Jacareí, 11 de Febrero de 2018
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160
AÑOS DE LAS APARICIONES DE LOURDES (FRANCIA-1858)
“Queridos hijos, hoy
ustedes celebran aquí el aniversario de Mis Apariciones en Lourdes a Mi hijita
Bernadette.
En la gruta, Yo aparecí a
Mi hijita Bernadette sobre una valla, sobre un rosedal silvestre.
Hoy vengo a pedir a
ustedes: ‘Sean Mis vallas, sean Mis vallas de amor, vallas que dan a Mí las
rosas más puras, más bellas y perfumadas de oración, oración de amor, oración
hecha con el corazón, oración mental, oración íntima, profunda, ardiente,
oración que eleva a ustedes de la tierra, que los desprende de las cosas
terrenas y los eleva para las cosas celestes, oración que les hace ver la
grandeza del amor del Señor y de Mi Amor, oración que abrasa, incendia sus
corazones y hace con que ellos se transformen en llamas ardientes, incesantes
de amor.’
Sean Mis vallas de
sacrificio, dándome las rosas rojas más perfumadas de sacrificio todos los
días.
Sí, para que Mi hijita
Bernadette pudiese besar Mis pies, tenía que hacer su rostro y sus manos pasar
entre espinas de la valla, adonde ella por veces, sentía dolor de sus
pinchazos. Sí, con eso les enseñé Mis hijos que, en esta vida, muchas veces,
ustedes deberán aceptar los sufrimientos.
Las pequeñas espinas que
Dios les envía, lo permite para que ustedes puedan expiar sus pecados y los
pecados de sus hermanos como Mi Bernadette hizo, como Mi hijito Marcos hizo por
ustedes tantas veces. Para que así Mis hijos, Yo pueda rescatar y salvar a
aquellos Mis hijos que están más lejos, más alejados de Mi Corazón.
Pero tengan la certeza:
si por veces permito que ustedes se lastimen en las espinas de estas vallas de
sacrificios que les permito, siempre ustedes también tendrán el consuelo y el
confort del perfume de las rosas, de las vallas de sacrificio, que permitiré o
que enviaré a ustedes.
Por eso, no desanimen en
el sufrimiento, pues, siempre arriba y después de una espina, siempre hay una
rosa perfumada de consuelo y que dará a ustedes la alegría de conversiones y de
gracias por los sacrificios que ustedes Me ofrecieron.
Sean Mis vallas de
penitencia, rosedales que dan a Mí todos los días, las rosas místicas amarillas
de penitencia, o sea, de expiación y de reparación de sus pecados y de los
pecados del mundo por una vida santa, procurando corregir y reparar todo mal
que ustedes ya hicieron y también reparar el mal cometido por sus hermanos,
enseñando a ellos el camino de la verdad, del bien y de la salvación,
quitándolos y arrancándolos del error, haciendo con que sus hermanos vean
cuánto ofenden al Señor, cuánto lo abandonan, cuánto lo disgustan. Para que
así, dejen de crucificar al Señor nuevamente con sus ingratitudes y pecados.
Si ustedes Me dieren esas
rosas amarillas de penitencia Mis hijos, todos los días, ustedes serán
verdaderamente Mis vallas de penitencia que, con la belleza de sus rosas
amarillas, místicas de penitencia, alejarán los castigos que el mundo merece,
atraerán nuevas gracias del Señor y alcanzarán una lluvia de misericordia para
muchas almas.
Sean las vallas, los
rosedales de amor, rosedales que todos los días Yo pueda cultivar con amor y
cuidado en la gruta de amor de Mi Corazón Inmaculado. Entonces, si ustedes se
dejaren cultivar por Mí, podar por Mí, quitando de ustedes todas las ramas
secas, o sea, los apegos terrenos, los pecados de ustedes. Si ustedes Me dejaren
podar la voluntad endurecida y obstinada de ustedes en el mal, entonces Yo les
haré crecer como vallas viscosas y fuertes, que darán siempre más las rosas más
bellas de amor para el Señor.
