LA
APARICIÓN DE PONTMAIN
“Nuestra Señora de la Oración”
“Madre de la Esperanza”
Francia
1871
En
las Apariciones de Jacareí, una de las Apariciones más recordadas por Nuestra
Señora Reina y Mensajera de la Paz, es aquellaa ocurrida el 17 de Enero de 1871,
en la ciudad de Pontmain, Francia.
Nuestra
Señora vino a dar esperanza al pueblo francés y por medio de ellos al mundo. La
Madre de Dios dio un importante Mensaje al mundo, que a medida que nos
entreguemos a la oración profunda y sincera, Dios se dejará tocar y nos dará la
victoria no solo contra nuestros enemigos, sino también sobre nosotros mismos,
contra nuestros defectos y pecados.
Antes
de las apariciones ya existía la advocación y una Archicofradía de Nuestra
Señora de la Esperanza en Saint-Brieuc, Francia. Pero
fue por las apariciones en Pontmain que alcanzó popularidad.
La
Aparición de de Pontmain es una de las 8 grandes apariciones de la Virgen
María, que se produjeron en el continente europeo antes de la II Guerra
Mundial.
Está
entre las aprobadas por la Iglesia: la Medalla Milagrosa (París, rue du Bac)
1830, la Salette 1846, Lourdes 1858, Pontmain 1871, Pellevoisin 1876, Fátima
1917, Beauraing 1932, Banneux 1933.
Aunque
la Aparición de Pontmain aunque haya sido aprobada por el Vaticano, pocos o
casi nadie conoce a pronfundidad lo que Nuestra Madre vino a pedirnos y a
enseñarnos en aquel lugar sagrado.
Es por esta razón que reiteradas veces, año
tras año, María Santísima, Nuestro Señor Jesucristo y algunos Santos e inclusive el Espíritu Santo nos insistieron
en la divulgación de dicha manifestación celeste así como las demás conocidas y
no conocidas, aprobadas o perseguidas.
Veamos
a continuación fragmentos de algunos Mensajes dados en Jacareí sobre la
Aparición Gloriosa de Nuestra Madre en Pontmain:
“En cada
local de las Apariciones de Mi Esposa María Yo opero las Maravillas de Mi
Gracia.
En cada
lugar de las Apariciones en que encontramos almas dóciles y obedientes,
Nosotros, la Trinidad, derramamos la Gracia y la Salvación.
Así ha
sido desde La Salette, Lourdes, Fátima, Pontmain hasta
aquí en Jacareí.
Yo mismo
estoy preparando Moradas Santas para Mí, pues Soy Santo.
Estoy
preparando templos, palacios, ciudades santas, vivas, para Mí, donde Yo mismo
habitaré noche y día, y Yo mismo seré su Luz.
Estas
ciudades son las almas que estoy purificando y embelleciendo para Mí, Su Dios.
¡Bienaventurado todo aquel que se deje tomar por Mí por las Manos de
María y José, pues no quedará en las tinieblas de la muerte del alma!” [Divino Espíritu Santo,
11/01/2006]
***
“Les
pido una vez más: ¡Obedezcan Mis Mensajes, pues ellos son para su bien! Estos
Mensajes son los últimos para el mundo, lo que Yo ya dije antes vuelvo a
repetir:
Después
de París, hubo la Aparición de La Salette, después de La Salette hubo Lourdes,
después de Lourdes, Pontmain,
Pellevoisin, Fátima y las demás hasta llegar aquí, pero después de esta Mi
Aparición aquí no habrá ninguna otra más…” [María
Santísima, 06/05/2007]
***
“Amados hijos Míos, hoy, cuando conmemoran Mi Aparición en la Ciudad de
Pontmain, en Francia, hace tantos años atrás, para mostrar a Mis hijos el poder
de Mi Corazón Inmaculado, de Mi Rosario; es para dar a ustedes la certeza de
que: ¡Al final Yo Triunfaré sobre el demonio y sobre todas las fuerzas
contrarias a Dios y a Mí, Yo les llamo nuevamente a la Esperanza y a la
Confianza!
No pierdan la Esperanza y la Confianza, incluso delante de este mundo que
predica que Dios no existe, que Dios está muerto y que por lo tanto el mal
vence y predomina siempre… ¡No Mis hijos! ¡Dios está vivo! ¡Yo Soy viva, estoy
viva con ustedes! veo todo lo que les acontece y sé todo lo que necesitan.
