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Keeskemet (Hungría 1939 -1987)

LAS APARICIONES DE KEESKEMET


“La Victoriosa Reina del mundo”
(Hungría 1939 -1987)


En Jacareí, también fue confirmada las Apariciones y Revelaciones que Jesús y María dieron a Sor Natalia Magnola en Hungría.

Allí la Madre de Dios volvió a pedir la práctica de los Primeros Sábados del Mes en Honor a Su Inmaculado Corazón, tal como solicitó a través de Sor Lucía de Fátima, sólo que en vez de los 5 primeros Sábados del mes, sea extendido a los 9 primeros Sábados del mes. 

También se le ha dado extraordinarias promesas para quienes hagan una Oración de ‘Ofrecimiento’ u ‘Ofrenda de Vida’ dictada por Nuestra Madre del Cielo.

Veamos las ocasiones donde estas revelaciones fueron mencionadas en Jacareí:

“Mi Corazón Inmaculado a cada día recibe más y más espinas, más y más ofensas, más y más pecados, con que los pobres pecadores lo ultrajan, lo ofenden y lo desprecian; y así también sucede con el Sagrado Corazón de Mi Hijo Jesús.
Para consolarme, Yo pedí la Devoción de los Cinco Primeros Sábados de Reparación a Mi Inmaculado Corazón, en Fátima, a Mi hijita hermana Lucía, prometí, inclusive, que Rusia se convertiría, que los pecadores se convertirían, si esta Devoción fuese esparcida y cumplida.
¡No fui escuchada! Entonces, Mi Hijo Jesús vino en Hungría y a Mi hija hermana Natalia hizo 33 Promesas para aquellos que, no sólo en Cinco Primeros Sábados, pero en Nueve, Me honrasen, juntamente con Su Sagrado Corazón en Nueve Primeros Viernes, prometiendo la salvación a aquellas almas que se confesasen, comulgasen en el Primer Viernes y Primer Sábado de nueve meses seguidos, rezasen un Rosario para desagraviarme, haciendo quince minutos de meditación sobre los Quince Misterios del Rosario.
Nosotros prometemos tanto, en cambio de tan poco, pero más una vez no fuimos escuchados.
Es por eso. Mis hijos, que Yo vuelvo hoy aquí en Jacareí para pedirles: HAGAN LA NOVENA REPARADORA de los Nueve Primeros Viernes y Primeros Sábados del mes, para desagraviar el Corazón de Mi Hijo y el Mío. Porque el Padre ya no aguanta más ver Nuestros Corazones traspasados de esta forma. Sí, porque las espinas y las espadas que nos atingen, atingen también al Corazón del Padre.
¡Oh hijos! ¡Oh Mis almas generosas! ¿Dónde están ustedes? ¿Qué hacen, que no tienen tiempo de venir a quitar las espinas del Corazón de su Madre? ¿Del Corazón de su Dios, que murió por todos ustedes?” María Santísima, 04/11/2001

“Marcos, los Mensajes que Nuestro Señor y la Madre de Dios dieron a la Hermana Natalia allá en Hungría en el siglo pasado son verdaderos, tú siempre creíste y estabas en lo cierto Marcos, mayor mérito tienes por haber creído antes de ver todos los Mensajes que allá fueron dados.
Di al pueblo que aquella renuncia que Nuestro Señor pidió a través de la Hermana Natalia es necesaria y obligatoria para todos, así como fue para la Hermana Natalia. Y si todos imitasen aquella Santa vidente de los Corazones de Jesús y María, en la vida de renuncia y de sacrificio serán felices así como ella es feliz y gloriosa para siempre en la Gloria del Cielo.” Santa Flavia Domitila, 11/11/2007

Marcos Tadeo em obediencia a la Madre de Dios, ha gravado CD’s que contienen en audio la historia de las Apariciones y Revelaciones a Sor Natalia, como también la narración de los Mensajes. (Click paraescuchar la grabación del Vol.1)



BIOGRAFÍA Y MISIÓN DE SOR NATALIA

Sor María Natalia de las Hermanas de santa Ma. Magdalena nació en 1901 cerca de Pozsony, en la actual Eslovaquia. Sus padres eran artesanos de origen alemán. De joven aprendió el húngaro y el alemán, y más tarde el francés. Recibió los mensajes en húngaro. Su vida está llena de acontecimientos históricos y políticos ya que vivió casi todo este siglo. Murió el 24 de abril de 1992, en olor de santidad.

Desde temprana edad percibió claramente su vocación religiosa y a los diecisiete años entró al convento de Pozsony. A los treinta y tres, sus superioras la enviaron a Bélgica de donde volvió al poco tiempo porque se enfermó y la regresaron a Hungría, su patria, donde vivió en los conventos de Budapest y Keeskemet.

En Hungría empezó a tener locuciones interiores y visiones sobre el destino de Hungría y del mundo, aunque ya de niña había tenido fuertes experiencias místicas. Estos mensajes son un llamado a la reparación de los pecados, a la enmienda y a la devoción al Corazón Inmaculado de María como la Victoriosa Reina del Mundo. La mayoría de estos mensajes los escribió entre los años 1939 y 1943. Sin embargo se tenien registros de algunas experiencias místicas y Mensajes más recientes dados por Jesús y María en los 80.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Sor Natalia aconsejó al Papa Pío XII que no fuera a Castelgandolfo, su residencia de verano, porque sería bombardeada, como de hecho lo fue.
Sor Natalia tuvo que transmitir unos Mensajes muy duros a la jerarquía católica de Hungría: que repartieran sus riquezas a los pobres, que dejaran sus palacios y que comenzaran a hacer penitencia. Para muchos este llamado no sólo era una locura sino un absurdo. Sólo unos cuantos hicieron caso al llamado del “Apostolado de la Enmienda”. Sólo después de la guerra, cuando el cardenal Mindszenty en 1945 fue elegido Primado de Hungría, empezó el movimiento de reparación en forma seria. Él quiso la construcción de una capilla en Budapest y concedió el permiso para la fundación de una nueva orden de religiosas, cuya única finalidad sería el hacer reparación y penitencia por los pecados de la nación. Pero desgraciadamente era demasiado tarde y la capilla no se alcanzó a terminar. Las autoridades comunistas no sólo prohibieron la fundación de la nueva orden, sino que dispersaron aquellas ya existentes.

