DOLORES SECRETOS DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO
REVELADOS EN LAS APARICIONES DE
JACAREÍ
Sabemos que a lo largo de la historia de la
cristiandad, Nuestro Señor Jesucristo ha aparecido a diversos santos, místicos
y videntes suyos según su divino beneplácito y querer, donde Él reveló algunos
sufrimientos y dolores ocultos suyos durante Su Pasión, como también ha
revelado oraciones y coronillas por medio de ellos para venerar y adorar más
Sus Santas Llagas, Su Preciosa Sangre y Su Pasión para la redención de nuestros
pecados.
Recordamos así los Escapularios Rojos: de
Pellevoisin a través de Estelle Faguette y el de la Pasión dado a Sor
Apolline Andreveau.
Podemos incluso mencionar que San Bernardo de
Claraval, en éxtasis, le preguntó a Jesús cuál era su mayor sufrimiento no
registrado y la herida que causó el mayor dolor en el Calvario y Jesús
respondió: “Yo tenía una en Mi hombro,
mientras soportaba Mi Cruz en el Camino de los Dolores. Una herida grave que
era más dolorosa que las demás y que no es registrada por los hombres. Honra a
esta herida con tu devoción y te concederé las gracias que pidas a través de su
virtud y mérito. Y en lo que respecta a todos los que veneren esta herida, voy
a remitir todos sus pecados veniales y ya no Me acordaré de sus pecados
mortales”.
Además a Santa Brígida de Suecia, Jesús reveló tantos
misterios de Su Pasión y a Sor Marta Chambón reveló la Coronilla de Sus Santas
Llagas.
A otros videntes actuales, tal como Bernabé de
Nigeria ha revelado la Coronilla de Su Preciosa Sangre y otras revelaciones
sorprendentes sobre Su Pasión y Agonía.
Siendo la lista extensa y amplia sobre las
revelaciones de los sufrimientos de Nuestro Señor Jesús sobre Su Pasión, en las
Apariciones de Jacareí, Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Madre Reina y
Mensajera de la Paz no dejaron pasar por alto estos Dolores ocultos para el
mundo que Nuestro Señor ha sufrido por la redención de la humanidad, pues si se
hubiesen escrito y revelado ya en el Evangelio no habrían libros suficientes que
pudiesen contener tantos misterios y hechos verídicos de la vida pública y
oculta de Jesús, como lo afirmó el Apóstol Amado, San Juan.
Meditemos pues, las grandes revelaciones de los
Dolores Secretos de Nuestro Señor y Salvador Jesús que se ha dignado a darnos a
conocer estos misterios divinos en Sus Santas Apariciones de Jacareí.
01 de
Abril de 1994, Viernes Santo – Mensaje de María Santísima
“Mis
queridos hijos, hoy vengo para revelar el ‘mar de los sufrimientos’ que Mi Hijo
padeció por Amor a ustedes.
Mi
hijo, escribe todo lo que Yo te revele. Siente Conmigo la Angustia Extrema del
Corazón de Jesús en Su Pasión. Arrepiéntete de tus pecados. Vuelve a Jesús, y
di a la humanidad que haga lo mismo.”
Revelación de los Sufrimientos Secretos de Nuestro
Señor Jesucristo en Su Pasión
(Marcos):
“Vi a Nuestra Señora abrir una ‘gran ventana’ como si fuese un telón de cine.
Vi una noche oscura y el Señor pasaba en un lugar repleto de árboles. Lo
atravesó, entró en una casa grande. Subió una escalera.
Jesús
estaba con una túnica blanca, un manto azul. Sus Ojos azules brillaban. Su
Barba era pequeña y bien hecha. Los Cabellos eran oscuros como los de Nuestra
Señora. Su altura: 1,80 mts aproximadamente. Los Doce Apóstoles lo acompañaban.
Comenzaron a arreglar la gran sala. Pusieron una gran toalla blanca sobre una
mesa. Tres de los Apóstoles colocaron jarras sobre la mesa. Trajeron panes. Un
Apóstol, el más joven, colocó vino en una taza.
En
el camino, ellos habían disputado entre sí quién de ellos sería el más
importante en el Reino de DIOS. El Señor Jesús agarró una vacía, próxima de la
mesa, colocó agua y comenzó a lavar los pies de los Discípulos. El primero fue
Bartolomé.
Al
llegar a los pies de Judas, que era el penúltimo, pareció haberse quedado un
poco más triste. Fue a lavar los pies de Pedro, y él se recusó. Jesús le dijo
que si no le lavase los pies, no tendría parte de Él. Él entonces pidió que
Jesús le lavase no sólo los pies, sino la cabeza y las manos también.
