Jacareí, 07 de Febrero de 2018
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27
AÑOS DE LAS APARICIONES DE JACAREÍ
(Vidente
Marcos): “Sí… Sí, haré sí. Sí, haré mi Madrecita. Sí, haré mi
amor, haré. Haré sí…”
(Diálogo
entre el Vidente y la Madre de Dios)
MENSAJE
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
“Amados hijos Míos, Yo,
Jesús, Su Salvador, Me alegro por venir hoy con Mi Madre Santísima en el
aniversario de Nuestras Apariciones aquí para decirles: ‘Grande fue el amor de
Mi Divino Corazón por todos ustedes en el día 7 de febrero de 1991, cuando aquí
envié a Mi Madre Santísima.’
Sí, en aquel día, Mi
Divino Corazón abrasado en las más ardientes llamas de Mi caridad, envió aquí a
Mi Madre Santísima y, sin embargo, Mi Corazón temiese que Mi Madre fuese de
nuevo despreciada como sucedió en La Salette, en Fátima, en Lourdes, en
Pellevoisin, en Montichiari, por tantos y tantos de Nuestros hijos, Mi Amor
habló más alto Mis hijos, Mi Amor habló más alto por ustedes y Yo entonces
envié a Mi Madre, para que Ella les atrajese para Mí, les atrajese para Mi
Corazón Divino.
Sí, Mi Madre vino aquí
para mostrarles lo cuanto Mi Divino Corazón les ama. En el Amor de Mi Madre, en
todos los Mensajes y en todas las gracias que Mi Madre aquí hizo en medio de
ustedes, ustedes pueden ver y sentir Mi Amor.
Sí, Mi Divino Corazón les
amó y envió a Mi Madre a esta tierra de Jacareí hace tantos siglos, consagrada
a Mi Madre y Mi pertenencia, para mostrarles verdaderamente la grandeza de Mi
Amor.
Sí, Mi Amor se mostró
aquí, a ustedes, con toda su belleza, con toda su profundidad, con toda la
intensidad por ustedes. Y delante de este Amor, quiero que sus corazones se
abran y lo acepten. Acepten Mi Amor y Yo entonces haré en sus vidas maravillas.
Piensen Mis hijos,
piensen en el amor que Yo tuve por ustedes, ayunando en el desierto, 40 días
por ustedes. Piensen en el amor que Yo tuve por ustedes, caminando por las
calles, anunciando Mi Reino, anunciando la salvación. Piensen en el amor que Yo
tuve por ustedes, aceptando ser crucificado y muerto en medio de acerbísimos
dolores por cada uno de ustedes, para salvar a cada uno de ustedes.
Y díganme si alguien les
amó más que Yo. Si alguien hizo más por ustedes que Yo. ¡Oh no! Por eso, Mi
Amor que tanto hizo por ustedes, de ustedes sólo desea únicamente: amor. Sólo pido amor, sólo busco amor, sólo
quiero amor. Cuando sus corazones Me dieren el verdadero y perfecto amor
que Yo busco, entonces Mi Corazón Divino descansará de su tan prolongada
búsqueda de almas que verdaderamente Me amen.
Sí, Mi Divino Corazón les
amó, les amó con todas las fuerzas del Amor Divino. Y en aquel día bendito,
hace 27 años atrás, que hoy celebran, Mi Corazón verdaderamente inició el plan
de salvación de cada uno de ustedes Mis hijos. Ese plan debe ahora realizarse
plenamente y es por eso que de ustedes pido apenas el ‘Sí’ amoroso, la entrega
confiante y también la obediencia dócil de cada uno, para que entonces, Mi
Voluntad Santa se cumpla en ustedes.
¡Oh, cómo les amo Mis
hijos! Si Yo pudiese, si fuese posible, Yo volvería a la tierra para morir en
la cruz nuevamente por ustedes. Pero, Mi muerte bastó para salvarlos infinitas
veces y para salvar infinitos mundos.