El terror contra el pueblo húngaro fue tres veces más severo que en los países satélites vecinos. El ejército rojo hizo mártires por miles, entre ellos el obispo Apor de Gyor, quien trató de defender a su rebaño, en su mayoría mujeres que buscaban refugio en las iglesias para evitar ser violadas.
Sin embargo el ejército rojo fue indulgente en comparación con los traidores comunistas húngaros, especialmente su líder Matías Rákosi. Esta figura cruel envió a miles de intelectuales al patíbulo y su furia se dirigió principalmente contra la Iglesia Católica. Confiscó todas sus escuelas, dispersó las órdenes religiosas y ocupó sus conventos y monasterios. Todo el mundo se enteró de la trágica suerte del Primado de Hungría, el cardenal Joseph Mindszenty, quien luchó valientemente contra la tiranía roja. Después de haber sido encarcelado durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis alemanes por ayudar a los judíos, ahora los rojos lo arrestaron bajo falsas acusaciones y lo sometieron a las más humillantes torturas. Cuando su voluntad de hierro se dobló por as drogas que le administraban, lo sometieron a un juicio de burla. Su rebaño se asustó y se dispersó lentamente al ver vencido al pastor. Sor Natalia compartió la suerte de sus hermanas religiosas y tuvo que vivir escondida, pero su vida mística continuó y bajo la guía de su nuevo director espiritual, en 1981 comenzó a escribir de nuevo su diario.

Tenemos en nuestras manos un tesoro místico de incalculable valor, a la altura de cualquiera de los grandes tesoros de las místicas cristianas, santa Catalina de Siena, santa Gertrudis, santa Teresa de Jesús y santa Margarita María de Alacoque. Encontramos mensajes, enseñanzas y avisos dirigidos a todos y especialmente a los sacerdotes que estamos viviendo este final de siglo. Necesitamos esta guía en un tiempo en el que los pilares tradicionales están tambaleándose y hay confusión hasta entre los mismos consagrados.

Este libro se basa en el diario y otros mensajes que Sor Natalia ha dado a varias personas. Sor Natalia ofreció su vida por los sacerdotes cuando entró al convento. El Señor aceptó su ofrenda: ella ha soportado sufrimientos increíbles, tanto en su cuerpo como en su alma, pues Jesús ha compartido con ella su cruz, el dolor que Él siente por los sacerdotes tibios y también su gozo por los buenos y leales. Ella se identificó completamente con Jesús. Jesús se regocijó y sufrió en ella como él mismo dijo: “Por mis amados hijos sacerdotes”.

INFORME OFICIAL DE UN PROFESOR DE TEOLOGÍA
(21  de Enero de 1943)

informe fue hecho por el padre Jeno Krasznay, STD, un renombrado teólogo europeo de esa época. El profesor Krasznay nació en 1909 en Esztergom, Hungría. Fue ordenado en 1932. Primero sirvió en la Diócesis de Veszprem. Entre 1936 y 1943 trabajó como maestro de religión en una escuela secundaria. Luego fue nombrado auxiliar del obispo Istvan Hasz. Junto a este obispo emigró a Suiza en 1945. Allí se dedicó a atender a los refugiados húngaros.
El padre Krasznay le dio dirección espiritual a Sor Natalia en 1939 y de nuevo en 1943. Después de un cuidadoso estudio, expuso un informe oficial a sus superiores. Citamos a continuación partes de dicho informe:

“Conocí a Sor Natalia durante un retiro que di en el convento de las Hermanas del Buen Pastor de santa Ma. Magdalena en Keeskemet. Con dudas y miedo de sí misma me habló de sus experiencias místicas, las que recibía con frecuencia durante sus oraciones y los sufrimientos que seguían a estas experiencias. Oyendo sus relatos, me pareció claro que ella estaba recibiendo unas gracias extraordinarias. Desde entonces –con el permiso de mis superiores- me mantuve en contacto con Sor Natalia por carta y visitándola una o dos veces al año para darle consejo espiritual.

En vista de sus miedos e inseguridad durante los últimos dos años me cuestionaba: ¿Son sus experiencias reales o no? ¿Está su vida realmente permeada por la actividad mística de Dios? ¿Vienen realmente de Dios las mortificaciones a las cuales se somete a sí misma, por ella y por los demás?
Para obtener una respuesta a mis preguntas, la he sometido a pruebas duras de obediencia. Ella siguió mis indicaciones con obediencia ciega. Bajo orden mía, ella trató de evitar las voces y las visiones. Usé los siguientes recursos para poder hacer un juicio apropiado sobre su vida de oración mística:
–Consulté con unos sacerdotes jesuitas.
–Leí literatura sobre el tema, especialmente la vida de santa Teresa de Jesús.
–Estudié cuidadosamente sus respuestas a mis preguntas y contrapreguntas.
–Consulté con sus superioras.
Estudié psicología anormal, especialmente Die Fulle der Gnaden (La plenitud de la gracia) de Poulain. Por medio de este cuidadoso estudio, la vida espiritual de Sor Natalia gradualmente se me aclaró. Observé las siguientes características en ella: era muy sensible y estaba luchando con dudas que se repetían cada cierto tiempo. Por mucho tiempo no comprendía este fenómeno, pues para mí era difícil relacionar esto con las gracias extraordinarias de las cuales ella hablaba. No obstante, descubrí que este fenómeno viene de la fragilidad humana que a menudo acompaña a las almas en el camino hacia la unión mística.