Jesús
sabía quién lo traicionaría, por eso, dijo que ni todos estaban limpios. Jesús
comenzó a hablar:”
(Nuestro
Señor Jesucristo): “Tomen y
coman, esto es Mi Cuerpo… Tomen y beban, esta es Mi Sangre, Sangre de la Nueva
y Eterna Alianza, que es derramado por ustedes…”
Enseguida,
dirigió las palabras de confort y de esperanza que están contenidas en el
Evangelio de San Juan. Dijo que uno de los Apóstoles lo traicionaría. Todos,
espantados, comenzaron a preguntarse quién sería.
Como
Juan estaba más próximo de Jesús, Pedro le pidió que preguntase quién sería,
con una seña de la cabeza. Juan preguntó, y Jesús le respondió que sería el que
colocase la mano en el plato con Él. Cuando Jesús llevó Su Mano, Judas colocó
la mano en el plato de salsa con Jesús y todos quedaron desconcertados.
Jesús
le dijo que hiciese luego lo había de hacer. Salió corriendo… Estaba con el
propio odio de Satanás. Fue hablar con los jefes de los fariseos, que trataban
en como arrestar a Jesús.
En
el Cenáculo, Jesús exhortó a los discípulos a la extrema confianza. Guardaron
las cosas de la Cena. Jesús rezaba también en el silencio del Corazón por la
Iglesia, que continuaría a renovar Su Sacrificio, por todos los siglos hasta
que vuelva otra vez. Los Apóstoles no entendieron por qué Judas salió.
Salieron
todos de la casa. Jesús comenzó a bajar por un valle oscuro, lleno de árboles.
Entró en el Jardín de los Olivos. Los Apóstoles quedaron en el comienzo del
Huerto. Jesús entró con los más íntimos. Les dejó y les pidió que rezasen
mucho. Se alejó solito, diciendo:
(Nuestro
Señor Jesucristo): “Mi
Alma está triste hasta la muerte”
Sentía
el demonio tentándolo, a fin de que Él se acobardase y abandonase el Plan de
DIOS. Jesús vio la humanidad, la innumerable multitud de almas que se
condenarían, no obstante el Sacrificio de Su Vida. Vio el Corazón de Su Santa
Madre traspasado de Dolor.
Vi a
Nuestra Señora en Su Casa, siendo avisada por un Ángel de que Su Hijo estaba en
Agonía, y que comenzaba Su Dolorosa Pasión. DIOS le pidió que quedase la noche
toda en oración, colaborando en íntima unión con Jesús. La Agonía que Ella
sentía a partir de aquel instante junto con Él, era mortal. Jesús y Nuestra
Señora eran torturados por Dolores atroces.
Vi a
Jesús procurar a los Apóstoles. Dormían, Jesús miró tristemente, y lamentó el
hecho de no estar rezando. Les dijo:
(Nuestro
Señor Jesucristo): “¿No
pueden rezar y vigilar Conmigo ni por una hora? ¿Sin oración, qué fuerza
tendrán? Vigilen y oren, para que no caigan en tentación…”
Se
alejó de nuevo. Se postró sobre una piedra grande y helada. Rezaba y pedía al
Eterno Padre que si pudiese, alejase a aquel cáliz. No se hiciese, sin embargo,
Su Voluntad. Su Agonía era tan intensa, que no podía erguirse del suelo.
Buscó
el confort de los Discípulos. Les despertó y ellos despertaron. Fueron para la
puerta del jardín. Judas llegó con un gran conjunto de hombres armados para
arrestar a Nuestro Señor Jesucristo. Judos lo besó en el Rostro.
Jesús
les preguntó sin demora a quien vinieron a buscar. Dada su respuesta, Jesús respondió
que era Él. Cayeron por Tierra, por el Poder que invadió el lugar. Quedaron así
todos postrados por algún tiempo, menos los discípulos, que continuaron en pie.
Se
levantaron todavía mareados y Jesús les preguntó de nuevo a quien vinieron a
buscar. Ellos respondieron de nuevo que buscaban a Jesús de Nazareth. Él les
dijo que era Él mismo, y que, por lo tanto, dejaren ir libres a los otros.
Pedro
cortó la oreja de uno de ellos, y Nuestro Señor la sanó, y ordenó a Pedro que
guardase la espada en la cintura. Lo hizo con Autoridad, amonestándole que todo
que por la espada viviese, por ella moriría. Le recordó Su Poder y Condición,
que:
(Nuestro
Señor Jesucristo): “¿Tú
crees que no puedo invocar a Mi Padre, y Él no Me enviaría inmediatamente más
de doce Legiones de Ángeles?... Pero… ¿Cómo se cumplirían las Escrituras, según
las cuales es necesario que esto sea así? ¿Acaso no bebería Yo, del cáliz que
Mi Padre Me da a beber?”