Ahora quiero aplicar en
ustedes las gracias de Mi copiosa Redención, pero para tanto, quiero su ‘Sí’, preciso de su ‘Sí’,
para que entonces, estas gracias puedan actuar en ustedes y transformarlos
verdaderamente en aquella obra santa y perfecta que Yo quiero de ustedes.
¡Oh Mis hijos! Mi Divino
Corazón les atrajo aquí en este lugar santo de Nuestras Apariciones, para
realizar aquí, en ustedes, ese plan de amor, para colmarlos aquí de las
bendiciones y gracias de Mi Divino Corazón.
Despréndanse
de las cosas mundanas y terrenas, para que entonces, su
corazón sea un corazón de pobre y un corazón puro, donde Yo verdaderamente
podré entrar con Mi Gracia transformadora y realizar en sus corazones la
perfecta conversión, la perfecta santificación y su elevación completa hasta
Mí, hasta Mi Padre, divinizándolos. O sea, elevándolos hasta Nosotros en el
Cielo, donde ustedes recibirán por herencia Mi Reino y serán participantes
eternamente de Mi felicidad y de Mi Gloria.
Recen la Coronilla de la
Misericordia Meditada todos los días. Esas Coronillas de la Misericordia que Mi
amadísimo hijito Marcos, obedientísimo a Mí y a Mi Madre, hizo para Mí, tocan
la fibra más íntima de Mi Divino Corazón. Y cuando Yo oigo a ustedes rezando,
les oigo rezándola, Mi Corazón se enternece, se conmueve, Mi Corazón perdona,
Mi Corazón ama, Mi Corazón abre las compuertas y derrama sobre ustedes todas
las gracias, todas las bendiciones que están guardadas en él.
Sí, cuando les escucho
rezando esas Coronillas de la Misericordia Meditadas, Mi Corazón se enternece
mucho más de amor por ustedes de que el corazón del padre más amoroso por su
hijito doliente, o el corazón de la madre más extremosa por su hijo necesitado
de alimento y abrigo. Sí Mis hijos, Mi Corazón no puede dejar de amarlos cuando
rezan esas Coronillas y si quieren
verdaderamente ser irresistibles a Mí, recen esas Coronillas de la
Misericordia.
No resisto a cualquiera
que pida Mi Gracia rezando esas Coronillas de la Misericordia, ellas son irresistibles
sobre Mi Corazón y cuando ustedes las rezan, también se tornan irresistibles
para Mí. Récenlas, récenlas. Y Mi misericordia lloverá en sus vidas.
Recen el Santísimo
Rosario de Mi Madre, pues, todo aquél que lo reza con amor y verdadero deseo de
corresponder a Mi Amor y al Amor de Mi Madre, se salvará. Verdaderamente no hay alma que Yo pueda condenar si reza el Rosario de
Mi Madre diariamente. Nunca mandé un solo devoto del Rosario de Mi Madre al
infierno, porque todos esos devotos siempre se salvan, pues, Mi Madre los
colma de Sus Gracias, Mi Madre los abrasa con Su Amor, Mi Madre los reviste
poco a poco de Sus propias virtudes.
Con el Rosario, ellos
detestan los vicios y las cosas mundanas, aprenden el gusto por la oración. Con
el Rosario, ellos aprenden a amar las cosas celestes y a despreciar las
terrestres. Con el Rosario de Mi Madre, ellos sienten la necesidad de amarme,
de consolarme, de obedecerme y adorarme. Y es por eso que ciertamente todos los devotos de Mi Madre se salvan.
Nunca,
nunca mandé al infierno a un devoto de Mi Madre, a un devoto del Rosario de Mi
Madre. Por eso, que los pecadores lo recen para que Yo los
perdone. Que los justos lo recen para que Yo los conserve en Mi Gracia y
amistad, y los haga subir cada vez más en la santidad. Que todos lo recen,
pues, aquellos que rezan el Rosario de Mi Madre, tiene la señal cierta de la predestinación.
Récenlo, récenlo,
récenlo. Y entonces, Yo mandaré al Ángel de la Paz a dar Mi Paz a la tierra, al
mundo y a las familias, y finalmente Mi enemigo infernal será aplastado sobre
Mis pies y juntamente con Mi Madre, instauraré en el mundo Mi Reino de Amor, de
Gracia y de Paz.