Más aún, noté que Sor Natalia ya había avanzado mucho en este camino. Noté las señales de virtudes heroicas en ella; entre las más destacadas estaba la voluntad de obedecer y una genuina sinceridad. Después de mi larga observación y cuidadoso estudio llegué a la conclusión de que las experiencias místicas que ella sinceramente me describía eran en verdad reales, que ella verdaderamente recibía esas visiones y mensajes. En el convento ha tenido que sufrir serias pruebas y aflicciones de parte de algunas de sus Hermanas. Ha soportado estas pruebas con una fe firme. Muchas de sus hermanas religiosas me dijeron que ellas no hubieran podido soportar las pruebas por las que pasó Sor Natalia.
Sor Natalia recibió su primera gran revelación después de ciertas experiencias introductorias, en noviembre de 1941, de acuerdo a sus notas escritas antes de agosto de 1942 y entregadas al padre Biro, jesuita, ya fallecido.

En una forma mística, Sor Natalia recibió información acerca de decisiones secretas y planes que solamente conocían unos cuantos hombres en Budapest en esa época.
Por tanto afirmo que ¡estoy totalmente convencido de que en el caso de Sor Natalia vemos la obra sobrenatural de Nuestro Señor Jesucristo!”

LAS REVELACIONES Y MENSAJES

(Click en cada punto para leer)












RESUMEN DE LAS REVELACIONES Y APARICIONES A SOR NATALIA


A muchas madres se les oprime el corazón, por el estado espiritual de sus hijos, por su conducta inmoral, por el destino de su vida más allá de la muerte. Por amor hacia ellas, movida de compasión, la Santísima Virgen alcanzó con sus ruegos 5 promesas para aquellas madres que hagan el ofrecimiento de vida.

Cualquier persona puede hacer el Ofrecimiento de Vida, se adquiere el compromiso de ganar el mayor número posible de almas para Dios.

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO DE VIDA

Mi amable Jesús,
delante de las Personas de la Santísima Trinidad,
delante de Nuestra Madre del Cielo
y toda la Corte celestial,
ofrezco, según las intenciones de tu Corazón Eucarístico
y las del Inmaculado Corazón de María Santísima,
toda mi vida, todas mis santas Misas,
Comuniones, buenas obras, sacrificios y sufrimientos,
uniéndolos a los méritos de tu Santísima Sangre
y tu muerte de cruz:
para adorar a la Gloriosa Santísima Trinidad,
para ofrecerle reparación por nuestras ofensas,
por la unión de nuestra santa Madre Iglesia,
por nuestros sacerdotes,
por las buenas vocaciones sacerdotales
y por todas las almas hasta el fin del mundo.
Recibe, Jesús mío,
mi ofrecimiento de vida
y concédeme gracia para perseverar en él fielmente,
hasta el fin de mi vida. Amén.


JACULATORIAS DE ARREPENTIMIENTO

Jesús mío, ¡Te amo sobre todas las cosas!
Por amor a Ti, me arrepiento de todos mis pecados.
Me duelen también los pecados de todo el mundo.
¡Oh Amor misericordioso!,
en unión con nuestra Madre Santísima
y con su Corazón Inmaculado,
Te suplico a Ti perdón de mis pecados
y de todos los pecados de los hombres, mis hermanos,
hasta el fin del mundo!
¡Mi amable Jesús!,
en unión a los méritos de tus Sagradas Llagas,
ofrezco mi vida al Eterno Padre,
según las intenciones de la Virgen Santísima Dolorosa.
¡Virgen María, Reina del Universo,
Intercesora de la Humanidad y esperanza nuestra,
ruega por nosotros!

CINCO PROMESAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN PARA LOS QUE HACEN EL OFRECIMIENTO DE VIDA

1-Sus nombres estarán inscritos en el Corazón de Jesús, ardiente de amor, y en el Corazón Inmaculado de la Virgen María.
2-Por su ofrecimiento de vida, unido a los méritos de Jesús, salvarán a muchas almas de la condenación. El mérito de sus sacrificios beneficiará a las almas hasta el fin del mundo.
3-Nadie de entre los miembros de su familia se condenará, aunque por las apariencias externas así parezca, porque antes de que el alma abandone el cuerpo, recibirá en lo profundo de su alma, la gracia del perfecto arrepentimiento.
4-En el día de su ofrecimiento, los miembros de su familia que estuvieran en el purgatorio, saldrán de ahí.
5-En la hora de su muerte estaré a su lado y llevaré sus almas, sin pasar por el purgatorio, a la presencia de la Gloriosa Santísima Trinidad, donde en la casa hecha por el Señor, se alegrarán eternamente junto Conmigo.
Si alguien, hija mía, no hace sino una sola vez el ofrecimiento de vida, entiendes, hija mía? una sola vez, en un momento de gracia se encendió en su corazón el fuego de amor heroico, ¡con esto selló toda su vida! Su vida, aunque no piense conscientemente en ello, es ya propiedad de ambos Sagrados Corazones. Para mi Padre no existe el tiempo. La vida del hombre está ante Él como un todo.

LA REPARACIÓN SOLICITADO POR JESÚS A SOR NATALIA

1. Ayuno y oración. Jesús dijo: “Estoy buscando a mis hijos y deseo pedirles que ayunen y oren. No deben decir solamente oraciones convencionales, sino estar Conmigo, hacer penitencia, rezar el Rosario, y hacer todo esto unidos al Corazón Inmaculado de Mi Madre. En los conventos debe haber adoración del Santísimo Sacramento día y noche.
2. El clero no debe ostentar títulos y debe donar todas sus propiedades a los pobres (solamente el cardenal Mindszenty cumplió con este deseo de Nuestro Señor).
3. Muchos de Mis hijos fervientes deberán formar grupos de oración con el objetivo de consolarme junto con Mi Madre Inmaculada.
4. Es un consuelo para Mí que la imagen de Mi Madre esté acuñada en su moneda, pero más gusto me daría si cada persona la llevara grabada en su corazón.
5. La blasfemia debe cesar, es el pecado más abominable de la lengua.
6. Recen la Gran Novena Doble, para alcanzar muchas gracias y honrarme a Mí y a Mi Madre Inmaculada.
7. Deseo la devoción a Mi Madre como la Reina Victoriosa del Mundo.
8. Que la jerarquía construya un lugar para Mí, donde Yo derrame Mis gracias y desde donde Yo deseo llamar a mis queridos hijos pecadores de todo el mundo para que se arrepientan (la capilla de la reparación).