Lo
amarraron con brutalidad las Manos de Jesús. Los Apóstoles huyeron, con miedo,
escondiéndose por detrás de los arbustos de los jardines. Juan y Pedro lo
seguían de lejos. Un joven llamado Marcos, envuelto en una sábana, fue sujetado
mientras seguía a Jesús, pero consiguió huir.
Le
daban socos, bofetadas, a fin de que Él anduviese más rápido. Decían:
(Soldados
y Fariseos): “¡Anda, Rey de los Judíos! ¿Dónde están tus caballeros para
conducirte ahora?”
Jesús
tropezaba muchas veces, porque era empujado por las cuerdas de las Manos, era
entonces chutado, pisado, y le arrojaban piedras. Jesús escuchaba todo en
silencio. Insultado, no reclamaba nunca.
Subieron
grandes cantidades de escaleras. Llegaron al Palacio de Anás. Este lo
interrogaba, pero Jesús quedaba en profundo silencio. Se dio la escena de
bofetada del siervo de Anás y he aquí que comenzaron a pegarle, enfurecidos por
el silencio de Jesús. Anás le dijo:
(Sumo
Sacerdote Anás): “¡Finalmente, falso Rey de los Judíos,
caíste en mis manos!”
Lo
arrastraron para dentro del Palacio, hasta Caifás y los jefes de los judíos. Lo
interrogaron. Los ojos de Caifás brillaban de un oído intenso. Trajo varios
testimonios falsos. Jesús quedaba en silencio escuchando todo. Caifás lo intimó
a decir si era el Hijo de DIOS. Jesús le dijo:
(Nuestro
Señor Jesucristo): “¡Tú
lo dices! Un día Me verás sentado a la derecha del Padre, viniendo sobre las
nubes del Cielo”.
(Caifás):
“¡Blasfemo!” …gritó
Caifás, rasgando sus propias vestiduras, y pronunciando la sentencia de muerte.
Todos gritaron que era reo de muerte. Mandaron llevarlo a Pilato, sin embargo,
como ya era tarde, decidieron esperar el día amanecer. Algunos gritaban:
(Multitud
de los fariseos): “¡Vas a morir, falso Rey e Hijo de
DIOS!”
Caifás
ordenó:
(Caifás):
“¡Llévenlo al calabozo!”
Caifás le arrojó un paño blanco, y los soldados le daban socos, diciendo:
(Soldados
y fariseos): “¿Adivina, Cristo quién fue que te
pegó?” Los fariseos se retorcían de
tanto reír. Le escupieron en el Rostro tantas veces, que el horror era
insoportable. Nuestra Señora dijo:
(Nuestra
Señora): “Lo llevaron al subterráneo,
en el calabozo, las torturas sucedían una tras otra. Arrastraron a Mi Hijo por
una escalera abajo, con las piernas amarradas. Lo arrojaron en una caverna
subterránea, llena de inmundicias. Agarraron aquellos excrementos, y lo pusieron
a la fuerza en la Boca.
Continuaban
dándole golpes. Lo amarraron en una columna, súper-calentaron una chapa
metálica, y la colocaron debajo de Sus Pies. ¡Oh, que Dolor sin igual se
apoderó de Mi Hijo! Cuando le quitaron la chapa metálica, quedó ésta llena de pedazos de Carne y Piel de Sus Divinos Pies…(aquí
Ella interrumpió y lloró)
Mis hijos,
después de este horrible tormento… ¿Cómo pueden continuar pecando, renovando
tamaño sufrimiento de Mi Hijo?
Lo
agarraron por los cabellos, y enseguida, lo arrastraron para dentro del
calabozo. Iban chicoteándole por el suelo, ahora, ya impregnado de pedazos de
Carne y Sangre. Palazos, chutes y socos, le eran dados sin cesar.
Colocaron
las manos de Jesús en la chapa caliente, quitándole la piel de las Manos. Le
amarraron de cabeza para abajo en un poste, le marcaban con puntas de hierro
calentadas.
Lo sentaron
en una silla de clavos puntiagudos, que perforaron Su Cuerpo Divino. Lo
perforaron poco a poco, con puntas de lanza. Mi Hijo quedó irreconocible. La
apariencia humana había desaparecido.
Lo
arrojaron en una celda por una mitad de hora. Estas celdas eran muy oscuras, y
Jesús quedó sumergido en agonía, hasta que lo llevaron a Pilato. Ni podía mirar
el camino, tantos eran los puntapiés que le daban.
Pilato no
estaba nada contento en ser incomodado por los judíos. Pilato miró para Mi
Hijo, lleno de escarrios, escupitajos, Sangre, manchas rojas en todas partes de
Su Cuerpo Santísimo. Los judíos comenzaron a acusarlo injustamente. Pilato no
quería envolverse. Mandó que ellos mismos lo juzgasen, con todo, querían que lo
condenase a muerte.