Ahora
el Señor dirige sus palabras sólo al vidente y su padre espiritual.
Yo te bendigo Mi
amadísimo hijito Marcos.
Si hijito, a ti que en
estos 27 años has amado a Mi Madre, Me has amado con todas las fuerzas de tu
corazón y has obedecido a todo cuanto, de la parte de Mi Padre, hemos
comunicado.
Sí, un día hijo Mío Yo te
diré: ‘Ven bendito de Mi Padre, entra en
el Reino que te fue preparado desde la creación del mundo.’ Pero por ahora
debes aún hacer algunas tareas santas que tenemos para ti. Y aún debes también
sufrir un poco para expiar los pecados de tus hermanos ingratos y ciegos por
las pasiones de este mundo.
Tus sufrimientos traerán a
muchas almas para Mi Divino Corazón, arrancarán a muchas almas de las tinieblas
y de la ceguera de las pasiones y de los pecados adonde ellos se encuentran
presos.
Por eso hijo Mío, sufre
siempre con alegría, con ánimo puro y con buena voluntad, cierto de que tus
sufrimientos sirven para que muchas almas revivan. Sirven para que se abran las
Moradas del Cielo para muchas almas. Sirven para que muchas almas que ya
estaban perdidas sean de nuevo rescatadas y de nuevo devueltas a los brazos de
Mi Padre.
Por eso, sufre, ama, reza
y espera siempre en Mí, pues, estaré siempre contigo y nunca te dejaré. Eres la
piedra más preciosa de Mi Divino Corazón, eres Mi irresistible. Eres
irresistible para Mí hijo Mío, y por tu obediencia, por todo lo que hiciste por
Mí y por Mi Madre durante todos estos años, no puedo resistir a nada que Me
pidas, desde que sea la Voluntad de Mi Padre, todo te concederé, todo haré por
ti, todo moveré si Me pidieres.
Entonces, pide, golpee,
procura en la puerta de Mi Corazón las gracias para ti y para todos aquellos
que amas y aquellos que necesitan. Y todo aquello que quisieres, Yo te daré,
pues, como te dije: ‘Te amo, te amo como la flor más mimosa y más bella de Mi
Divino Corazón. Te amo como la piedra más preciosa de Mi Corona. Te amo Mi hijo
como la fibra más íntima de Mi Corazón. Te amo con toda la potencia de Mi
Divino Amor.’
Eres irresistible para Mí
y todo aquello que Me pidieres, será hecho y entonces Mi Corazón será
glorificado en ti y Mi Nombre será conocido y más adorado.
También te bendigo Mi
amadísimo hijo Carlos Tadeo.
Quédate sabiendo hijo que,
por ti, en la hora de Mi flagelación, Yo pensé en ti, Yo te vi en Mi Divino
Corazón y ofrecí por ti todas las chicoteadas que recibí.
Quédate sabiendo también
hijo Mío, que el sufrimiento de haber tenido Mis pies prensados en una chapa súper
calentada en el fuego, Yo ofrecí por ti. En el calabozo donde estuve preso toda
la noche del jueves para viernes, Yo te vi muchas veces en visión y ofrecí por
ti, especialmente el martirio terrible de tener Mis pies quemados por los
verdugos.
Ofrecí por ti.
Primeramente, para expiar todos los años que caminaste lejos de Mí. Segundo,
para mantener tus pies en Mi senda, en la senda del bien y de la santidad.
Tercero, para mantenerte siempre más unido a Mi Corazón, tal como las fibras
más íntimas de Mi Corazón.
Hijo Mío, Mi enemigo
quiso llevarte para lejos de Mí cuando eras más nuevo, también por causa de Mis
pastores que no supieron orientarte, Mi enemigo atacó y quiso llevarte para
lejos de Mí. Pero Yo triunfé, Mi Madre triunfó, y hoy estás aquí, eres todo
Nuestro y más aún serás.