Las fuerzas del mal no podrán prevalecer contra aquellos que son Mis
verdaderos hijos y llevan en su alma Mi marca, la marca de Mi Amor…
¡Aquellos que ya abrazaron Mi insignia y que ya se reunieron en torno a
Mi huella, a estos Mis hijos, la Estrella del abismo (Satanás) no podrá vencer,
no podrá separar de Dios y de Mí!
Por eso hijitos, ustedes que son Mis verdaderos hijos, que Me aman y que
nunca Me dicen “no”, ustedes tienen Mí por Madre, abogada, defensora y
protectora… ¡Y conmigo, al final, ustedes triunfarán!
Los castigos que en este mes acontecieron, las terribles inundaciones que
asolaron su País, el terremoto que asoló este País también esta semana, y también
lo que asoló otros países, son solamente el comienzo de los dolores, Mis hijos.
No se afligen con eso porque muchos castigos todavía acontecerán debido
al hecho de la humanidad haber rechazado en obedecer Mis Mensajes y atender a
aquello que desde Lourdes, La Sallete, Pontmain, Fátima, hasta aquí en
Jacareí le he dicho y profetizado.
La Tierra conocerá todavía castigos tan tremendos que dolor mayor
jamás se vio…
¡Pero tengan confianza! ¡Yo estoy con ustedes! Soy su Madre y les
guardaré a todos dentro de Mi Manto de Amor, dentro de Mi Corazón
Inmaculado… Solamente lo que les pido es: fidelidad, generosidad, docilidad y
obediencia a Mi Voz, a Mi Amor y a Mis Mensajes. Y del resto Yo cuidaré…
¡Sigan adelante rezando Mi Rosario! ¡Los que rezan Mi Rosario triunfarán
del pecado, del mal y de Satanás, pues por el Rosario Yo misma doy la victoria
y Soy la victoria para todos Mis hijos!
A todos en este momento bendigo con Amor.” [María
Santísima, 17/01/2010]
***
“Aquí, donde Yo nuevamente, con Lágrimas y con Mensajes vehementes, llamé
a Mis hijos a la Oración, al Sacrificio y a la Penitencia, nuevamente vengo
para terminar aquello que comencé en La Salette, en la Rue du Bac, en París, en
Lourdes, en Pontmain y Fátima y que,
pasando por Montichiari y por todas Mis Apariciones, voy finalmente a concluir
Aquí.
Mucha oración es lo que les pido, docilidad, obediencia a Mi Voz, para
que se realicen en ustedes Mis Planes Maternos. ¡Yo estoy con ustedes! Y ustedes
deben todos los días buscarme en la Oración, en la Meditación, en silencio, en
el encuentro profundo Conmigo y vivo en la oración, en el templo de su corazón,
de su alma.” [María
Santísima, 08/07/2012]
***
“Amados
Hijos Míos, hoy, contemplan el aniversario de Mi Aparición en Pontmain como
Señora de la Esperanza, para traerles el Divino Mensaje del Cielo. “Pero
recen Mis Hijos, Dios les escuchará pronto, Mi Hijo se deja tocar”
Vine
a Pontmain a traerles el Mensaje de Esperanza. Vine a Pontmain a traerles el
Mensaje de Paz.
¡Paz,
Paz, Paz! Paz a sus corazones atribulados. Que hoy sus corazones reciban Mi
Paz, así como recibieron los habitantes de Pontmain en aquel día frío en que
aparecí para ellos, para darles la Esperanza y la Paz del corazón.
Sí,
para ellos, todo ya parecía perdido, la invasión de los prusianos parecía
cierta y su esclavitud también sería cierta. Mas, con Mi Aparición, Yo les
llevé a rezar mucho, Yo les llevé a tener esperanza.
Y
entonces, Mi Inmaculado Corazón triunfó en Pontmain, porque encontró corazones
dóciles y obedientes a Mí y pasaron a rezar mucho todos los días. Y que
verdaderamente tuvieron la Virtud de la Esperanza, de la Fe y así, la Paz
triunfó.
