí en la mayor fuente de gracias de la humanidad?

¡Ah amados hermanos! Eso no puede ser. Por eso, destierren de su corazón la tibieza, la flojedad, la indiferencia, la pereza, el orgullo y la soberbia, y todos aquellos defectos que les impiden de vivir esa gracia, corresponder a esa gracia y dar los frutos de esa grandiosa gracia.

Amen más el Sagrado Corazón de María, aceptando la misión que Ella les entrega: de luchar con Ella para salvar muchas almas y establecer en el mundo el Reino de Ella y así entonces, Cristo también reinará en todos los corazones. Si hicieron eso, verdaderamente, el Sagrado Corazón de María triunfará y entonces, el amor de Ella unido a su amor, renovará la faz de la tierra entera, transformándola en una gran hornalla mística de amor por el Señor.

Renuncien a toda distracción en la oración. Renuncien a toda soberbia, a todo orgullo, reconociendo sus faltas, humíllense delante de Dios y entonces, Él les perdonará.

Lean todos los días un pasaje de la vida de un Santo. No se ponga el sol antes que ustedes hayan rezado el Rosario y hubieren leído el capítulo de la vida de un Santo, porque si no hicieren eso, en poco tiempo la luz de la fe y de la gracia comenzará a debilitarse y desaparecer en ustedes, y entonces, entrarán en sus almas las tinieblas de la apostasía y de toda suerte de mal.

Procuren todos los días cultivar y aumentar el verdadero amor por el Sagrado Corazón de María en ustedes, haciendo el ejercicio de renunciar a su voluntad y hacer la de Ella, morir para ustedes mismos para que vivan, luchen y amen solamente a Ella, y entonces, así la llama del verdadero amor por Ella crecerá en ustedes y también por el Señor.

Conviértanse deprisa, porque el tiempo ahora verdaderamente va para sus últimas marcas, no hay más tiempo que perder, deben trabajar incansablemente ahora que están en la última media hora del gran día que antecede la vuelta del Señor. Es preciso que se conviertan deprisa y que junten a sus hermanos para hacer lo mismo. Propaguen por todas partes los Mensajes de la Madre de Dios, haciendo los cenáculos y grupos de oración que Ella pidió y den a todos los Rosarios Meditados, Horas de Oración y películas de este lugar.

Deseo que den a todos, a todos Nuestros hermanos esas palabras de la Madre de Dios. Por eso quiero que ustedes den a 9 personas esta película de La Codosera y Ezquioga que Nuestro amadísimo Marcos les dio aquí, hizo para ustedes aquí, que la Madre del Cielo tantas veces les pidió, pero que tantas veces no obedecieron.

Deseo que den también para 9 personas la película Voces del Cielo 7. Es preciso que las personas conozcan más Pontmain y que vivan el Mensaje que la Madre de Dios allá dio: más oración para tocar el Corazón de Jesús, para que entonces, los castigos y las guerras cesen y el mundo pueda conocer un nuevo tiempo de paz.

Deseo también que ustedes den para 8 personas el Rosario Meditado 229 y el 299, 9 de cada uno, para que así, Nuestros hermanos recen esos Rosarios, conozcan y mediten los Mensajes contenidos en ellos y así, apresuren su conversión.

Deben dar también la Hora de los Santos número 18, para que verdaderamente todos Nuestros hermanos conozcan esas Horas, los recen y así, puedan verdaderamente dar al Señor y a la Madre de Dios los frutos del Mensaje, de los Mensajes contenidos en esa Hora de los Santos que les pedí. Así, ustedes serán los verdaderos apóstoles de la Madre de Dios y verdaderamente amarán el Sagrado Corazón de María con un amor vivo, intenso, activo, laborioso, trabajador, operoso y así, verdaderamente, muchas almas se convertirán y triunfará el Corazón Sagrado de María en el mundo entero.

Recen el Rosario todos los días, porque con ello, ustedes serán grandes santos como Yo en el Cielo y entonces allá les abrazaré y colocaré en sus cabezas una bellísima corona de gloria imperecible formada por todos los Rosarios y Avemarías que hubieren rezado en la tierra.