Por eso hijo, ve si
alguien podría haberte amado más que Yo, ve si alguien podría haberte deseado y
querido más bien que Yo. Piensa en el dolor terrible y acerbo que sentí
teniendo Mis pies quemados y también en el dolor que sentí cuando Me retiraron
las chapas y la planta de Mis pies se desprendió de ellos, quedando pegada a la
chapa.
Sí hijo Mío, todo eso fue
por ti. Debes pues comprender y sentir cuanto te amé, cuanto Mi hijo, cuanto te
amé. Y quédate sabiendo que ese terrible martirio Yo sufriría de nuevo por ti
mil veces si fuese preciso. Pero como aquello que sufrí es infinitamente
suficiente para salvarte y para probarte Mi Amor, queda aquí confirmado para
siempre cuanto te amé hijo Mío y lo cuanto Yo sufrí por ti.
Eso te muestra cuanto
eres precioso para Mí. Sólo se sufre por quién se ama. Si tanto así sufrí por
ti, es para mostrarte cuanto eres precioso para Mí. En verdad Yo te digo: ‘Yo
cambiaría mil mundos por tu alma, Yo cambiaría mil universos para tenerte junto
a Mí hijo Mío y verdaderamente siempre, siempre te amaré.’
En los momentos de dolor,
de sufrimiento, que no faltarán, acuérdate siempre de esto: ‘Jesús sufrió por mí. Sólo se sufre por
quién se ama. Jesús sufrió por mí. Jesús tuvo los pies quemados por mí. Jesús
tuvo Sus pies dilacerados por Mí. Si Él tanto me amó ¿Qué puedo desear más que
Jesús? ¿Qué puedo yo temer si tengo el amor de Jesús? ¿Qué puedo yo esperar y
aún más desear que el amor de Jesús, que se dio todo por mí y se sacrificó por
mí?’
¡Ah hijo Mío! Piensa
siempre en eso y tu corazón se llenará de la perfecta alegría. Mi Divino
Corazón está siempre vuelto para ti y la llave de Mi Corazón Mi hijo, está
siempre abierta, derramando y brotando sobre ti sangre y agua. Sangre para
abrasarte en Mi Amor, embriagarte en Mi Amor. Agua para quitarte la sed de amor
de tu alma, para llenarte con las aguas vivas de Mi Espíritu Santo y para darte
siempre y cada vez más toda la efusión de Mi Divino Amor.
Ven, ven a beber en la
llaga de Mi Divino Corazón todos los días. ¿Cómo? Besándome, besándome clavado
en la cruz, entregándote totalmente a Mí. Ven hijo Mío a Mí, ven a besar la
llaga de Mi Divino Corazón. Ven para que Yo te llene y te embriague con Mi Sangre
y te haga cada vez más abrasarte de amor por Mí en la divina bodega de Mi Amor,
de Mi Divino Corazón traspasado por ti.
¡Ah hijo Mío! Acuérdate
siempre de Mis pies quemados por ti, pues, ellos te hablan, te testimonian el
gran y ardiente amor que tuve y tengo por ti. Quédate sabiendo que Mi Madre
Santísima que veía todo del lado de fuera por visión mística, cuando vio que Yo
ofrecía por ti, tuvo Su Amor, tuvo Su predilección por ti aún más redoblada.
Sí, Mi Madre todas las
veces que ve Mis pies, se acuerda de aquello que sufrí por ti. Y en aquel
momento, Mi Madre abrasada de la divina caridad, de amor por ti, redobla Sus
Gracias, pues, eres fruto de aquel Mi gran sufrimiento, de aquel Mi tan acerbo
dolor secreto que, tanta, tanta compasión causó a Mi Divina Madre.
Por eso hijo, nada temas.
Ya que fuiste tan amado por Mí, jamás debes pensar que seré capaz de
abandonarte o entonces de dejarte. No, nunca te dejaré y nada debes temer,
pues, quién vale tanto así para Jesús,
jamás será abandonado por Jesús.
Yo te bendigo y bendigo a
todos los que están aquí, a todos que en estos años han amado a Mi Madre
Santísima, han servido a Mi Madre Santísima, han obedecido aquí a Mi Madre
Santísima y han hecho todo para consolar y hacer conocida y amada a Mi Madre
Santísima.