¿Cómo fueron recibidas estas peticiones?

Muchas almas fervorosas empezaron a hacer reparación. Las autoridades tomaron bastante tiempo para examinar los mensajes, así que el llamado para la reparación se retrasó y la organización de la reparación realmente no comenzó nunca. El Señor pedía que la reparación empezara dentro de un período de tres años. “Sean valientes –apremiaba-. No rechacen mi voluntad, porque mi deseo es atraer de nuevo a mi Corazón a mi pueblo errante. ¡No pidan que les pruebe mi plan con un milagro! Si ustedes creen, se salvarán. Si no, sufrirán las consecuencias”. (Esto dijo al principio de la Segunda Guerra Mundial).

La jerarquía reaccionó diciendo: “No podemos repartir nuestras propiedades porque si lo hacemos no podremos ayudar a los pobres”. Además, dijeron que la reparación no podía empezar entonces, sino cuatro o cinco años más tarde.

Jesús contestó:
–Hija mía, diles que la reparación debe empezar inmediatamente, para que Yo pueda salvar de su relajamiento moral a mis sacerdotes y a mis hijos pecadores y llevarlos a una vida de santidad. De lo contrario, no dejaré sus pecados sin el castigo debido. ¿Están ustedes dispuestos a hacerse responsables de aquellas almas que se perderán a causa de sus pecados? ¡Piénsenlo tres veces antes de dar su respuesta!
– ¡Vengan y tráiganme almas! ¡No tengan miedo de trabajar! ¿Se maravillan ustedes que una madre quiera salvar a sus hijos de un peligro mortal? ¿Acaso no es mi Amor más grande que el de una madre? ¡Ámenme como Yo los amo! ¡Deseen lo que Yo deseo! ¡Arrepiéntanse y hagan penitencia! ¡Confíen en Mí y ámense los unos a los otros!

Le pregunté a Jesús cómo debería hacerse la reparación.

–Con fe y perseverancia –me respondió-. Si en algún momento se sienten cansados o están preocupados o sienten frialdad, dirijan su mirada a la cruz o al sagrario. Cada uno debe comprender que la gente vive únicamente por mi voluntad y por mi amor. Yo soy el Amor y el fruto de mi Amor es la paz y la alegría. Quiero regalar al mundo los frutos de mi Amor: la paz y la felicidad. Si no hacen penitencia, el mundo entero irá a la ruina por causa del pecado. La guerra no es solamente el castigo por el odio entre las naciones sino también el castigo por los pecados de la humanidad.
Entendí que el mundo entero debía ser lavado del pecado y le pregunté as Jesús por cuánto tiempo debíamos hacer penitencia. “Hasta el fin de su vida”, me contestó.

LA NOVENA REPARADORA DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES Y SÁBADOS DEL MES Y SUS PROMESAS

El 15 de Agosto de 1942, Jesús me dio una enorme gracia. Durante una visión me dio una gran promesa para aquellos que hicieran una novena en honor de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María. Me dijo:

–Hija mía, mira a tu Madre como Reina del Mundo. Ámala y trátala con la confianza de un niño. Esto lo quiero de ti y de todos.

Entonces levantó un poco el manto de su Madre, me mostró su Inmaculado Corazón y, volteándose hacia el mundo, dijo:

–He aquí el Corazón Inmaculado de mi Madre en el que he puesto mis gracias para el mundo y para las almas. Este Corazón es la fuente de mis gracias, del que fluyen la vida y la santificación del mundo. Como el Padre celestial Me lo dio todo a Mí, del mismo modo Yo le dio mi victorioso poder sobre el mundo y sobre el pecado al Inmaculado Corazón de mi Madre. A través de mi hija, Margarita María Alacoque, le prometí al mundo grandes cosas, pero como mi bondad es infinita ahora ofrezco todavía más.

–Si la gente desea ganar los beneficios de mis promesas debe amar y venerar el Inmaculado Corazón de mi Madre. La señal más grande de esta veneración es que comulguen, bien preparados y arrepentidos, en nueve consecutivos sábados primeros, paralelamente con los nueve viernes primeros. Sus intenciones deberán consolar a mi Corazón al mismo tiempo que al Corazón Inmaculado de mi Madre.

Entendí que Jesús estaba pidiendo lo mismo por su Madre que lo que había pedido a santa Margarita para sí mismo. Le pregunté a Jesús:

– ¿Debemos consolar también a tu Madre, ya que ella recibe tantas ingratitudes?

Jesús respondió:

–Querida hija, si alguien me hiere, esta persona hiere también a mi Madre. Si alguien me consuela, consuela al mismo tiempo a mi Madre, porque mi Madre y Yo somos uno en el amor.

Cuando el Salvador me dijo esto, entendí muchas cosas sobre la unidad de los dos Sacratísimos Corazones.

Jesús me dijo también que si alguien se confiesa con regularidad una vez por mes, no hace falta que se confiese para ir a la comunión, si no ha cometido ningún pecado mortal desde la última confesión. Jesús me enseñó esta oración para los primeros sábados:

“Sacratísimo Corazón de Jesús,
te ofrezco esta santa comunión
por medio del Corazón Inmaculado de María,
para consolarte por todos los pecados
cometidos contra Ti”.