Sí, recen el Rosario, porque como dijo muy bien Nuestro amadísimo Marcos: “Quién no reza el Rosario, se arroja en el infierno sin la ayuda de los demonios.” Recen, recen mucho.

Yo, Celso, les bendigo ahora con la Madre de Dios: de MONTICHIARI… de LOURDES… y de JACAREÍ.”



SANTOS NAZARIO Y CELSO

PATRONOS DE MILÁN-ITALIA

BIOGRAFÍA

Nazario (¿38?-68) es lo mismo que Nazareno, significa: consagrado, puro, discreto, florido, guardián. Celso (¿52?-68) significa: excelso. Celso se elevó encima de sí mismo, pues, por la fuerza de su voluntad superó su poca edad.

Nazario nació en Roma todavía en el primer siglo de la era cristiana. Su padre era un pagano y se llamaba Africano. Su madre de nombre Perpetua, era una católica fervorosa. Mientras Africano deseaba tornar a Nazario un sacerdote al servicio de los muchos dioses paganos de Roma, Perpetua lo quería en el seguimiento de Cristo. Por eso, lo educó dentro de la Religión Católica. Así, con apenas 9 años de edad, el niño pidió para ser bautizado optando por la fe católica. Algún tiempo después, su padre se convirtió.

Nazario fue bautizado por San Lino, discípulo de San Pedro y futuro Papa, que hizo de Nazario uno de sus auxiliares directos. Ingresó en el ejército romano y recorrió toda Italia, donde predicaba el Evangelio. Al ser descubierto, fue llevado a la presencia del Emperador Romano Nerón donde fue encarcelado. Consiguiendo huir de la prisión, abandonó Roma y se tornó un predicador itinerante.

Durante un sueño, Dios le dijo a Nazario para salir de Italia. Así, Nazario fue a Galia (la actual Francia), siempre predicando la Palabra de Cristo. En Cimienz, cerca de Niza, después de convertir a una noble y rica señora y a su hijo, un adolescente de nombre Celso, ella le confió al joven para ser su discípulo y así, Nazario y Celso se tornaron inseparables.

Nazario y Celso un tiempo despúes partieron a Tréveris, en Alemania, donde fundaron una comunidad cristiana que se tornó tan famosa que los dos terminaron siendo denunciados y presos. Condenados a muerte, fueron arrojados en la confluencia de los ríos Sarre y Mosela. Y un nuevo milagro ocurrió: envés de hundirse, los dos flotaron y caminaron sobre las aguas. Asustados, los paganos de Tréveris no intentaron más matarlos, apenas los expulsaron del país.

Nazario y Celso fueron a la Ciudad de Milán, donde una vez más se vieron víctimas de la persecución pagana impuesta por el Emperador Romano Nerón. Presos y condenados, esta vez fueron decapitados en plaza pública.  Sus cuerpos fueron sepultados a las afueras de la Ciudad. Era el año 68.

Tres siglos después, en el año de 395, los cuerpos de Nazario y Celso fueron encontrados por San Ambrosio, Obispo de Milán. Durante sus oraciones, Ambrosio tuvo una visión que le indicó donde se encontraba el cádaver de Nazario. Para su sorpresa, la cabeza del mártir estaba intacta, con los cabellos y la barba preservados y donde aún discurría sangre, como si fuera decapitado en aquel instante. La revelación fue más impresionante, porque durante las escavaciones, también encontraron la sepultura del joven discípulo Celso, martirizado junto a Nazario.

También fue por inspiración de San Ambrosio que esta tradición llegó hasta nosotros, pues, Ambrosio contó estos sucesos a San Paulino, Obispo de Nola (Francia), discípulo de San Ambrosio y su biógrafo. Las reliquias de San Nazario y de San Celso fueron distribuidas a las Iglesias de varias Ciudades de Italia, Francia, España, Alemania, en África y en Constantinopla (la actual Ciudad de Estambul, Turquía). De esta manera, la fecha de los dos Santos: Nazario y Celso, se difundió por todo el mundo católico, siendo celebrados en el día en que San Ambrosio tuvo la relevación divina: 28 de Julio de 395. Santos Nazario y Celso, rueguen por nosotros. 


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