Entonces, así como Yo
bajé del Cielo sobre la valla, el rosedal de la gruta de Massabielle y en ella
Me estribé, colocándome como en un pedestal de amor y de gloria, también Yo Mis
hijos, bajaré a ustedes y Me colocaré sobre la valla de amor de sus almas y
verdaderamente allí, haré maravillas como hice sobre la valla de la gruta de
Massabielle.
Deseo que ustedes sean
Mis rosedales, Mis vallas de amor, donde Mi Corazón Inmaculado pueda hacer
prodigios para la salvación de ustedes mismos y de toda la humanidad.
Por fin pido: ‘Sean Mis
nuevas Bernadettes, que Me dan el ‘Sí’ más puro, más sincero y más completo. El
‘Sí’ donde Yo pueda hacer maravillas como hice a través de Mi hijita Bernadette
por los siglos afuera hasta hoy.’
Sean Mis Bernadettes de
amor, que aceptan la cruz que Dios envía, llevándola con amor y paciencia, y
ofreciéndola por la salvación de la humanidad. Tengan por cierto Mis hijos que
ninguna cruz de ustedes jamás será en vano.
Sean Mis Bernadettes de
amor, que a todo momento Me consuelan, Me alaban, Me aman, Me abrazan con el
Santo Rosario, rezándolo en unión conmigo, como Yo rezaba con Mi Bernadette en
la gruta de Massabielle.
Así, viviendo en oración
todos los días, ustedes serán Mis nuevas Bernadettes, cuales nuevas vallas de
amor, de oración más pura. Y entonces, por medio de ustedes Mis hijos, podré Yo
también hacer maravillas como hice a través de Mi valla angelical: Bernadette.
Quiero hoy pedirles que
ustedes den 10 películas de cada uno, de las 4 películas de Lourdes que Mi hijo
Marcos hizo, más aquella que ustedes asistieron ayer con él aquí. Quiero que
todos Mis hijos conozcan Mi Amor, conozcan Mi bondad, conozcan cuanto los amé,
cuanto los amo, cuanto aparezco y lo cuanto espero de ellos.
Quiero que ellos sepan
que la Madre del Cielo los ha llamado ya hace siglos, pero que ellos han huido
de Mi Amor. Quiero que ellos Me conozcan, pues, conociéndome a Mí que soy la
escalera del Cielo, conocerán el camino fácil y directo para la salvación, para
el Paraíso, donde los espero con ansia amorosa de Madre.
Continúen rezando Mi
Santísimo Rosario todos los días, porque a través de ello, siempre más,
transformo a ustedes en Mis vallas de amor y en Mis nuevas Bernadettes, por
medio de las cuales seguiré haciendo Mis maravillas, hasta derribar por tierra
el imperio infernal y levantar finalmente la bandera de Mi gran triunfo sobre
el mundo, proclamando la victoria completa y suprema del Señor.
Ahora
la Madre de Dios dirige sus palabras al vidente y a su padre espiritual.
A todos Yo bendigo con
amor y especialmente a ti Mi amadísimo hijito Marcos. Como te dije ayer, que
todo lo que pidieses hoy en la fiesta de Lourdes por causa de los méritos que
tienes, por haber tornado Mi Mensaje conocido y amado a través de tus
películas, rosarios y cenáculos, Yo te concedería todo lo que Me pidieses.
Sí, Todo lo que Me pediste
durante este cenáculo de hoy, será hecho conforme Me pediste. Todo lo que fuere
conforme a la Voluntad del Señor será realizado y realizado en breve. Alegra tu
corazón.
Alégrate también, porque
mañana también el Señor te concederá pedir cualquier cosa, cualquier gracia que
quieras, para ti o para alguien que ames. Prepara tu corazón, porque mañana
gracias torrenciales bajarán del Cielo sobre tu alma y sobre el alma de todos
aquellos que te aman y que están siempre contigo, sirviéndome y luchando
contigo por el triunfo de Mi Corazón Inmaculado.
