Jacareí, 12 de Agosto de 2017
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MENSAJE
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
“Queridos hijos, hoy,
invito a todos ustedes nuevamente al amor.
Dilaten sus corazones al
amor ágape, rezando más, haciendo más sacrificios, meditando y sobre todo
hijitos, combatiendo dentro de ustedes la soberbia, que es una de las grandes
enemigas del amor ágape.
Cuando el hombre es
soberbio delante de Dios, no reconoce su miseria, no reconoce las propias
faltas y se endurece en su querer, en su modo de pensar, en su soberbia, cierra
su corazón al amor ágape.
Este amor no puede entrar
en un corazón que tiene la soberbia y entonces entra allí el amor eros, que
también es soberbio, que también es vanidoso y orgulloso. Entonces, el hombre
va despeñando cada vez más en el abismo del pecado, del egoísmo, del amor y de
la auto adoración de sí mismo, alejándose cada vez más del amor de Dios y
llegando incluso al punto de despreciar el amor de Dios por causa de sí mismo,
de su voluntad y de aquello que quiere, de las cosas de este mundo, de las
cosas mundanas.
Mis hijos, combatan
entonces ese orgullo que es muy peligroso, primero con la humildad y después
dilatando sus corazones para el amor ágape, haciendo violencia a ustedes mismos,
para que entonces, ustedes puedan alargar más sus corazones, recibir más este
amor en el corazón y así, ser amor y donar amor a todo hombre, para que todo hombre
crea que Dios es amor, que la esencia de Dios es el amor. Entonces, los
corazones de los hombres se abrirán rápidamente a este amor, lo aceptarán, lo
tendrán y finalmente este amor que es también Mi Llama de Amor, triunfará en el
mundo entero.
Continúen rezando Mi
Rosario todos los días.
Por medio del Rosario
rezado con el corazón, Yo dilato siempre más sus corazones para el amor ágape,
el amor sobrenatural; este amor que no tiene nada de humano, no tiene nada de
terreno, este amor que es del Cielo y que hace con que ustedes no solo amen a
Dios y a Mí con un amor puro, sin interés, pero también amen al prójimo sin
interés alguno, un amor puro que sólo quiere donarse, sacrificarse, consumirse
por el amor, por la felicidad del prójimo, del ser amado. Entonces, verdaderamente,
ustedes serán amor en este mundo sin amor y Yo podré transformar este infierno
de violencia, de egoísmo, de odio, de deshonestidad y de ausencia total de
caridad, en un jardín verde de amor, transformaré el mundo en una verdadera
hornalla de amor.
Continúen, por lo tanto, rezando
Mi Rosario. Por ello, ustedes llegarán deprisa al amor sobrenatural, al amor
ágape y cuando eso suceda, Mi triunfo, Mi Corazón verdaderamente triunfará, Mi
triunfo sucederá.
A ti Mi querido hijo
Carlos Tadeo, que hoy estás una vez más aquí en Mi casa y en Mi presencia, digo:
‘Yo te amo mucho Mi amadísimo hijo, tú no puedes imaginar la alegría que Me das
viniendo aquí en Mi casa para estar Conmigo. Sí, en este exacto momento muestro
a Mi hijo Marcos 358 espadas de dolor a Mis pies quitadas por ti aquí en esta
tarde. La mayoría de esas espadas fueron clavadas principalmente por las almas
consagradas, que fueron amadas por Dios y por Mí con amor de predilección mucho
mayor que a los otros y favorecidas con muchas más gracias, y ellas que deberían
darnos más amor y obediencia, clavan esas espadas en Nuestros Corazones con su
indiferencia, con su desobediencia, con su vida de pecado. Tú Mi pequeñito
hijo, haces más que ellas y Me amas más que ellas, luego, tu amor Me quita
todas las espadas de dolor que ellas clavan y dan a ti inclusive grandiosísimos
méritos en el Cielo, que aumentarán muchísimo tu gloria, tu alegría y la
fruición de la divinidad.’