Sí, a Nuestros apóstoles
que han luchado para hacer triunfar a Mi Madre, ahora en este momento doy Mi
bendición. Doy también la Indulgencia Plenaria a todos los que rezan el Rosario
de la Paz de Mi Madre, que rezan Mi Coronilla de la Misericordia y Mi Hora
todos los viernes.
Ahora son apagados todos
los años que ustedes deberían expiar sus pecados en el fuego del Purgatorio y
también son cancelados todos los castigos y sufrimientos que deberían padecer
en esta vida por los pecados ya cometidos contra Mí.
Sobre todos derramo ahora
Mi bendición de amor: de DOZULÉ… de PARAY-LE-MONIAL… y de JACAREÍ.”
MENSAJE
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
“Queridos hijos, hoy
ustedes celebran aquí el 27° aniversario de Mi primera Aparición a Mi hijito
Marcos en el longincuo año de 1991.
En aquel día, Mi Corazón
Inmaculado vino del Cielo abrasado de amor, en llamas de amor, para derramarse
sobre ustedes y sobre toda la humanidad; para llevarlos a la santidad que
conduce a ustedes a la eternidad feliz con Jesús, con el Padre Eterno en el
Cielo.
Mi Amor los salvó cuando
en aquel día atraje a Mi hijo Marcos para dentro de Mi Matriz*. Y allí aparecí
a él por la primera vez, inundando el corazón de él con Mi luz, para después
inundar sus corazones con Mi mística luz materna.
*La primera Aparición de la Madre de Dios al
vidente Marcos sucedió en la Parroquia Inmaculada Concepción de Jacareí, muy
conocida como la Matriz de la Inmaculada, el 7 de febrero de 1991.
Mi Amor los salvó cuando en aquel momento hablando a aquel pobre y
desconocido niño, Mi Corazón derramó sobre él las primeras ondas de amor
místico y sobrenatural, llenándolo, abrasándolo, sacudiéndolo, tornándolo
verdaderamente allí una llama incesante de amor que estremecía de amor por Dios
y por Mí.
Para, a través de él también Mis hijos, las mismas ondas ardientes de
amor pudieran llegar a los corazones de ustedes, dispersos por este mundo
sumergido en tinieblas y dominado por Mi enemigo. Para atraerlos hasta Mi
Corazón, para transformarlos en las llamas incesantes de amo que Yo vine buscar
y procurar aquí.
Mi Amor los salvó cuando en aquel día, allí, dando a Mi privilegiado
niño las primeras palabras de gracia y luz de Mi Corazón, Yo ya abría para
todos ustedes la senda luminosa de la conversión y de la salvación para
conducirlos a todos al Reino de Mi Hijo Jesús, al Reino de los Cielos.
Mi Amor los salvó cuando en aquel momento, hablando con Mi hijito
Marcos, Yo ya pensaba en todos ustedes con amor, por todos ya rezaba y por
todos ofrecía al Padre Mis méritos, los méritos de Mis dolores y lágrimas, para
que el Padre atrajese a todos ustedes hasta Su Divino Corazón por medio de Mí.
Sí Mis hijos, allí en aquel momento, la Madre del Cielo, amó a Sus hijos
con una intensidad tan grande, con un ardor tan grande que, si fuese fuego
natural, habría disuelto no solamente a Mi hijito Marcos, pero también
incendiado y disuelto a toda aquella iglesia, a toda esta ciudad, a todo este
país e incluso el mundo.
Sí, Yo los amé con toda la potencia y la intensidad de Mi Amor Materno.
Mi Amor los salvó, porque bajando a Jacareí, Mi Corazón atrajo a cada
uno de ustedes para la luz, que es Mi Hijo Jesús, y en Él todos ustedes tienen la salvación.
Mi Amor los salvó, pues con Mi Amor, Yo los quité del camino del pecado
y de la muerte eterna y los traje para el camino de la gracia, para el camino
de la santidad, para el camino de la salvación, que es Dios.