Aquellos que te apoyan,
aquellos que te aman, que te ayudan y que luchan contigo contra las fuerzas
infernales, sobre esos también bajarán gracias, y especialmente sobre aquellos
a quién apuntes las gracias del Señor. Yo te amo y te bendigo.
Y también te bendigo Mi
amadísimo hijito Carlos Tadeo.
Gracias hijito por todo
lo que has hecho para tornar Mi Mensaje de Lourdes conocido. Continúe haciendo
eso, continúe tornándolo conocido por todos Mis hijos. Por eso, también deberás
llevar películas y darlas en tus cenáculos a todos. Hacer con que las personas
también las lleven a otros, porque cuanto más Mi hijita Bernadette y Mi Mensaje
sea conocida, más nuevas vallas, rosedales de amor brotarán y crecerán, para el
mayor triunfo de Mi Corazón y del Señor.
Cómo te amo. Te agradezco
por todo lo que has hecho por Mí, por Mi Santuario y especialmente por Mi
hijito Marcos, el hijo que te di.
Sepas hijo Mío que, así
como Bernadette se tornó la escalera luminosa para que sus padres subieran al
Cielo, así como ella se tornó verdaderamente la estera luminosa de luz por el
cual sus padres subieron al Paraíso, sin parar por el purgatorio, y así como
ella se tornó para ellos fuente de muchas gracias, pues, toda gracia que
Bernadette recibía, recaía también en cierta medida, sobre sus padres; Así
también hijo Mío, toda gracia que caiga sobre Mi hijo Marcos, también
recibirás, porque uní tu vida a la de él, y ustedes ya no son dos, pero uno. Y
así debe ser siempre, para que todo aquello que planeé, desde Mis secretos de
La Salette, París y Lourdes, hasta aquí, se cumpla a través de ustedes y así Mi
triunfo sea completo en la tierra.
Me das suprema alegría
cuando hablas de Mi Mensaje de Lourdes y de Mi hijita Bernadette. Tocas la
fibra más íntima de Mi Corazón. Así continúes hijito, para que más y más Mi
querida ciudad de Ibitira y todas las demás, se transformen en grandiosas
vallas de amor y de oración de Mi Corazón.
Yo bendigo a todos
ustedes Mis hijos queridos: de LOURDES… de PELLEVOISIN…y de JACAREÍ.”
“Queridos hermanos Míos, Yo,
Bernadette, vengo del Cielo para bendecir a ustedes una vez más y para
decirles: ‘Sean amados hermanos Míos, sean las fuentes cristalinas que llevan
al mundo entero las aguas de la gracia del Señor y de Nuestra Reina Santísima.
Sean las fuentes cristalinas,
que aún hoy corren sobre este mundo que se transformó en un gran desierto, para
que él vuelva a ser un jardín verdoso de gracia, belleza y santidad como era en
el principio.
Sean las fuentes
cristalinas de oración, de amor y santidad, que aún hoy llevan el agua de la
gracia de Dios, para que donde sobreabundó el pecado, sobreabunde la gracia, y
verdaderamente el Señor triunfe y reine en todos los corazones.
Sean verdaderamente el
viento de la gracia, la brisa de la gracia, semejante a aquella brisa que sopló
sobre Mí en la primera Aparición, y que Me hizo voltear para la gruta y ver
allí a Aquella que era todo Mi Amor y
toda Mi vida.
Sean la brisa de la
gracia, que sopla en la vida de tantos hermanos, haciéndolos voltearse del
mundo para Nuestra Reina Santísima. Para que puedan también contemplar Su Amor,
contemplar Su bondad, sentir Su dulzura y a Ella unirse y entregarse como
sucedió conmigo en la gruta, en la primera Aparición.