Las 33 promesas de Jesús para aquellos que hagan la doble novena


1. Todo lo que me pidan por medio del Corazón de mi Madre –a condición de que la petición sea compatible con la voluntad del Padre- lo concederé durante la novena
2. Sentirán en cada circunstancia la extraordinaria ayuda de mi Madre, junto con sus bendiciones.
3. Paz, armonía y amor reinarán en sus almas y en las almas de los miembros de sus familias.
4. Protegeré a sus familias de contrariedades, engaños e injusticias.
5. Los matrimonios se mantendrán juntos y, si uno ya se ha ido, él o ella, volverá.
6. Los miembros de sus familias se comprenderán unos con otros y perseverarán en la fe.
7. Las madres, en particular las que esperan, recibirán una especial protección para ellas, así como para sus hijos.
8. Los pobres recibirán alojamiento y comida.
9. Los llevaré a amar la oración y el sufrimiento. Aprenderán a amara a Dios y a sus prójimos.
10. Los pecadores se convertirán sin dificultad aunque sea otra la persona que hace esta novena por ellos.
11. Los pecadores no volverán a caer en su estado anterior. No solamente recibirán perdón por sus pecados sino que, a través de una perfecta contrición y amor, recuperarán la inocencia bautismal.
12. Aquellos que hagan esta novena en su inocencia bautismal (especialmente los niños) nunca ofenderán a mi Corazón con pecados graves.
13. Los pecadores que se arrepientan sinceramente escaparán no sólo del infierno sino también del purgatorio.
14. Los creyentes tibios se volverán fervorosos, perseverarán y alcanzarán la perfección y la santidad en un corto tiempo.
15. Si los padres u otros miembros de la familia hacen esta novena, ninguno de esa familia será condenado al infierno.
16. Mucha gente joven recibirá el llamado a la vida religiosa y al sacerdocio.
17. Los descreídos se volverán creyentes y aquellos que andan sin dirección volverán a la Iglesia.
18. Los sacerdotes y religiosos permanecerán fieles a su vocación. Los que no fueron fieles recibirán la gracia de una sincera contrición y la posibilidad de regresar.
19. Los padres y la gente de posiciones de mando recibirán ayuda en sus necesidades espirituales y materiales.
20. El cuerpo estará libre de tentaciones del mundo y de la carne.
21. El orgulloso se volverá humilde; el impetuoso se volverá amoroso.
22. Las almas fervorosas sentirán la dulzura de la oración y el sacrificio; nunca serán atormentadas por la inquietud o la duda.
23. Las personas agonizantes no sufrirán los ataques de Satanás. Se irán súbitamente, con una muerte inesperada.
24. Los moribundos experimentarán un deseo vehemente de la vida eterna; de este modo, ellos se abandonarán a mi voluntad y se irán de la vida en los brazos de mi Madre.
25. Sentirán la extraordinaria protección de mi Madre en el juicio final.
26. Recibirán la gracia de tener compasión y amor hacia mi sufrimiento y el de mi Madre.
27. Aquellos que se esfuerzan por ser perfectos obtendrán como un privilegio las principales virtudes de mi Madre: humildad, amor y pureza.
28. Estarán acompañados con cierta alegría exterior e interior y con paz a los largo de sus vidas, estén enfermos o sanos.
29. Los sacerdotes recibirán la gracia de vivir en la presencia de mi Madre sin ninguna adversidad.
30. Aquellos que progresen en su unión Conmigo recibirán la gracia de sentir esta unión. Sabrán lo que significa: “ellos ya no vivirán, sino que Yo viviré en ellos”. Es decir, amaré con sus corazones, oraré con sus almas, hablaré con sus lenguas, y serviré con todo su ser. Experimentarán que lo bueno, hermoso, santo, humilde, manso, valioso y admirable en ellos, soy Yo. Yo, el Omnipotente, el Infinito, el único Señor, el único Dios, el único Amor.
31. Las almas de aquellos que hagan esta novena estarán radiantes como lirios blancos alrededor del Corazón de mi Madre por toda la eternidad.
32. Yo, el Divino Cordero de Dios, unido con mi Madre y con el Espíritu Santo, nos regocijaremos para siempre viendo las almas que a través del Inmaculado Corazón de mi Madre, ganarán la gloria de la eternidad.
33. Las almas de los sacerdotes avanzarán siempre en fe y en virtud.


La gran promesa de María
  
“Las puertas del infierno estarán cerradas el primer sábado de cada mes. Nadie entrará al infierno en ese día. Sin embargo, las puertas del Purgatorio estarán abiertas. Así muchas almas podrán alcanzar el cielo. Esta es la obra del Amor misericordioso de mi Hijo. Esta es la recompensa para esas almas que veneran a mi Corazón Inmaculado”.

Cuando el Salvador me habló de los primeros sábados no estaba yo enterada que la Santísima Virgen en Fátima había pedido solamente cinco primeros sábados, en comparación con los nueve de los mensajes que yo había recibido. Por lo tanto, las autoridades de la Iglesia quisieron saber por qué el Salvador pidió nueve mientras la Virgen María en Fátima había pedido sólo cinco.

El Divino Salvador contestó: “La petición de mi Madre de cinco sábados es signo de su humildad. Aunque Ella es glorificada en el cielo, vive en el espíritu de la humildad y por lo tanto Ella no se considera merecedora de recibir ninguna devoción que sea igual a la Mía. Mi petición es una señal de mi amor, que no puede soportar la idea de recibir más que Ella quien está tan unida a Mí en este amor”.

Por esto entendí que la razón por la que debe hacerse reparación en los nueve primeros sábados es porque Jesús pidió nueve viernes para Él a santa Margarita María Alacoque. Con eso nosotros consolaremos a Jesús y honraremos a Nuestra Señora, entregándonos a ella, y así por medio de su Inmaculado Corazón llegaremos a Jesús.

OTROS MENSAJES IMPORTANTES
Exponemos aquí algunos fragmentos contenidos en el diario de Sor Natalia Magnola:

Visitada por Nuestra Señora:

Comencé a leer la Sagrada Biblia a escondidas. La primera lección que me tocó hondo fue: “No juzgues para que no te juzguen y lo que tú hagas por el menor de mis hermanos, Me has hecho a Mí (…).
Una tarde de verano, cerca del poner del sol, me senté en silencio por detrás de mi casa, en el primer peldaño de la escalera. Al contemplar la belleza del cielo, sentí como si mi alma fuera volar para allá. De repente se abrió la rejilla del jardín y entró una mujer. Yo salté y corrí hacia Ella. Era hermosa y una felicidad devota y sobrenatural irradiaba de Ella. Dijo: Ojalá que esta sea la casa que me reciba. Me cerraron las puertas en las otras casas adonde llegué. -¡No hay lugar!- me dijeron. En otros lugares me retiraron sin mayores explicaciones. Comencé en esta hilera de casas y no me he pasado ninguno desde el puente hasta aquí.
-Me agrada la persona de buen corazón- habló nuevamente. ¿Me das hospedaje?
Sí le dije. Corrí dentro de casa hasta mi madre. Rápidamente le revelé el hospedaje: ‘Es una Señora hermosa, diferente de nosotros; su falda es oscura y cubre los tobillos; pide para quedar con nosotros esta noche. Ni siquiera pide una cama, una silla es suficiente o un banco.’ Después de esto corrí para mi padre. Él era un hobre serio y preguntó: -¿Quién es esta desconocida?- Yo describí con miedo que la despidiece. Pero mi padre concordó en que quedara. –Mira mi pequeña- me dijo; de algún modo podemos acomodar la inesperada huésped; no tenemos mucho espacio, pero deja que Ella se quede.
La noche estaba fría, por eso hicimos un poco de fuego en la casa. La Señora se sentó en una silla y yo me senté a su lado en el suelo. Comenzó a hablarme del Cielo. Yo escuchaba todas las palabras y mi alma se regocijaba de felicidad. Le pregunté si quería comer con nosotros, pero Ella sólo pidió un pedacito de pan y té.
Mientras comíamos, ella me habló de la vida de los santos; de San Francisco de Asís. Yo le dije que quería servir muchísimo a Dios y que quería ser religiosa. –Lo serás- dijo, y su voz era sublime.
¿De dónde vienes? Le pregunté. Vengo de Viena, de un claustro.
¿De veras? Le dije con alegría. Por favor, llévame para allá también; no importa que yo aún sea pequeña, le supliqué.
-Adonde Yo voy ahora, no te puedo llevar. Sin embargo,  sí más tarde –me contestó.
La campana de la Iglesia tocó el Ángelus. La Señora estaba absorta en oración, parecía concentradísima, de toda su persona irradiaba majestad y belleza celestiales. Yo estaba asustada, solamente más tarde me di cuenta que era Nuestra Madre Santísima. Era hora para ir a la cama. Dije a la Señora, bajando mis ojos de vergüenza, que nosotros no teníamos un dormitorio para huésped, de modo que Ella tenía que dormir en el mío mientras mis padres irían para otro dormitorio. Ellá concordó con todo.
‘Nosotros tenemos espacio suficiente’  le dije. Mi corazón se alegró. Yo era una niña esbelta y le dije que podía quitar su pequeño chalé.
-No importa- habló sonriendo. Corrí hasta mi padre y dije: Papá, yo no sé qué hacer. Pedí a la Señora si quería dormir conmigo.
-Está bien, si tu quieres. Pero si Ella no quiere ir para la cama, déjala en la silla. Yo me acostaré en un banco en el otro dormitorio; de este modo estaré cerca para cualquier emergencia.
Regresé con la Señora. No sentamos en la cama sin quitarnos la ropa. Ella predicó durante toda la noche sobre el Cielo. No pude cerrar los ojos porque todo lo que hablaba era demasiado luminoso.
Por la mañana le dije que iría para la Misa. Ella quiso ir conmigo. Durante la Misa casi no me atreví a moverme. Fuimos juntas a comulgar. Después de la Misa un acólito vino a decirme, que el Bicario quería hablarme.
¡Voy enseguida! Pero déjame acompañar a mi huésped hasta fuera del pueblo. En efecto, la Señora estaba tomando el camino de Stomfa, un pueblo próximo. Le pregunté si conocía el camino, e lo mostré: -Primero sube hasta la colina y luego al bajar verás enseguida las casas del pueblo.
Ella me agradeció por pasar la noche en mi casa. Le dije nuevamente: ‘Me gustaría ser religiosa’ –Laudetur, Jesus Christus- Me contestó en latín (Alabado sea Jesucristo).
Después de haber dado algunos pasos, me volví para verla nuevamente, porque era difícil separarme de Ella, y cual no fue mi sorpresa, no la vi por ningún lado. En mi infantil ingenuidad pensé: Tal vez, ni el Señor Jesús la puede alcanzar.
-¿Quién era esa Señora, Marikita? Me preguntó. Ciertamente no era de este mundo.
-A mí me dijo que si yo rezase mucho podría ser religiosa. Le respondí con cierto orgullo de niña.
El sacerdote quedó pensativo, y después me dijo: Yo vacilé en darle la comunión. Cuando le ofrecí la Sagrada Hostia, su rostro estaba esplendoroso, lleno de luz; y la luz también salía de su boca. La sagrada Hostia voló de mis dedos. Ella recibió la comunión en esta luz.
Realmente tuve miedo de este fenómeno extraordinario. Ella me pareció la eternidad gloriosa. Todavía en la sacristía continuaba temblando.