Pilato lo
envió a Herodes, cuando supo que Jesús era galileo. Lo empujaban con una
brutalidad extrema. Pilato sabía que Mi Hijo era inocente, por eso, en su
conciencia no quería siquiera tocar en Jesús.
Herodes por su vez, le
preguntó muchas cosas, pero Jesús no le respondió, porque él era un hombre
deshonesto. Herodes le arrojó una cortina blanca, le escupió, y lo mandó a
Pilato otra vez. El pueblo gritaba que fuese a todo costo condenado. Pilato
insistía:”
(Poncio
Pilato): “¿Pero voy a crucificar a su Rey?” Ellos gritaban que no tenían otro Rey sino el César.
Pilato mandó traer a Barrabás, un ladrón peligroso, y lo colocó al lado de Mi
Hijo. Pilato dijo al pueblo que escogen cual de los dos querían que él soltase.
Escogieron a Barrabás. Pilato ordenó que flagelasen a Mi Hijo.
Lo
amarraron en una gran columna con las Manos para arriba. Le rasgaron las
vestiduras, y le chicotearon sin piedad. A cada chicoteada, Jesús estremecía, y
era asolado por un Dolor sin igual. Pedazos de Carne y Sangre volaban por
encima de los verdugos.
Lo
desprendieron de la columna, y cayó en ‘charco’ de Sangre que se formó a Sus
Pies, como si fuese un ‘gusano aniquilado’. Contemplen, Mis Hijos, cada herida,
cada Llaga. Adoren esta Sangre, que fue el ‘precio’ de salvación de ustedes.
Mis
hijos, Jesús sufrió todo eso por causa de los pecados de impureza, de la
pornografía (pausa). Sean puros. Sean como los lirios, cándidos y sin
mancha. Imiten la pureza de Jesús. Miren como sufría tanto en Su Carne
Inmaculada.
Lo
arrojaron sentado en una losa de clavos puntiagudos, que se clavaban en las
Piernas y en el Cuerpo del Señor. Que Dolor inigualable. Un soldado trenzó una
‘corona de espinas’ y con toda fuerza, la colocó en la Cabeza de Jesús. Sus
Piernas estaban perforadas por los clavos.
Le
atravesaban la lengua con clavos y espinas de ‘corona’. También lo azotaban con
ramos de espinas (pausa)
¡Conviértanse!
¡Arrepiéntanse de sus pecados!”
(Obs
- Marcos): Lo cuanto esta Aparición duró, yo no sabría decir, talvez cerca de
30 minutos y ocurrió a las 19:00 hs. Cuando me suceden estas cosas, la noción
del tiempo y espacio no son más las mismas, no sé decir a lo cierto, apenas que
mientras Nuestra Señora hablaba, se desenvolvían las escenas delante de Mí en
aquel ‘Gran Telón’ que Nuestra Señora abrió.
Día
02/04/94- Sábado Santo- Continuación de la Revelación de los Dolores Secretos
de Jesucristo
(Marcos):
“Nuestra Señora apareció, el ‘Gran Telón’ se abrió nuevamente, las escenas
volvieron, y mientras todo se desenvolvía, Ella me decía:”
(Nuestra
Señora): “Después de Jesús haber sido
‘coronado’, le escurría en el Rostro, le daban socos y puntapiés. Sus risas y
carcajadas diabólicas, lo mataban antes de la hora. Decían:”
(Soldados
y fariseos): “Salve, Rey de los judíos. ¿Dónde están
tus súbditos? ¿Será que tus súbditos son realmente tan fieles a Ti? ¡Oh! ¿El
Rey de los judíos van a morir? ¡Sí, irá!”
(Nuestra
Señora): “Reían, le daban golpes y
más golpes en la Cabeza. Le arrojaron un manto purpura en las Espaldas, la moda
del Rey. Jesús ya estaba atontado de tantos golpes, y de tanto Dolor. La Sangre
que escurría de ‘corona de espinas’ le pegaba los Ojos, y le impedía de ver lo
que quiera que fuera. Pilato mandó traerle para afuera. Gritó:”
(Poncio
Pilato): “He aquí el hombre” todos gritaban:
(Multitud
de fariseos): “¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo!” “…fue en ese momento que llegué traída por Juan,
María Magdalena y otras mujeres, sin embargo hubiese visto todo lo que le
sucedió durante la noche y la mañana, a través de las visiones que el Altísimo
Me concedió.