Sean la brisa de la
gracia, que sopla en tantas vidas arrasadas por el enemigo de Dios, para poder
hacer que esas vidas se volteen para Nuestra Reina Santísima. Y así, viendo la
luz de Ella, toda tiniebla del mal, del infierno, del enemigo, del pecado, sea
disipada y extirpada de la vida de vuestros hermanos, de sus hermanos, de Mis
hermanos.
Sean la brisa de la
gracia, que sopla en este mundo transformado en verdaderas ruinas de violencia,
pecado y maldad, para que así, todo este mundo pueda voltearse también para la
gruta, para la gruta del amor de la Madre de Dios, que son estas Apariciones
aquí.
Y así, el mundo y las
almas vean el inmenso amor con que Ella aquí se revela, se dona, se ofrece toda
entera, a cada uno de ustedes, para amarlos, ayudarlos, salvarlos y guiarlos
para el Cielo.
Sí, sean la brisa de la
gracia, que sopla sobre la humanidad alejada de Dios, la humanidad que yace
postrada en la tumba de su pecado y de su mal, en la violencia y en la guerra,
en la idolatría del placer y del poder. Para que entonces, finalmente toda ella
pueda volverse para la única que es la escalera del Cielo, que es la puerta del
Cielo, la única que es el camino para Dios en el Cielo: la Inmaculada.
Sean las vallas de amor,
los rosedales de amor que Ella pidió, y entonces Mis amados hermanos, verdaderamente,
así como Ella hizo maravillas en Mi vida, sobre aquella valla, Ella también hará
maravillas sobre la valla en el amor de ustedes.
Sean también Mis
pequeñitas vallas de amor, que Yo, Bernadette, cultivo y cuido. Déjense
cultivar por Mí, entréguense a Mí y ustedes verán cómo Yo transformaré a
ustedes en una bella valla para Nuestra Reina. Y entonces, Ella se agradará de
ustedes y les concederá las gracias benevolentes de Su Amor y bondad.
Soy perita en vallas, soy
perita en rosedales. Así como aquel rosedal de la gruta de Massabielle fue
amada por Mí, cuidada por Mí, mientras estuve en Lourdes, así también cuidaré
de ustedes y haré con que ustedes verdaderamente se tornen rosedales
maravillosos de amor y santidad para Nuestra Reina y para el Señor.
Ahora
Santa Bernadette se dirige al vidente y a su padre espiritual.
Bendigo a todos y
especialmente a ti Mi amadísimo Marcos.
Cuando haces ver a Mis
hermanos aquí estas películas maravillosas sobre Lourdes, Me conmueves, Me
emocionas y lágrimas de amor y alegría bajan de Mis ojos.
Sigue, sigue haciendo con
que todos amen Lourdes y no pares nunca de subir la gran montaña del amor, no
pares nunca de entrar, penetrar cada vez más en la gruta del verdadero amor
ágape como Yo penetraba en lo más profundo de la gruta de Massabielle, para
rezar allí, amando a Dios y amando a Mi Madre Santísima.
Has con que todos amen a
Nuestra Reina y obedezcan los Mensajes de Ella. Y en verdad te digo: ‘Por cada
alma que se convirtió y se salvó por estas películas maravillosas que hiciste
de Lourdes y también de Mi vida, tantas cuantas serán las coronas y los abrazos
de amor que te daré en el Cielo, los amplexos de Mi Amor.’
También te bendigo Mi
amadísimo hermano, hijo y tesoro, Carlos Tadeo.
Sí, eres… eres
verdaderamente el topacio de Mi Corazón, eres el topacio precioso de Mi
Corazón, el diamante de Mi alma.
Quédate sabiendo
amadísimo hermano que, cuando Yo ya estaba en el convento de Nevers y ya se
aproximaba Mi muerte, pues, Mi tuberculosis ya estaba muy avanzada y ya pasaba
para los huesos. Mi Reina Santísima Me apareció en secreto, sin que nadie
supiese, y en visión mística Me mostró a ti. Ella Me pidió que aceptase más un
sufrimiento, que hiciese más un sacrificio por tu intención.