El tiempo de María Santísima

¡Este es el tiempo de María!
Vi a la Santísima Trinidad hablar sobre el destino de la humanidad ahora inmersa en el pecado. Los ángeles, los santos y todo el cielo postrados al mismo tiempo, la adoraban en silencio. El Padre celestial dijo:
–El mundo inmerso en el pecado tiene que ser destruido de acuerdo con Mi Justicia.
Luego vi a Jesús, el Amor Misericordioso, cerca del Padre, suplicando; se postró ante el Padre, y aunque unido a Él, Él era sin embargo una persona distinta; dijo:
– ¡Padre mío, soy tu Hijo. Me ordenaste morir por este mundo!
Luego Él mostró sus heridas que ardían como fuego. La mano del Padre celestial –que ahora no parecía una mano paternal, sino una mano pesada, justa y castigadora- cargaba su peso sobre el mundo. Luego Jesús puso su mano herida debajo de la de su Padre y pidió:
–Por favor, ¡ten misericordia por algún tiempo!
Pero la mano del Padre celestial empujó hacia abajo la mano de Jesús y dijo:
–No, Hijo mío, el pecado está clamando justicia.
Esta fue una visión terrible, porque parecía que la justicia prevalecería sobre el Amor Misericordioso. Entonces Jesús miró a su Madre que estaba a su lado y exclamó:
–Madre Inmaculada, ven, ayúdame a sostener la mano de Mi Padre Celestial.
En el momento en que la Santísima Virgen puso su mano debajo de la de Jesús, el Padre celestial levantó la suya y dijo:
– ¡Hijo mío!, la misericordia ha prevalecido. El mundo pecador ha alcanzado misericordia debido a las súplicas de la Madre Inmaculada de Dios. Encomendaremos a Ella la tarea de salvar al mundo. Para salvar al mundo, Ella necesita poder. Por lo tanto dotamos a la Inmaculada Madre de Dios con los poderes de Reina. Su título será: “La Victoriosa Reina del Mundo”. El género humano que está condenado a morir a causa de sus pecados, recibirá gracia y salvación a través de Ella. Pondremos bajo su manto una multitud de ángeles.
Tan pronto como el Padre celestial pronunció estas palabras, los ejércitos celestiales dieron gritos de alegría, alabando a María. Cuando apareció la Virgen Madre, estaba adornada con sus tres grandes virtudes: pureza inmaculada, amor ardiente y profunda humildad. Viéndola –aunque Él mismo se las había dado- ¡hasta Dios estaba admirado!
Su Corazón estaba lleno de felicidad por aquellas palabras: “la humildad será exaltada”, que como desconocida Niña de Nazareth pronunció en el Magnificat y que se habían realizado en Ella. La Santísima Trinidad la coronó. La brillante corona tenía tres piezas, significando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Cuando el manto real fue traído, vi que su prendedor estaba reluciente. Esto también significaba su parentesco con la Santísima Trinidad, como hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo.
Dios en tres personas actuó en la Madre Inmaculada, como si el Espíritu Santo la hubiera cubierto de nuevo con su sombra, para que Ella pudiera dar otra vez Jesús al mundo. El Padre celestial la llenó de gracias. De parte del Hijo, indecible felicidad y amor irradiaban hacia Ella, como si Él quisiera felicitarla, mientras decía:
– ¡Mi Inmaculada Madre, Victoriosa Reina del Mundo, muestra tu poder! Ahora serás la salvadora de la humanidad. Así como fuiste parte de mi obra salvadora como Corredentora, de acuerdo con mi voluntad, así quiero compartir contigo mi poder como Rey. Con esto te confío la obra salvadora de la humanidad pecadora; Tú puedes hacerlo con tu poder como Reina. Es necesario que Yo comparta todo contigo. Tú eres la Corredentora de la humanidad.
Entonces vi que su manto estaba impregnado con la sangre de Jesús, y esto le daba un color escarlata. Mi atención luego fue a los ángeles, quienes rodeaban a su Reina con gran reverencia. Los ángeles vestían de blanco, rojo y negro. Entendí que el blanco simbolizaba la futura pureza del mundo, el rojo el martirio de los santos y el negro el luto por el destino de las almas condenadas.
Entonces la Virgen María empezó a caminar suavemente y con majestuosidad hacia el mundo. Vi al mundo como una esfera gigante cubierta con una corona de espinas y que estaba llena de pecado, y a Satanás, en forma de serpiente enrollada alrededor y salían de él toda clase de pecados y suciedad. La Virgen Madre se levantaba erguida sobre el globo como la Victoriosa Reina del Mundo. Su primer acto como Reina fue cubrir al mundo con su manto, impregnado con la sangre de Jesús. Entonces Ella bendijo al mundo y vi que al mismo tiempo la Santísima Trinidad también bendecía al mundo.
La serpiente satánica entonces la atacó con terrible odio; de su boca salían llamas. Temí que su manto fuera alcanzado por el fuego y ardiera, pero las llamas no podían ni siquiera tocarlo. La Virgen María estaba tranquila como si no estuviera en una contienda, y serenamente pisó el cuello de la serpiente. La serpiente no cesaba de arrojar llamas, símbolo de odio y venganza, pero no podía hacer nada, mientras la corona de espinas, hecha de pecados, había desaparecido de alrededor del mundo, y desde su centro una azucena brotó y empezó a abrirse.
Vi también que la bendición de la Virgen Madre había caído en todas las naciones y personas. Su voz era indescriptiblemente apacible y majestuosa cuando dijo:
– ¡Aquí estoy! ¡Yo ayudaré! ¡Yo traeré orden y paz!
Jesús entonces me explicó:
–Mi Madre Inmaculada vencerá el pecado mediante su poder de Reina. La azucena representa la purificación del mundo, la llegada de la era del paraíso, cuando la humanidad vivirá como sin pecado. Habrá un mundo nuevo y una era nueva. Será la era en que la humanidad recobrará lo que perdió en el paraíso. Cuando mi Madre Inmaculada pise el cuello de la serpiente, las puertas del infierno se cerrarán. Los ejércitos de los ángeles tomarán parte en la lucha. Yo he sellado a los míos con mi sello para que ellos no se pierdan en esta batalla.
¿Cómo apresurar la victoria de la Reina del Mundo?
Jesús dijo:
–Mi Madre Inmaculada será la Corredentora de esta era que viene.
–Jesús mío, ¿qué debemos hacer para acelerar la victoria de Nuestra Madre Inmaculada y nuestra Reina?
–Díganle con frecuencia: “¡Madre Nuestra Inmaculada, muéstranos tu poder!”
Cuando repetí esta oración, le pregunté a nuestra Madre:
– ¿Qué quieres que hagamos hasta que llegue tu gloriosa era?
El vestido de la Virgen cambió de color. Estaba cubierto con un velo negro transparente, aunque en su cabeza todavía vi su triple corona. Su feliz semblante de improviso cambió a una expresión de profunda tristeza. Dobló sus manos y rogó por el mundo, llamando a todos: “¡Vengan, mis queridos hijos, y junto conmigo consuelen al Padre celestial que está profundamente ofendido!”
Fue claro para mí que todo el mundo, en especial modo Hungría, tenía que hacer mucha penitencia, reparación y sacrificios.

Jesús me explicó en numerosas ocasiones qué es lo que Él consideraba como reparación y lo que deseaba que hiciéramos.

