Jacareí, 28 de Febrero del 2016
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MENSAJE
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
“Mis Queridos Hijos, hoy,
nuevamente Yo les invito a la oración hecha con amor. Ustedes están lejos de la
oración hecha con amor y mucho más lejos aún de la Santidad.
Ustedes deben en este
tiempo santo de penitencia y de conversión, abrir sus corazones cada vez más a
Dios por la oración con el corazón, buscando rezar siempre más y mejor con
amor, concentración, profundidad, amor y sed de Dios.
Si ustedes rezaren así, la
oración de ustedes será viva y les llevará verdaderamente a cambiar
interiormente, a tornarse personas mejores, a vencer la pereza, a vencer la
timidez espiritual, a vencer el apego a las opiniones, a la voluntad y a sus
juicios.
También tendrán la fuerza
interior para renunciar al auto-gobierno de ustedes mismos, a la rebeldía que es
tan característica de su generación y verdaderamente, ustedes conseguirán dar a
Dios el “Sí” verdadero, el “Sí” definitivo, el “Sí” total, la entrega total de
ustedes a Él, para cumplir Su Voluntad y la Mía siempre en todo lugar adonde
ustedes estén.
Comprendan Hijitos que, sin
rezar perfectamente con el corazón y con amor, ustedes nunca podrán comprender
lo que les falta para que sean Santos, nunca conseguirán mirar sus propios
defectos, su pereza, su timidez espiritual, el apego a las voluntades, a las
opiniones y al modo de juzgar de ustedes. Y ustedes nunca serán verdaderamente
libres, libres para hacer la Voluntad de Dios con perfección como Él quiere.
Busquen hacer el lema de
Mi Gerardo Mayela el lema de ustedes: “Aquí se hace la Voluntad de Dios como Él
quiere, cuando quiere y cómo quiere.” ¿Y cómo es que Mi Gerardo Mayela hacía
esa Voluntad? Siempre renunciando a su voluntad, a sus opiniones, a sus juicios,
ni incluso en las oraciones y ejercicios espirituales Él hacía lo que quería,
hacía siempre lo que el superior o la regla mandaba, así, hacía siempre la
Voluntad de Dios y nunca la de Él.
San Gerardo Mayela. Religioso de la Orden Redentorista. Taumaturgo de Italia.
Por eso Él se tornó Santo
en tan poco tiempo, porque aprendió a rezar bien con el corazón, a meditar con
profundidad. Y entonces, comprendió que sólo podría ser un Verdadero Santo y
sólo puede ser un Verdadero Santo, aquel que renuncia a su voluntad, a su
opinión, a su querer en todo momento, hasta en las cosas espirituales, para
hacer la Voluntad de Dios. Que es expresa por Su Palabra, por Su Ley de Amor,
por los superiores que hacen las veces de Él junto de ustedes, de ustedes y
también por las mociones de Su Gracia.
Y aquí, ésta Voluntad de
Dios es manifestada a ustedes directamente del Altísimo por medio de Mí, que
Soy la Superiora de ustedes y la Maestra de ustedes. Aquí, Yo les digo cómo y
cuándo deben rezar, lo que deben meditar, cómo deben proseguir, cómo deben caminar.
Si son dóciles a Mi voz,
ustedes crecerán rápidamente en la Santidad, como Mi Gerardo creció. Cuando Él
estaba enfermo, comprendió que, lo que Dios quería de Él, la Voluntad de Dios
para Él, era que Él sirviese, no más con las oraciones públicas, con los
consejos y con las limosnas, pero en el lecho de dolor, ofreciendo Su
sufrimiento a Dios por la salvación de los pecadores.
Y así, en paz, Él sufrió
cada día de Su vida hasta el día en que Yo lo vine a llevar Conmigo para el
Cielo. Así, los Santos se santificaban fácilmente, haciendo la Voluntad de Dios
como Él quería, en la hora que Él quería. Y cuando Él les mandaba también el
sufrimiento, reconocían en ello la Voluntad de Dios para aquel momento.
Muerte de San Gerardo Mayela
Que ustedes también sean
así Hijitos y que ustedes se preparen convirtiéndose cada día más y buscando
cada día más la Santidad y la Perfección, pues, los 3 días de tinieblas están
muy próximos y en aquellos días, muchos gritarán: “¡Señor, Señor, sálvanos!”
pero ya será demasiado tarde, porque el tiempo dado por Dios para la conversión
del mundo y para que el mundo volviese a Él por el camino de la oración, del
cambio de vida, de la conversión, de las virtudes, ya estará acabado.
Entonces, los demonios
agarrarán a sus presas en feroz cacería y llevarán sus almas directamente para
el infierno, donde sufrirán por toda la eternidad.
No sean ustedes del
número de esos infelices Mis Hijos, no descuiden de la oración y del
sacrificio, porque si ustedes lo hacen, inmediatamente el enemigo se apoderará
de sus almas e imprimirá en sus almas, su marca: “El seiscientos sesenta y
seis, el 666.”
Y entonces Mis Hijos, él
se apoderará de sus espíritus y les llevará un día con él para las llamas
eternas, donde les torturará por toda la eternidad. No descuiden de la oración
y de la penitencia, pues, quién lo haga, morirá eternamente.
A todos Yo bendigo con
amor: de LOURDES… de FÁTIMA… y de JACAREÍ.”