Y entonces Yo pregunté a
Ella qué sacrificio sería y Ella Me respondió: ‘Un tumor en tu rodilla que te impedirá de caminar, que deformará tu
pierna y tú nunca más caminarás nuevamente, normalmente sobre este mundo, nunca
más saldrás de esta enfermería, nunca más verás el sol, las flores, los
pájaros, las personas, los campos. Estarás clavada definitivamente a esta cruz.
Ese será el último clavo con que serás crucificada Mi hija. Pero será por la
intención de un hijo amadísimo Mío, un siervo Mío que, unido a un alma
privilegiada Mía, muchas almas salvará para Mí y realizará finalmente el plan
comenzado contigo en Lourdes y con Maximino y Melania en La Salette.’
Entonces respondí ‘Sí’ a
Mi Reina Santísima. Y luego, el tumor apareció, causándome dolores lancinantes
que, para no gritar, Yo tenía que morder la toalla que siempre tenía conmigo
para secar la sangre que expulsaba de Mis pulmones.
Sí, el dolor era tan lancinante,
que Yo sentía que a cualquier momento Mi alma se desprendería de Mi cuerpo. Y
todo eso ofrecí por ti, no solo un día, pero meses, meses y meses. Y
especialmente en la hora de la muerte, ese dolor fue una de las más lancinantes
que provocaron la separación de Mi alma del cuerpo, y también el paro de Mi
Corazón. Ofrecí todo eso por ti, porque te amo mucho.
No temas nada. Aquella
que tanto te amó, siempre te amará y nunca te abandonará. Sigue en frente y no
mires para atrás. Has como tu hijo Marcos hace, pasa por encima de todo como un
tren veloz y nunca, nunca te detengas en el camino de la santidad al cual
Nuestra Reina te llamó y en el cual te colocó.
No temas, continúa
haciendo cenáculos siempre y así, muchas almas se transformarán en vallas de
amor para la Madre de Dios.
Hijo, hijo espiritual de
Mi Corazón y Mi diamante precioso, en los momentos de sufrimiento, ven a Mí y
Yo te consolaré con palabras que no hacen ruido, con palabras que no provocan
rumor, sin rumor de palabras. Y allí, en el silencio y en la paz, Yo te daré
nuevas fuerzas para vencer todo y llegar como un campeón de Cristo como Yo en
el Cielo.
Ama al hijo que Nuestra
Reina Santísima te dio, que el Señor te dio. Sí, así como Mis padres fueron
agraciados y súper amados por Dios, súper bendecidos por Dios, por causa de la
hija que recibieron del Señor, así también serás súper bendecido y súper
colmado de gracias por el Señor, por causa del hijo que te fue dado.
Y así como el nombre de
Mis padres fueron escritos en el Cielo para siempre por Mi causa, así también
el tuyo brillará en el Cielo, entre los Ángeles y los Santos para siempre, por
causa del hijo que te fue dado.
Sí, así como Yo fui la
escalera para el Cielo, para Mis padres, así como Yo fui el ascensor celeste
para ayudar a Mis padres a llegar al Cielo, así también el hijo que Nuestra
Reina te dio, será tu escalera y tu ascensor para llegar hasta el Señor en el
Paraíso.
Yo te bendigo con supremo
amor ahora…
Y también te bendigo
amadísimo Marcos, tú que eres Mi encanto, Mi alegría y Mi esperanza. Mañana, en
el día de tu aniversario, volveré con Nuestra Reina Santísima. Hasta breve. La
paz.
Yo te bendigo y bendigo a
todos: de LOURDES… de NEVERS… y de JACAREÍ.
Queden en la paz del
Señor.
Quédate en la paz del
Señor amadísimo Carlos Tadeo, hijo y fruto de Mis dolores y de Mi Corazón.”
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