1. La primera forma de entender la reparación es que cada uno se esfuerce por cambiar su vida.
2. “Yo redimí al mundo con ayuno y oración durante la noche. Yo pido ayuno, oración, rezar la Hora Santa, orar en la noche y aguardar con paciencia los sufrimientos por mi amor”.
3. Jesús nos pide el rezo del Rosario. Vi que cuando se reza cada cuenta, una gota de la sangre de Jesús cae sobre la persona por quien se dice, o sobre aquellas almas que Jesús quisiera salvar. Esto fue pedido especialmente por las almas del purgatorio.
4. Jesús pide en particular la devoción al Corazón Inmaculado de su Madre.

La oración de la noche

La Santísima Virgen pide una hora de reparación (Hora Santa) los Jueves. Puede hacerse individualmente o en familia, o en comunidad; en la iglesia ante el Santísimo Sacramento o en el hogar, rezando el Rosario, leyendo y meditando las Escrituras, poniéndonos en la presencia de Jesús y de su Madre Inmaculada.
Cuando uno se despierta en la noche, debe tratar de rezar alguna oración antes de volverse a dormir; mucha gente que no puede dormir en la noche, especialmente personas mayores, pueden llenar su tiempo con la oración, rezando por las almas que en esos momentos estén en agonía. La Virgen Madre dijo: “Si más y más almas oran en la noche, la Llama de Mi Amor crecerá proporcionalmente con el número de los que oran”.

EL JUICIO PARTICULAR

En varias ocasiones Jesús me llevó al lugar del juicio individual. La última vez que fui, oré por un alma pecadora. Mi confesor me dijo que le preguntara a Jesús si esa alma se había salvado. Entonces Jesús me permitió ver cómo esta alma había sido juzgada.
Yo pensaba que iba a ver algo aparatoso, mientras no vi nada de eso. Puedo describir esta experiencia sólo en imágenes. Vi a esta alma mientras se acercaba al lugar del juicio. A un lado estaba el Ángel de su Guarda y al otro Satanás. Jesús, en su divina majestad los estaba esperando porque Él es el Juez. El juicio fue rápido y en silencio. El alma pudo ver en un instante toda su vida, no con sus propios ojos, sino con los ojos de Jesús. Vio las manchas negras, grandes y pequeñas. Si el alma va a la eterna condenación, no siente ningún remordimiento por lo que ha hecho. Jesús permanece callado y el alma se aparta de Él y entonces Satanás la arrebata y la arrastra al infierno.
Sin embargo, durante la mayor parte del tiempo, Jesús, con un amor indescriptible, extiende su mano y muestra el lugar al cual el alma debe ir. Jesús le dice: “¡Entra!”, y entonces el alma se pone un velo, similar al que he visto en el purgatorio, blanco o negro, y ella se dirige al purgatorio. La acompañan Nuestra Señora y su Ángel de la Guarda tratando de consolarla. Estas almas son muy felices porque ya vieron su lugar en el Cielo donde les espera la felicidad eterna.
Nuestra Señora no está presente en todas las fases del juicio, pero antes de que se pronuncie la sentencia, Ella le suplica a su Hijo, como abogada defensora, exactamente como hace el abogado con su cliente, defendiendo en modo particular a las almas que durante su vida le fueron devotas. Pero cuando el juicio empieza, Ella desaparece, sólo su gracia está irradiando sobre el alma. A la hora del juicio, el alma está completamente sola frente a Jesús. Después del juicio, cuando el alma está cubierta con el velo del color apropiado, entonces la Virgen aparece otra vez, se pone al lado del alma y la acompaña por el camino del purgatorio.
La Virgen casi se pasa su tiempo en el purgatorio, irradiando sus gracias consoladoras y salvadoras.
El purgatorio es un lugar de purificación, pero también un lugar de felicidad. Las almas que esperan allí están aguardando felices el momento de entrar a la felicidad eterna. El énfasis es en la felicidad y no en el sufrimiento. Olvidaba decir que el pecador que mencioné al principio, sí se salvó.
Le pregunté un día a Jesús:
–¿De qué depende nuestra salvación?
Y Él me contestó:
–La salvación no depende de hoy, de mañana o de ayer, sino del último momento. Por eso ustedes deben arrepentirse constantemente. Ustedes se salvan porque Yo los he salvado y no por sus méritos. Solamente el grado de la gloria que ustedes reciban en la eternidad depende de sus méritos. Por lo tanto, ustedes tienen que practicar constantemente dos cosas: el arrepentimiento de sus pecados y decir con frecuencia: “Oh Jesús mío, en tus manos encomiendo mi alma”.
Uno no debe tener miedo al juicio. Jesús, como humilde cordero, rodea las almas con un amor indescriptible. El alma que ansía estar limpia llega al juicio para poder encontrarse con el Amor mismo de Quién ella estará enamorada eternamente. En cambio, el alma orgullosa, detesta este Amor, ella misma se distancia de Él y esto en sí mismo es el infierno.
Una vez, apoyada en el hombro de Jesús, yo lloré preguntándole:
–¿Por qué creaste el infierno?
Para contestarme, Jesús me llevó al juicio de un alma muy pecadora, a quien le perdonó sus pecados. Satanás estaba furioso:
–¡Tú no eres justo! –gritaba–. ¡Esta alma fue mía toda su vida! Este cometió muchos pecados, mientras que yo cometí sólo uno y Tú creaste el infierno para mí.
–¡Lucifer! –Le contestó Jesús con amor infinito–. ¿Tú, alguna vez, me pediste perdón?
Entonces Lucifer, fuera de sí, gritó:
–¡Eso nunca! ¡Eso nunca lo haré!
Entonces Jesús se volvió hacia mí, diciéndome:
–Ya lo ves, si él me pidiera perdón tan sólo una vez, el infierno dejaría de existir.
Es por esto que Jesús nos pide que vivamos en continua conversión. Debemos meditar todo lo que Él sufrió por nuestros pecados para que podamos alcanzar la salvación. Hemos de amarle por su amor profundo. “Cada alma es un mundo único”, me dijo. “Una no puede reemplazar a otra”. Jesús ama a cada alma con un amor especial, y ese amor no es el mismo amor que tiene para las otras.

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