Lo
que Yo vengo pedir a ustedes hoy es lo mismo: Confianza y Esperanza en Mí, Mi
Corazón Inmaculado triunfará, y entonces el mundo conocerá un nuevo y largo
tiempo de Paz.
Para
tener ésta Paz que desde ya Yo anuncio y quiero dar, es necesario que renuncien
al pecado y a su voluntad corrompida y mal inclinada, pues, viviendo según la
voluntad de ustedes, nunca podrán tener la Paz de Dios.
Recen,
recen, recen mucho y la Paz será dada a sus corazones en abundancia. A todos en
este día bendigo generosamente: de BANNEUX…, de PONTMAIN…y de JACAREÍ.
Denme
la misma obediencia que Me dio el pueblo de Pontmain y Yo les daré la Paz.”
[María Santísima, 17/01/2014]
***
“Deseo
que den también para 9 personas la película Voces del Cielo 7. Es preciso que
las personas conozcan más Pontmain y
que vivan el Mensaje que la Madre de Dios allá dio: más oración para tocar el
Corazón de Jesús, para que entonces, los castigos y las guerras cesen y el
mundo pueda conocer un nuevo tiempo de paz”. [San Celso, 02/07/2017]
Vídeo documental de Pontmain (Voces del Cielo Nº 7), hecha por el vidente Marcos Tadeo a pedido de la Santísima Virgen |
LUGAR Y TIEMPO DE LA APARICIÓN
En Pontmain (una pequeña aldea francesa del interior en la región de la Mayenne)
nada había de especialmente digno de nota, hasta 1871. En aquel año, el país se
encontraba desfigurado por la descristianización y atravesaba por una dura
probación.
El año anterior, Francia había declarado la
guerra a Prusia, pero sus ejércitos fueron derrotados; Napoleón III,
autotitulado emperador, cayó a consecuencia de la derrota; y, fue proclamada la
tercera república. Peor: en la capital francesa, cercada por el ejército
enemigo, entró en vigor un régimen anarquista precursor de los horrores del
golpe comunista, conocido como la Comuna de París. En tales circunstancias,
nada impedía que el victorioso ejército prusiano ocupara todo el país.
En aquella época histórica, una victoria de
Prusia sobre Francia tomaba aires de triunfo del protestantismo (mayoritario en esa época en toda Alemania)
contra el catolicismo. Teniendo Francia la vocación de dar ejemplo de
civilización católica, su derrota y consecuente desintegración sería una enorme
pérdida para toda la civilización cristiana.
En 1871, la situación había llegado a tal
punto que nada podía salvar a Francia. Nada, excepto la Santísima Virgen. Y
Ella intervino. La situación era tan mala que el ejército francés comenzó a reclutar
jóvenes sin experiencia militar de la zona cercana a la línea de defensa.
Antes que los jóvenes de Pontmain se fuesen, el Párroco los confesó, les
celebró la Santa Misa y recibieron la comunión. Todos estaban preocupados por
los 38 jóvenes del pueblo que habían sido reclutados para defender el
territorio francés.
El 17 de Enero, una parte del ejército prusiano llega a las puertas de
Laval. Reina el desorden y el pánico entre los soldados franceses. En los
campos, los campesinos esconden sus pertenencias: dinero, ropa y alimentos.
A las miserias de la guerra se añade una epidemia de tifoidea y de
viruela.
Todo iba mal. Los parroquianos decían: “Por más que roguemos a Dios, no escucha nuestras plegarias”.
El domingo 15 de Enero, después de las vísperas, el cura había entonado
como de costumbre el cántico de Saint-Brieuc:
“Madre de la Esperanza
Por tu nombre lleno de ternura
Protege nuestra Francia,
Ruega, ruega por nosotros”.
Al inicio, el Padre
Guerín era el único que cantaba. Al darse la
vuelta, exhorta a los parroquianos, quienes comienzan a cantar llorando.
El Martes, 17 de Enero
de 1871, seguían en la angustia y la desolación. Hacía frío y la
nieve cubría el suelo y los tejados. El cielo estaba límpido cuando cayó la
noche estrellada.
Padre Guerín, Párroco de Pontmain, 1871 |
LA
MAJESTUOSA APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
El Padre Guerín, que había sido
el Párroco por 35 años, pidió a los niños que oren a la Virgen por protección. Entre esos niños había dos
hermanos muy piadosos.