¡Oh Mis hijos! Vean el amor de esta Madre que allí, en aquel momento,
abrasada de amor por cada uno, venía del Cielo para derramar sobre todos los
hijos, toda la abundancia de la misericordia del Señor.
Sí, la Madre los amó, el amor de
la Madre los salvó, el amor de la Madre los protege. El Amor de la Madre
aún hoy se dona y se ofrece, y con él ofrece la salvación a todos los hijos que
aquí la vienen a procurar.
Sí Mis hijos, acepten Mi Amor, dejen Mi Amor entrar en sus corazones
hoy, en este día, para que finalmente se cumpla el plan divino del Padre que
conducirá a ustedes y a toda la humanidad, a la salvación y a la perfecta
glorificación de la Santísima Trinidad.
Acepten el amor de la Madre, en el cual, sus corazones encontrarán todo
bien, toda gracia, encontrarán paz, encontrarán a Mi Hijo que en él vive y reina
por los siglos de los siglos, y en Mi Hijo encontrarán la vida, encontrarán la eterna
bienaventuranza.
Acepten el amor de la Madre y el amor de la Madre verdaderamente en sus
corazones, hará el gran milagro de la transformación del desierto de sus almas
y corazones, en el jardín verdoso de gloria, belleza y santidad de la Santísima
Trinidad.
Continúen rezando Mi Rosario todos los días, pues en ello Mis hijos,
siempre más, haré triunfar en ustedes el Amor Divino, el Amor de Dios, el Amor de
la Madre Celeste.
Cada uno de ustedes que vino aquí, que fue atraído por Mí aquí, fue amado de antemano con todo el amor de
Mi Corazón. Y para cada uno de ustedes también ya fue preparada la
superabundancia de gracias de Mi Corazón.
Sí Mis hijos, Si fuese preciso, Yo volvería a la tierra para sufrir todo
de nuevo, lo que sufrí para salvar a cada uno de ustedes. Pero Mis hijos, tal
no es necesario, ni posible. Por eso, miren, contemplen todos Mis dolores y
todo lo que sufrí por amor a ustedes, y digan si alguien podría haber amado más
a ustedes después de Mi Hijo que Yo. No. Por eso hijitos, miren para Mi Amor,
pues, mirando para Mi Amor, verán el Amor
de Dios.
Ahora Nuestra Señora dirige sus palabras sólo
al vidente y a su padre espiritual.
Yo bendigo a todos y especialmente a ti Mi amadísimo hijo Marcos.
Gracias a ti por los 27 años de servicio y obediencia al Señor y también
a Mi Corazón.
Por tu cansancio, gracias. Por
las noches sin dormir, trabajando y haciendo las películas de Mis Apariciones, gracias. Por tantos días pasados en el
trabajo extenuante, cansativo, desgastante, haciendo centenas de Rosarios
Meditados para Mí y para salvar a Mis hijos, gracias.
Por tantos innúmeros días pasados en el trabajo extenuante, desgastante,
grabando las Horas Santas de Oración, haciendo para Mis hijos las Trecenas y
las Setenas, gracias. Por tantos sábados,
domingos y otros días consumidos, haciendo los cenáculos para Mí de 8, 10 o más
horas de oración, todo para salvar las almas de Mis hijos, para abrasarlos con
Mi Llama de Amor, para enseñar a ellos el camino de la santidad, dejando tu
descanso, dejando tu tiempo libre de lado, gracias
por todo.
Por las calumnias, por las difamaciones, por las traiciones, por todas
las heridas recibidas en tu corazón por Mi causa, por causa de Mi Nombre y del
Nombre de Mi Hijo, gracias. Gracias hijo Mío. Por toda la cruz
llevada y cargada durante todos estos años con amor y en el amor para salvar a
Mis hijos, gracias.
Tantas cuantas fueren las almas y fueren aún las almas salvas por todo
lo que hiciste, tantas cuantas serán las coronas de gloria que te daré en el
Cielo. Sé pues feliz, porque en la tierra nadie más recibió lo que has recibido
de Mi Corazón y del Corazón de Mi Hijo: tantos
mensajes, tantas revelaciones, tantos dones y tesoros de Mi Corazón.