Vi a
Mi Hijo ser condenado. Que Dolor para Él, al ver a aquella multitud alucinada
pidiendo Su Muerte. Mi Corazón Inmaculado se ‘estremeció’ de un Dolor tan
grande, que nadie jamás podrá sentir, conocer o investigar. Pilato lavó las
manos, diciendo ser inocente de la Sangre de Jesús. Le trajeron la Cruz. La
pusieron en los hombros, y gritaban que la llevase.
Apenas
podía mirar el camino. No se trataba de una viga, como muchos piensan, pero de
una Cruz entera. Jesús era para ellos como el ‘criminoso’ más buscado en toda
la región, por eso, visto que consiguieron arrestarlo, le colocaron todo odio
posible. Le pusieron una Cruz entera para llevar.
El
pueblo entero iba gritando por el camino. La arrojaban piedras en las Piernas.
El polvo se pegaba a la Sangre que escurría de la ‘corona de espinas’ y le
impedía completamente la visión del camino. Cayó por 3 veces. A cada vez que
caía, le daban golpes y piedras en la Piernas.
Estos golpes hundían más todavía los clavos, dentro de las Piernas de Jesús. Él
ya no tenía más el gobierno de ellas, y por eso no podía más caminar.
Apareció
un hombre llamado Cirineo, y los soldados, con miedo que Jesús muriese por el
camino, y obligaron a cargar la Cruz atrás de Jesús. Corrí al encuentro de Mi
Hijo, y lo esperé en un punto del camino con Juan, María Magdalena y mi hermana
(pariente), María de Cleofás.
Se
aproximó el cortejo sangriento: ninguna palabra. Hablaron los Ojos. Habló el
Corazón.
Él Me miró en el fondo de los Ojos, y en el Corazón dijo:” “Mi Madre” “…y Yo, en un ímpetu de DOLOR y de AMOR, le dije: Mi Hijo…”
Él Me miró en el fondo de los Ojos, y en el Corazón dijo:” “Mi Madre” “…y Yo, en un ímpetu de DOLOR y de AMOR, le dije: Mi Hijo…”
“Los
Soldados lo empujaban para andar más deprisa. El pueblo lo empujaba de un lado
para el otro con la Cruz. Esto Me causaba Angustia Total, sin que supiese qué
hacer.
Ofrecía
al Padre Celestial Nuestros Dos Corazones Unidos, Heridos y Aplastados, por el
Dolor. Jamás habrá otro ofertorio en la Faz de la Tierra, capaz de operar
(suplir, reparar, satisfacer a la Justicia Divina) a su Redención (la Redención
del género humano) con DIOS”
(Obs
Marcos): “el Sentido que Nuestra Señora dijo aquí: Ningún otro sacrificio podrá
jamás igualarse al de Ella y al de Jesús”
“Una
mujer, Verónica, pasa por entre los soldados con coraje heroica, y enjuga el
Rostro de Jesús. Jesús le deja la Faz impresa en la toalla. Mostró a todos la
toalla con el Rostro impreso, a fin de que creyesen, pero con empujón de los
soldados, cae en el suelo, y el ‘cortejo sangriento’ continúa avanzando.
María
Magdalena ayudó a Verónica a levantarse. Yo le decía: DIOS te bendiga, Mi hija,
por tu testimonio en medio de los lobos feroces. DIOS te de la Vida Eterna.
Muchas
mujeres venían llorando el sufrimiento de Él. Vi a Mi Hijo caer por segunda vez
debajo de la Cruz. Las mujeres se aproximaban presurosas para ayudarle, pero
los soldados las impedían. Jesús se volvió para ellas y dijo:”
(Nuestro
Señor Jesucristo): “Hijas
de Jerusalén. No lloren por Mí. Lloren antes por ustedes mismas, y por sus
hijos. Porque, si así se trata al Justo y Santo…¿Qué no deberá esperar los
pecadores? Si Yo, que Soy Purísimo, soy tratado así… ¿Qué fin terrible no será
el de los pecadores?”
“Cayó
una tercera vez, Mis Lágrimas escurrían sin parar, se tornaron Lágrimas
Sangrientas, que Yo ocultaba con Mi Manto.
Llegados
a la cima del Calvario, crucificaron a los dos ladrones. Arrancaron con
brutalidad la túnica de Jesús. ¿Alguna vez ya tuvieron un curativo quitado
bruscamente de sus heridas, después de haber quedado íntimamente pegado a
ellas? Entonces pueden imaginar lo que fue para Mi Hijo Jesús, el arrancarle
las ropas, pegadas a Sus esfolados y llagas. Los soldados decían entre sí:”
(Soldados):
“Vamos a dejarle desnudo, para que todos lo vean”
“Cuando
escuché eso, corrí y le di Mi Cándido Velo, para que se cubriese Su desnudez.