Ellos comenzaron el Martes, 17 de
Enero, sirviendo de monaguillos en la Misa, recitando el Rosario y haciendo las
estaciones de la cruz por las intenciones del hermano mayor que había sido
reclutado por el ejército francés.
Esa tarde/noche, a eso de las 6
p.m. uno de los hermanos, Eugenio Barbadette, de 12 años de edad, salía del establo
de su familia cuando vio en el Cielo una hermosa Señora, en el aire, unos 20
pies por encima de los techos.
Ella llevaba una larga capa azul
adornada con estrellas doradas; un velo negro y una corona de oro de unos 20
centímetros de diámetro con una lista roja en el medio.
También usaba zapatos azules y
sus manos extendidas hacia los costados como en la Imagen de la Medalla
Milagrosa (Nuestra Señora de las Gracias).
Eugenio se quedó mirándola con
asombro por unos 15 minutos. Cuando su padre y su hermano de
10 años, José, salieron del establo, Eugenio gritó:
“¡Miren allí!. ¡Encima de la casa!. ¿Qué ven?”.
José describió a la Señora tal
cual como lo hizo Eugenio.
El padre de los niños no ve nada,
salvo tres estrellas brillantes formando un triángulo en el cielo y les ordenó
con severidad que regresaran al establo para alimentar a los caballos. Sin embargo, un poco después, el
padre les dijo que salgan y miren de nuevo.
Otra vez la vieron. José repetía:
“¡Qué
bella es!, ¡Qué bella es!”.
Inscripción que indica el lugar exacto, en la granja de la familia Barbedette, en que los dos niños vieron a la Santísima Virgen, el 17 de enero de 1871 |
La madre de los niños, Victoria
Barbadette, vino entonces y le dijo a José que se callara porque estaba
llamando mucho la atención. Sabiendo que los niños eran
honestos y no mentían, ella dijo:
“Es
quizás la Virgen Santísima quien se os aparece. Ya que la ven, recemos cinco
padrenuestros y cinco avemarías en su honor”.
Después de recitar las oraciones
en el establo, para no llamar la atención, la Señora Barbadette preguntó a sus
hijos si todavía veían a la Señora.
Cuando dijeron que sí, ella fue a
buscar sus lentes y regresó con su hermana Louise, pero ninguna de las dos vio
a la Señora.
Entonces la Sra. Barbadette acusó
a sus hijos de mentirosos. La Sra. Barbadette llamó a las hermanas religiosas y
le advirtió a sus hijos:
“Las
hermanas son mejores que ustedes. Si ustedes ven, ellas ciertamente también
verán.”
Durante esta primera fase, todo
se prepara para lo que seguirá: Victoria va a buscar a Sor Vitaline. La población se precipita frente
al granero y comienza a rezar con Sor Vitaline. La hermana Vitaline no pudo ver a
la Virgen pero ella sabía que los niños eran honestos.
Entonces fue a la casa de un
vecino y le pidió a dos niñas pequeñas, Francoise Richer (11 años) y
Jeanne-Marie Lebosse (9) que fueran con ella. Las niñas vieron a la Virgen y la
describieron igual que los niños.
Llega entonces la Hermana Marie
Edouard y al escuchar lo que decían las niñas, fue a buscar al Padre Guerín y a
otro niño, Eugenio Friteau (6 años y medio). Eugenio también vio a la Virgen.
Para entonces había unas 50
personas reunidas. Agustín Boitin, un niño de sólo 2
años quiso alcanzar la Virgen y dijo:
“¡El
Jesús!. ¡El Jesús!”.
Sólo estos seis niños podían ver
a la Virgen.
En ese momento, todos los niños
dicen que se forma un óvalo blanquiazul alrededor de la Dama, y que hay una
cruz roja en su pecho, en su corazón.
Miles de estrellas comienzan a
formar como un escabel a los pies de la visión. El señor Cura llega donde se
encuentran sus parroquianos. El Padre Guerín pidió a todos que
rezaran, por lo que se arrodillaron y rezaron el Rosario y el Magnificat.