Sé pues feliz hijo, porque verdaderamente tu nombre resuena en el Cielo
todos los días en los labios de aquella que te amó y te escogió. Todos los días
tu nombre resuena en los labios de aquél Señor que murió por ti en la cruz y
que Me envió para tomar tu mano y guiarte y conducirte por la senda luminosa de
la santidad.
Alégrate, porque todos los días tu nombre resuena en los labios de aquél
que te creó con amor. Él te llama de Mi
hijo, Mi esperanza y Mi alegría. Sobre ti baja ahora Mi bendición particular
y materna.
Y también sobre ti Mi amadísimo hijo Carlos Tadeo. He aquí ahora el
mensaje mensual que te doy.
Hijo Mío, Me alegro por verte hoy aquí en el lugar electo de Mis
Apariciones, celebrando con Mi hijo que te di, los 27 años de Mis Apariciones a
él.
Alégrate hijo porque tu nombre estaba escrito en Mi Corazón Inmaculado
en aquel día, 7 de febrero de 1991, cuando aparecí a Mi hijo Marcos por la
primera vez.
Sí, Yo vine por amor a todos Mis hijos, pero especialmente también por
amor a ti. Alégrate porque tu nombre resuena en Mis labios y en los labios de
Mi Hijo Jesús todos los días con amor.
Eres el consuelo de Mi Corazón y el consuelo del Corazón de Mi Hijo.
Sobre ti reposan muchas esperanzas de Nuestros Corazones y sé que no seremos
decepcionados.
Hijo Mío, adelante, no desanimes jamás. Sube cada vez más para el Cielo,
desprendiéndote de las cosas de la tierra, desprendiéndote de todos los afectos
de las criaturas, para que verdaderamente tu corazón pueda ser llenado con las
llamas del Divino Amor del Espíritu del Señor.
Sí hijo, Yo deseo que en este mes de febrero junto con todo lo que te
pedí, muestres, hables a Mis hijos de los Mensajes que Yo di en Heede y también
en los Mensajes que Yo di en San Damiano.
Es preciso que Mis hijos de Mi querida Ibitira y también de las otras
ciudades próximas, conozcan esas Mis Apariciones para desagraviarme, para
consolarme y para también tornar conocidos los llamados que Yo hice en aquellos
lugares.
Yo confío hijo que, a través de ti, finalmente tendré el retorno de
todos los Mensajes que di en esos lugares y recibiré finalmente de Mis hijos la
correspondencia y el amor que tanto deseo.
Quiero también que en este mes medites muchas y muchas veces en el capítulo
número 4 del tercer tomo de Mi vida Mística
Ciudad de Dios. Allí encontrarás muchas luces para ti. Y también hijo Mío,
medite, medite mucho, mucho en la primera
carta de Mi apóstol, del apóstol de Mi Hijo, San Juan. Allí conocerás
también muchas luces que están preparadas y reservadas para ti.
En este mes de Mi Llama de Amor, derramaré Mi Llama de Amor profusamente
sobre tu alma, Ábreme siempre más tu corazón, rece siempre más hijo. Y también
cierra la puerta de los sentidos de tu corazón siempre más para aquello que es
terreno, y abre siempre más para aquello que es celeste. Mortifica siempre más
tu pensar, tu juzgar, para que, según Mis luces, puedas ver, juzgar, considerar
y amar.
Deja también hijo Mío para atrás todo aquello que aún quedó de este
mundo, que en breve desaparecerá. Para
que verdaderamente en ti siempre más, Mi Llama de Amor pueda encontrar libertad
para actuar y abrasarte.
Ya no tienes casi nada del mundo
en ti, faltan apenas pequeños granos de tierra que Yo quiero quitar, que Yo
quiero consumir en tu corazón y hacer hijo con que verdaderamente tu corazón se
transforme en el templo vivo del Espíritu Santo, en el Sagrario del Divino Corazón
de Jesús y en el jardín de delicias y de amor.
Te amo, te amo mucho.