Me alejaron, con todo, viendo Mi Aflicción, extrañamente, comprendieron Mi
gesto y desolación, y no le quitaron totalmente las vestiduras, dejando las que
Él traía por debajo de la túnica.
Comenzaron
la crucifixión. Empujaron a Jesús y lo extendieron en la Cruz. Con grande
brutalidad, le estiraron las Manos y los Pies, y con fuertes martillazos, le
clavaron las Manos y los Pies.
La
Sangre corría incesantemente. Al mismo tiempo, Mi Doloroso e Inmaculado Corazón
sentía los mismos martillazos a partirlo, aplastarlo, y herirlo. Clavado ya en
la Cruz, le daban socos, golpes y chutes en el Cuerpo.
Comenzaron
a levantar la Cruz con cuerdas amarradas a ella. Suspendieron la Cruz y la
arrojaron en un agujero preparado. Oí el fuerte embate de la Cruz en el
terreno, que lo hizo ‘estremecer’ violentamente de Dolor.
De
lo alto de la Cruz, Él miraba toda la multitud que se juntó en el Calvario.
Nadie vino para consolar, sólo para juzgar, para condenar. Los soldados y los
fariseos, decían entre sí y después gritaban, tentando a Jesús:”
(Soldados
y fariseos): “Tú que salvaste a otros, sálvate a ti
mismo y nosotros creeremos. ¡Baja de la Cruz! Todos reían. Jesús murmuró, de lo
alto de la Cruz:”
(Nuestro
Señor Jesucristo): “Padre,
perdónales, porque no saben lo que hacen”
“Fuimos
admitidos al pie de la Cruz, como la familia agonizante. Uno de los ladrones
también insultaba a Jesús, diciendo:”
(El
ladrón malo): “¿Tú no eres Cristo? Sálvate a ti mismo,
y a nosotros también”
“Pero
el otro, Dimas, vio la paciencia de Jesús en soportar tantos insultos, en rezar
por los propios enemigos. Vio su propia vida llevada sin DIOS, y pensó:”
(El
buen ladrón- San Dimas): “Este hombre que hasta perdona los
enemigos, que soporta todo eso, es el Hijo de DIOS”
“Dimas
Me miró a los pies de la Cruz y murmuró, pidiéndome que le obtuviese el perdón
de Mi Hijo. Miré para Mi Hijo, y le pedí que lo perdonase. Enseguida, Dimas
respondió al otro ladrón:”
(El
buen ladrón- San Dimas): “¿Tú, estando a orillas de la muerte no
temes a DIOS? Nosotros estamos sufriendo porque merecemos, pero Jesús nada hizo
de malo.”
“Y
volviéndose hacia Mi Hijo, dijo:”
(El
buen ladrón- San Dimas): “Señor, recuérdate de mí, cuando
estuvieres en tu Reino”. “Jesús le
respondió:”
(Nuestro
Señor Jesucristo): “En
verdad, en verdad Yo te digo; hoy mismo estarás Conmigo en el Paraíso”
“Una
inmensa oscuridad envolvió a la Tierra, hasta la Hora de la Muerte de Jesús. De
vez en cuando, se escuchaban truenos y brillaban relámpagos. Jesús Me vio al
pie de la Cruz. Miró para Mí y dijo:”
(Nuestro
Señor Jesucristo): “¡Mujer,
he ahí tu hijo!”
“Y
enseguida dijo a Juan:”
(Nuestro
Señor Jesucristo): “¡He
ahí a tu Madre!”
“…De
aquel momento en adelante, Yo Me torné Madre de todos los hombres. La Sangre
escurría de Su Sagrado Corazón, se juntaba Mis Lágrimas de Sangre, que goteaban
en el suelo polvoriento del Calvario. En aquel instante, Mi Dolor atingió un
vértice tan alto, que jamás ninguna mente, ni humana, ni angélica, podrá
investigar.
En
aquel instante también, Me fueron mostrados por el Altísimo, las cruces de
todas las almas futuras, y lo cuanto Mi Presencia Materna junto al de ellas les
ayudaría también se ofrecieren, en unión con Mi Jesús.
De
allí en adelante, deberé Yo estar junto a todos los enfermos y agonizantes,
para ayudarlos a sufrir y a morir, como un grano de trigo caído en la tierra,
para que muchas almas resuciten y se salven.
Oh
hijos, sientan Mi Dulce Presencia junto de sus cruces, y entréguenme sus
corazones”.