Facetas de la Aparición de la Madre de Dios |
Gradualmente apareció un Mensaje
en letras doradas en el Cielo que vieron todos los niños: “Pero, Recen Mis hijos”
La Hermana Marie Edouard entonces
dirigió a los presentes en el canto de las letanías de la Santísima Virgen. El Mensaje continuó: “Dios les escuchará pronto”.
Llegó la noticia de que el
ejército enemigo estaba en Laval, muy cerca de Pontmain.
El Mensaje del Cielo continuó: “Mi Hijo se deja tocar”.
Cuando los niños anunciaron este
Mensaje, el Padre Guerín le pidió a todos que cantaran un himno de alabanza. La Hermana Marie Edouard dijo:
“¡Madre
de Esperanza, tan dulce nombre, protege nuestro país, ruega por nosotros, ruega
por nosotros!”.
La gente respondió:
“Si
(los prusos) estuviesen a la entrada del pueblo, ya no debemos temer!”.
Al final del himno, el Mensaje
desapareció. La gente entonces cantó un himno
de arrepentimiento y reparación a Jesús. La Señora se veía triste y
sostenía un gran crucifijo rojo en el que estaba inscrito: “Jesucristo”.
A las 8:30 p.m., la gente cantó, “Ave, Maris Stella” y el crucifijo desapareció.
Ella de nuevo sonrió y dos
pequeñas cruces aparecieron sobre sus hombros. Ella bajó sus manos y un velo
blanco la fue cubriendo desde los pies hasta la corona. Alrededor de las 8:45
p.m., los niños dijeron:
“Ha terminado”.
Durante el tiempo preciso de la
aparición, el general pruso Von Schmidt, que estaba listo para arrasar con el
pueblo de Laval en dirección a Pontmain, recibió órdenes del alto mando de no
tomar la ciudad.
La invasión de la Bretaña nunca
se efectuó ya que ese mismo mes se firmó el armisticio entre Francia y Prusia. La intercesión milagrosa de la
Madre trajo la paz. Los 38 soldados de Pontmain regresaron sin un rasguño.
El Mensaje de Pontmain nos
muestra muy claramente el efecto de las plegarias aún en una pequeña comunidad
parroquial.
Deberíamos dedicarnos a orar,
especialmente en tiempos difíciles.
LAS
REPERCUSIONES
Monseñor Casimir Wicart, Obispo
de Laval, ordenó inmediatamente una encuesta minuciosa sobre el acontecimiento
y fue personalmente a Pontmain para interrogar a la gente. Posteriormente, se realizaron
otras investigaciones e interrogatorios, sin embargo, a partir del 2 de Febrero
de 1872, mediante un acta canónica muy categórica, el Obispo pronunció solemnemente
su juicio.
Reconocía la autenticidad de la Aparición,
aprobaba el culto de Nuestra Señora de la Esperanza de Pontmain y reclamaba la
construcción de un Santuario.
El Abad Michel Guerín, figura
trascendente en el suceso, había muerto después de 36 años de servicio en
Pontmain.
Desde el inicio, su ministerio
reposó en la oración y en una gran piedad mariana y entronizó una estatuilla de
la Virgen en todos los hogares.
A partir de ese momento, todas
las familias rezarían el Rosario todos los días.
Hace erigir y bendice numerosas
cruces a orilla de los caminos.
Hace colocar la estatua de María
en el campanario de la Iglesia Parroquial.
Desde el 8 de Diciembre de 1854 (definición del Dogma de la Inmaculada
Concepción), se encienden cuatro velas en el altar de la Virgen durante los
oficios de la Parroquia.
En 1860, manda pintar la bóveda
de la Iglesia de azul cielo con miles de estrellas doradas. Aquél que apodaban
un poco maliciosamente “el cura de las Santas Vírgenes” supo marcar
profundamente ese pequeño rincón de bosquecillo de Mayenne que María “la Madona
de las estrellas” visitó el 17 de Enero de 1871.
El Obispo llamó a los Misioneros
Oblatos de María Inmaculada para que se encargaran de las primeras
peregrinaciones y predicaciones apostólicas en toda la región del Oeste.
Los había conocido cuando era Obispo
de Fréjus. Tomaron este cargo a partir del 1 de Octubre de 1872.
Menos de un año más tarde, el 18
de Junio de 1873, Monseñor Wicart bendecía la primera piedra del Santuario de
Pontmain. Sería su última acción: moriría poco tiempo después.