Y quédate sabiendo hijo que en Egipto cuando Yo estaba allá con Mi Esposo
José y Mi Hijo Jesús, cierto día fuimos cercados por algunos vecinos Nuestros
incitados por Satanás. No habíamos hecho nada de malo, pero ellos que nutrían
cierta indiferencia y odio porque éramos forasteros, y también instigados por
la antigua serpiente, que quería descubrir si Mi Hijo era realmente el Mesías y
si Yo era la Madre del Salvador, instigó a aquellos moradores contra Nosotros.
Ellos apedrearon Nuestra casa e intentaron incluso quemarnos, encendiendo fuego
en Nuestra habitación.
En aquel momento Me entregué confiadamente al Señor para sufrir lo que
Él quisiese e incluso morir si fuese Su Divina Voluntad. Fui favorecida con una
visión de altísima ciencia. Y en esa visión Yo te vi hijo Mío, en el futuro,
sirviéndome y sirviendo a Mi Hijo. Y entonces, Me ofrecí prontamente al Señor
para morir por tu amor, para que tuvieses la gracia de ser verdaderamente
siervo santo, fiel y bien amado del Señor.
Mi Divino Hijo Me respondió: ‘Mi
Madre, basta tu deseo de morir por él. No nos quemarán, porque aún no ha
llegado Mi hora. Pero Mi Divino Corazón se alegró por haber ofrecido tu vida
con tanta generosidad por aquél siervo Mío que mucho Me consolará en los
tiempos finales que precederán Mi Segunda Venida.’
Sí hijo Mío, ofrecí por ti aquella gran aflicción, y el temor, el dolor
de ver tal vez a Mi Divino Hijo muerto y con Mi Esposo José. No Me importaba
conmigo, pero sí con Ellos, y el gran dolor que sentí al verlos en peligro de
vida, traspasó Mi Corazón de tal forma que, si Yo pudiese transmitirte ese
dolor, morirías instantáneamente.
Quiero que sepas, quiero que tú sepas que, ese gran dolor, Yo ofrecí por
ti hijo Mío, porque te amo como la perla más preciosa de Mi Materno Corazón.
Perla que guardo con celo en el cofre de Mi Corazón Inmaculado. Perla que cada
día más embellezco y hago doblar en belleza y valor delante de los ojos de la
Santísima Trinidad. Perla que ofreceré a Mi Hijo Jesús en el día de Su triunfo,
como regalo y el don más precioso del Corazón de Aquella que te cultiva todos
los días en la oración y en el silencio, para darte al Señor como la primicia
más bella de Su victoria.
Yo te bendigo hijo Mío y sepas que nunca te dejaré. Mamá que tanto
sufrió por ti nunca te abandonará, pues eres el hijo y el fruto de Mis dolores.
Yo te bendigo con amor.
Rece en los cenáculos la Coronilla del Espíritu Santo, pidiendo siempre
más Sus Dones, para que tú y también Mis hijos crezcan en el conocimiento y en
la sabiduría que forma a los Santos para la mayor gloria del Señor.
Yo te bendigo y bendigo a todos Mis hijos amados aquí: de LOURDES… de LA
SALETTE… y de JACAREÍ.”
(Vidente Marcos): “Querida Madrecita del Cielo ¿Puedes tocar
Señora en estas imágenes y rosarios que hicimos para tus hijos?”
(María Santísima): “Conforme ya dije: ‘Adonde quiera que unos
de estos rosarios, escapularios e imágenes lleguen, allí Yo estaré viva,
llevando las grandes gracias del Señor.’
A todos Yo bendigo nuevamente con amor y dejo Mi paz. Gracias.
Gracias a Mis Esclavos de Amor por todo el amor y servicio hecho a Mí.
Gracias por haber renovado el ‘Sí’ de ustedes que mucho consoló Mi Corazón.
Gracias a todos Mis hijos por haber venido, por divulgar Mis Mensajes,
hacer Mis cenáculos y Mis grupos de oración. En ustedes Mi Corazón encuentra
consuelo, cariño y amor siempre. Gracias.
Sobre todos baje ahora Mi abundante bendición materna. Queden en la paz
del Señor.”
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