(Obs
- Marcos): “A un dado momento, vi a Nuestro Señor hablar en alta Voz:”
(Nuestro
Señor Jesucristo): “Eli, Eli, ¿Lamma Sabactaní? (Mi Dios, Mi Dios, ¿Por qué Me abandonaste?) Los
fariseos comenzaron entonces a vociferar con Mayor rabia. Enseguida, Nuestro
Señor dijo:”
“¡Tengo sed!” Un
soldado tomó una esponja, la mojó en vinagre, la colocó en la punta de una lanza
y la dio para que probase. Exclamó entonces Jesús:
“Todo está consumado. Padre, en tus Manos entrego Mi Espíritu” Jesús aún dio un fuerte grito, diciendo: “¡¡¡Madre…!!!” Y enseguida expiró, abandonase el peso de Su Cuerpo,
dejando caer la Cabeza sobre el Pecho. Un grande terremoto, raya las montañas y
hace temblar a la tierra. Rayos y truenos resonaban. Una Mano misteriosa rasga
el velo del templo. El centurión exclama:
(Centurión):
“Este era verdaderamente el Hijo de DIOS”
Los
fariseos querían que les quebrasen luego las piernas, para ser retirados de la
Cruz porque ya llegaba el Sábado. Ellos también tenían visto las Señales que se
producían en la Muerte de Jesús, con todo, sus corazones estaban tan
obstinados, ciegos y duros, que nada más les afectaba. Miraban para el Cuerpo
de Jesús Muerto, con total indiferencia y frialdad.
Los
soldados fueron y quebraron las piernas de los ladrones, que luego murieron.
Viendo a Jesús muerto, le traspasaron el costado, para ver si realmente ya
había muerto o si apenas estaba desmayado. De la herida escurrió Sangre y Agua
en abundancia. Llegó Nicodemos y José de Arimatea, con la noticia de que
consiguieron de Pilato permiso para bajar al Hijo de DIOS de la Cruz y
sepultarlo. Contemplaba la Madre Santísima todo esto, traspasada y sumergida en
desolación. Nuestra Señora dijo:
(Nuestra
Señora): “Oh, Mi Corazón se sentía
despedazado de tanto Dolor, y ya no tenía más fuerza siquiera para llorar. El
Ángel del Señor, que bajó en el Huerto de los Olivos, para confortar a Mi
Divino Hijo en Su Agonía, descendió en aquel instante para confortarme, pues caso
contrario, Yo hubiera muerto.
Bajaron
los Brazos de Jesús, y después desprendieron Sus Divinos Pies, y despacio lo
colocaron en Mi Regazo Materno.
¡Soy
la Madre de la Piedad! Con que Dolor incomparable recibí a Mi DIOS en Mi
Regazo. Aproximen Mis Labios de Sus Manos Sacrosantas. Aquella Cabeza
perforada. Los Pies derramando tanto Sangre.
¡Oh,
todos ustedes que pasan por el camino, reparen y vean si hay dolor Mayor que Mi
Dolor!
José
de Arimatea, Nicodemos, María Magdalena y las otras mujeres, depositaron a
Jesús en un ataúd, mientras Yo, inmersa en un éxtasis de Gran Dolor, no
conseguía llorar.
Colóquenlo
en un sepulcro de José de Arimatea. Los hombres rodaron una gran piedra.
Enseguida, volvimos para Jerusalén, y así pasamos en oración y lamentos toda la
noche, así también como el Sábado.
Pasen,
Mis hijos, en profunda oración, estas horas que anteceden la Resurrección.
Recen, este mundo pervertido, muerto y sepultado por el pecado, necesita
resucitar. Recen Conmigo por el mundo. Oren por los pecadores.
Te
revelé Mi hijo, el Mar de Dolores que Jesús y Yo soportamos y padecemos por la
redención de la humanidad. ¡Conviértanse! ¡Conviértanse! ¡Conviértanse!
Arrepiéntanse de sus pecados. Por eso, queridos hijos, unidos a Mí, la Madre de
Dolores, ayúdenme a transformar este mundo, lleno de pecado, en un oasis de
Paz.
Yo,
la Reina de la Paz, les revelé ‘un poco más’ de la Pasión de Mi Hijo, para que
todos sientan hasta qué punto llegó el Amor de DIOS por los hombres.
Participen
de Mi inmenso Dolor de Madre, al ver que millares de Mis hijos continúan
rechazando el Amor de DIOS, y por eso, necesitan de conversión. Recen mucho,
recen mucho.
Hoy,
en el Día de Mi Gran Dolor, Yo les bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo”
(Obs
- Marcos): “De todo cuanto me fue mostrado, yo no tendría capacidad de
describir ni la mínima parte. Con todo, conforme me fue ordenado, relaté lo
cuanto fui capaz, si bien que lo diga que la impresión y los efectos que se me
produjeron en el alma, los siento hasta el día de hoy.
Es
como si el alma, la mente y el cuerpo fuesen ultrapasados por una ‘fuerza’ que
supiera inmensamente a mi naturaleza, atingiendo hasta lo más íntimo mío,
aniquilando mis fuerzas, quedando yo perplejo, incapaz de repetir lo que vi en
la amplitud que desearía hacerlo.