Evidentemente muchas personas ya
venían a Pontmain, en carreta, aunque más a menudo a pie y también había
quienes venían de muy lejos.
Desde el primer aniversario, el
17 de Enero de 1872, la afluencia fue creciendo con los años.
El 17 de Enero de 1877, se
celebra por primera vez la misa en el coro de la nueva iglesia. El 11 de Octubre
de 1896, se llevó a cabo una gran fiesta para bendecir el carillón.
El Padre Achille Rey era superior
de los capellanes desde hacía tres años después de haber estado en Montmartre
donde había instalado la campana más grande del mundo: la Saboyana.
Esta vez, se habían previsto 33
campanas. En recuerdo de la Aparición, el primer Obispo de Laval, Monseñor
Wicart, quería llamar al Santuario “Nuestra
Señora de la Esperanza”. Roma pidió que se dejara ese
vocablo a la basílica mariana de Saint-Brieuc.
Papa León XIII |
Así pues, el Papa León XIII
atribuyó a la Iglesia de Pontmain el título de “Nuestra Señora de la Oración” que le quedaba perfectamente
(Breve apostólico del 12 de Diciembre de 1897).
El 15 de Octubre de 1900 tuvo lugar
la consagración de la gran Iglesia. La ceremonia fue muy hermosa y larga,
recordando los ritos bíblicos de la consagración del Templo.
En 1903, los Oblatos, al igual
que todos los demás religiosos, fueron expulsados de Francia. El clero de la
diócesis tomó el relevo.
En 1908, los días 22, 23 y 24 de
Septiembre, se llevó a cabo la proclamación solemne de la Basílica de Pontmain,
en presencia de 2 Arzobispos, 4 Obispos, 600 Padres, 15.000 peregrinos.
En su mensaje del centenario de
la Aparición, Paulo VI comentó ese título:
“Con
María, aprendemos a orar… María no se cansa de invitar a sus hijos a la
oración” (30 de Mayo de 1971).
El Papa Pío XI concedió la misa y
el oficio en honor a Nuestra Señora de la Esperanza de Pontmain. La Virgen fue
coronada solemnemente por el Cardenal Verdier, Arzobispo de París el 24 Julio
de 1934.
¿Qué ha
sucedido con los videntes después de la Aparición?
Eugenio Barbedette, el primero en ver a
la Hermosa Señora en la noche del 17 de Enero de 1871 y que recibió su inefable
sonrisa, guardó siempre una gran reserva
respecto a este acontecimiento.
Se mantuvo fiel a
su línea de conducta con profunda humildad: no hablar nunca de la Aparición,
sólo por deber o por obediencia, ni en el Seminario Menor, ni durante sus
estudios teológicos, ni en los diferentes ministerios que se le asignaron.
Sacerdote muy celoso de
su deber, edifica todas las Parroquias por las que pasa: Vicario en Renazé y en N.S. de Laval, Cura de Peuton y luego de
Châtillon-sur-Colmont donde murió, el 2 de Mayo de 1927, después de haber
ejercido durante diecisiete años su ministerio. Su cuerpo reposa en el
cementerio de Châtillon-sur-Colmont.
José Barbedette tenía diez años en el momento de la Aparición. Poco tiempo
después, entra al Seminario Menor de Mayenne y luego al Seminario Mayor de
Laval.
Llamado a la vida
religiosa, entra con los Padres Oblatos de María Inmaculada que se ocupaban
entonces del peregrinaje de Pontmain.
Novicio en St.
Gerlach cerca de Maästricht en Bélgica, después lo enviaron a N.S. de Sión
cerca de Nancy donde tuvo a su cargo el economato y la dirección de los
Hermanos Coadjutores.
Cansado, se va a
descansar unos meses a Pontmain donde escribe para su Superior el Relato de un
vidente.
Enviado a la
diócesis de Burdeos, ocupa el puesto de Vicario en N.S. de Talence.
Más tarde, es
nombrado Superior y maestro de los novicios en Bestin, Bélgica, ahí funda un
orfelinato.
En 1906, vuelve a
Mayenne como misionero en
Château-Gontier.
Condenado como
religioso en 1910, se establece en Laval. Más tarde se le confió el cargo de la
Parroquia de Vautorte, St. Pierre sur Erve y por último la de Boulay. Abatido
por una enfermedad, regresa a Pontmain el 15 de Julio de 1929 donde muere
devotamente el 3 de noviembre de 1930.
Descansa en el
cementerio de Pontmain, según su deseo, en la tumba de su madre, cerca de la
tumba de los Padres Oblatos.
Françoise Richer. Ella
permaneció tal como era en el momento de la Aparición: una alma profundamente
cristiana, cumpliendo con sencillez su tarea diaria “para agradar a Dios y a la Virgen”.
Se ganaba la vida
como sirvienta difícilmente y más tarde
prestaba sus servicios a la enseñanza libre en varias escuelas rurales.
Hacia 1900, va a casa
del Abad Eugenio Barbedette para servirle en
su presbiterio en Peuton, primero y luego en Châtillon-sur-Colmont donde pasará
los últimos quince años de su vida, dejando la reputación de una cristiana
ejemplar y modesta.
La noche del 28 de
Marzo de 1915, muere sin agonía pero no sin gran sufrimiento.
Justo después de
su último suspiro, su rostro adquiere un gesto tranquilo como si durmiera.
Como el Abad Eugenio
Barbedette, su cuerpo reposa en el cementerio de Châtillon-sur-Colmont.
Jeanne-Marie Lebossé. Deseosa de ser religiosa profesa, entra en relación con la
Santa Familia de Burdeos, congregación de múltiples ramos, por mediación de los
RR.PP Oblatos de María.
El 8 de Septiembre de
1881, toma el hábito y recibe el nombre de Sor Saint-André. De 1903 a 1909 se radica en Bélgica y luego va al asilo de
ancianos de Burdeos para ocuparse de la dirección de la sacristía, misión que
cumple con alegría y gran piedad.
Se distinguiría
por su humildad natural, su caridad discreta y abnegada, el encanto de su
sonrisa y de su mirada.
Brindó a su
comunidad los mejores servicios en todo tipo de trabajos manuales.
Puso siempre su
talento de pintora a disposición de los demás.
Durante diez años
sufrió de parálisis y en Marzo de 1933 su minusvalía será absoluta.
Entrega su alma a
Dios el 12 de Diciembre de 1933.
Su cuerpo reposa
en el cementerio central de Burdeos en la tumba de su comunidad.
EL
MENSAJE CENTRAL DE PONTMAIN
En Pontmain, en el cielo
estrellado de la noche del 17 de Enero de 1871, María se presenta como una
pedagoga silenciosa de la plegaria.
Ha venido a enseñarnos a rezar
recordándonos todo el misterio de la salvación.
“PERO RECEN MIS HIJOS, DIOS LES ESCUCHARÁ PRONTO,
MI HIJO SE DEJA TOCAR”
El llamado a la oración es
apremiante, casi una exigencia. Notemos que María orienta, en la oración, hacia
Dios, (el Padre) y hacia Jesucristo su Hijo.
La Aparición en sí misma se
desarrolla dentro del contexto de una vigilia de oración de la comunidad
lugareña ahí reunida, la Virgen María animó ella misma esta vigilia. También
todo el tiempo que estuvo en el Cielo, nos hace recordar que debemos rezar al menos 3 horas por día,
como Ella misma nos indica en muchas Apariciones actuales suyas. En Jacareí
María Santísima nos insiste en rezar al menos 3 horas por día. En Pontmain,
permaneció 3 horas en el Cielo.
Desde hace 146 años, Pontmain no
ha dejado de recibir peregrinos.
María no ha dejado de ser
educadora de sus ruegos y pedagoga de su encuentro con el Señor.
Por su experiencia de la oración,
el clima de recogimiento, la belleza y la calidad de la liturgia, el Santuario
es una verdadera “Escuela de oración”.
Cuatro lugares ofrecen un
contexto privilegiado para diversas formas de oración: la Basílica, la Iglesia Parroquial, el granero de los Barbadette y el campo de la
cruz, donde se puede hacer un recorrido iniciático llamado “camino de vida”.
Basílica de Nuestra Señora de Pontmain |
Peregrinos en vigilia dentro del establo de la Familia Barbedette |
OTROS LINKS DE
INTERÉS:
Nuestra Señora de Pontmain, Francia (1871).
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