Por eso, afirmo que de todo cuanto
escribí aquí, mucho más todavía tendría a relatar, el que talvez deba hacerlo
posteriormente, en alguna otra ocasión, si así lo quisiera Nuestra Señora”
30 de
Marzo de 2006, Dolor Secreto de Nuestro Señor Jesús
(Obs. de Marcos): “Hoy, Jesús vino cercado de dos
Ángeles, estaban vestidos de blanco y Jesús sostenía en las Manos un cetro azul
luminoso. Sonriendo Me dijo:”
“Mi
ángel, quiero comunicarte los
misterios de Mi Amor y de Mi Gracia, a fin de que tú subas de la tierra y te
eleves hasta Mí. Despréndete Mi hijo de las criaturas que tanto te cansan y te
aborrecen para fijarte y permanecer únicamente en Mí, que Soy Dulzura y Paz.
Quédate
sabiendo Marcos, que Mi mayor deseo después de estar en los brazos de Mi Madre,
fue estar en los brazos de José, Mi Padre Putativo. Sí, cómo Yo Me alegré
cuando Mi Madre Me colocó recién nacido aún en los brazos de José, y llorando
Me adoraba y besaba. Cómo fui feliz en los 26 años de convivencia con José, Mi
Padre, cómo fui feliz por todos los días haber sido amado por Él, que Me amaba
a lo máximo posible para una criatura mortal. En Mi Pasión, uno de Mis mayores Dolores fue la
ausencia de José para consolar a Mi Madre y a Mí, Él no nos habría dejado como
hicieron los apóstoles. Marcos, he aquí porque Yo no niego nada que
Me es pedido por medio de José. He aquí porque se salvarán seguramente los que
hacen la Hora de Él con amor.
A
José, Yo nada puedo negar, nada. Mi Sagrado Corazón reinará en la tierra por
medio de José, cuando ésta devoción reservada para estas Apariciones se hubiere
establecido en la tierra, entonces estará próxima la llegada de Mi Reino.
La
Paz, Mi ángel Marcos.”
02 de
Abril de 2006, Dolor Secreto de Nuestro Señor Jesús
“Mi
Ángel, escribe que Mi Amor por los hombres Me llevó a sufrir por ellos de tal
manera que no pueden alegar cosa alguna para no creer que les amo, y que Soy
Bondad y Misericordia. He aquí más uno de Mis Dolores desconocidos de los
hombres que te doy a conocer. Cuando Me prendieron en el calabozo, calentaron un hierro en
brasa, y marcaron Mis espaldas con ello. El Dolor que Yo sentí Me
hizo casi desfallecer. Gotas de sudor Me bañaron todo el cuerpo, Mi visión se
oscureció, Mis piernas se aflojaron. Mi Madre veía todo por visión
sobrenatural, y Sus Lágrimas de Sangre trasparon como una lanza Mi alma.
Más
tarde, cuando de la Flagelación, aquella parte de carne quemada de Mis
espaldas, fue arrancada por los golpes de los verdugos, aquél Dolor que Yo y Mi
Madre sentimos fue grande que ninguna mente podrá jamás entender todo. Bienaventurada
el alma que honrare este gran Dolor Nuestro, pues, Nosotros apagaremos para
ella las llamas del Purgatorio, y la libraremos de las llamas del Infierno”.
Señor, perdonanos por tanto dolor y por el dolor de tu santisima madre,nuestra madre la inmaculada y siempre virgen Maria. Yo te ofresco mi dolor de este dia por tu muerte y por las lagrimas de sangre de nuestra santisima madre por las benditas almas del purgatorio y los pecadores de todo el mundo. Alabado seas por siempre señor.Amen
ResponderBorrarGRACIAS MARCOS, DIOS TE BENDIGA, GRACIAS JESUS MARIA Y JOSE POR TODOS SUS DOLORES Y SUS LAGRIMAS. ALABANZA, AMOR, VENERACION Y ADORACION SEAN DADOS AL SANTO NOMBRE DE JESUS Y DE MARIA; BENDITA SEA ESTA SANTA PAGINA QUE NOS HACE CONOCER LA GRANDEZA DEL AMOR DE JESUS, MARIA Y JOSE. GRACIAS A TODOS LOS QUE COLABORARON PARA HACER ESTA PAGINA, SEA DADO PARA USTEDES EL REINO DE LOS CIELOS Y EL INGRESO AL REINO DE PAZ DE 1000 AÑOS. AMEN
ResponderBorrarBENDITO SEA NUESTRO SEÑOR Y NUESTRA MADRE SANTA AMEN
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