Hoy te digo solemnemente:
‘En la noche de Navidad, cuando Yo traje al mundo el Salvador, Yo lloré, lloré
mucho, no apenas por traer el Salvador al mundo en tanta pobreza en la gruta de
Belén, pero lloré porque en aquel momento vi a toda la humanidad y a todas las
almas que, a pesar del sacrificio de Mi Hijo nacido en tanta pobreza, no lo
amarían, no lo adorarían, ni seguir y servir. Y lloré, lloré especialmente
también por las almas que, al contrario de Mi Hijo, despreciarían la santa
pobreza y buscarían tan solamente las riquezas, los placeres y los privilegios
de este mundo, despreciándolo y despreciando la cruz. Entonces, Mi Hijo Jesús
Me mostró en visión en la gruta de Belén a ti, rezando y amándome tanto, amando
a Mi Hijo con tanto cariño y amor. Y la visión de tu amor, de tu futura
obediencia, consoló Mi Corazón. Sí Mi hijo, consoló mucho Mi Corazón y el
Corazón de Mi Hijo Jesús que, al verte en aquella visión, dejó también de
llorar Conmigo.’
Mi consolador, sigue en
frente consolando Nuestros Corazones con tu amor y no te detengas por nada. Ve
ahora cuanto Yo te amo, te di por hijo a aquél que Yo propia escogí y abracé,
dejándome fotografiar y ver por Mis hijos del mundo entero. Este Mi hijo,
Marcos, que Yo abrazo con tanto amor, que es Mi consuelo, Mi última esperanza,
aquél sobre el cual reposan no sólo Mis esperanzas, pero también las grandes
profecías de Mi Corazón. Este hijo que es Mi ángel consolador en la tierra, fue
él que Yo di a ti por hijo, mostrándote verdaderamente cuanto Yo te estimo,
cuanto te amo y lo cuanto te honré. Ama pues el hijo precioso que te di, él te
ama mucho, no puedes imaginar.
Si él un día abriese su
pecho y dejase las llamas de amor que él tiene por ti salieren, te reduciría a
cenizas en el mismo instante. Sí, verdaderamente, si fuese fuego natural, te
consumiría. Déjate pues amar por ese amor ágape que Yo misma coloqué en él por
ti, para que así, verdaderamente, tú puedas sentir Mi Amor y entonces, lleno de
Mi Amor, puedas también irradiar Mi Amor para todos Mis hijos que aún no Me
conocen y por eso sufren vagando en este mundo. Yo te amo mucho y por ti hago
locuras de amor.
No temas lo que te
sucedió, el accidente que te sucedió, eso es obra del furor de Mi enemigo, pero
la Madre del Cielo está atenta con los Santos cuidando de ti. Eso te fue
permitido para que veas cuanto odio él tiene de ti y cuanto bien tú estás
haciendo, porque él sólo odia a aquellos que verdaderamente salvan almas y
están destinados al Cielo. Por eso hijo, ve en frente y no temas, Yo te
guardaré y te defenderé mucho más vehemente de que la leona defiende a su
cachorrito.
Yo te bendigo y bendigo a
todos Mis hijos que vinieron a consolarme hoy, que Yo tanto amo: de LOURDES… de
LA SALETTE… y de JACAREÍ.”
MENSAJE
DE SAN GENESIO
“Amados hermanos Míos,
Yo, Genesio, Me alegro por venir con la Madre de Dios hoy aquí por la primera
vez.
Les amo mucho, les guardo
y les protejo siempre de todo mal. Yo les protejo y defiendo de todas las
trampas de Satanás. Por eso, no tengan miedo, en el fin, triunfará el Corazón
Inmaculado de la Madre de Dios y todo el poder del infierno será finalmente
quebrantado y destruido.
Amen el amor y vivan en
este perfecto amor, dando a la Madre de Dios y al Señor la respuesta amorosa de
los corazones de ustedes, para que entonces, este amor triunfe en el mundo a
través de ustedes.
Amen el amor, dilatando
sus corazones a este amor y dejando este amor reinar en sus corazones.
No tengan miedo del amor
de Dios, ni de ser amados por Él y ni de amarlo, porque este amor que en el comienzo
exige incluso: renuncia, conversión, mudanza de muchas cosas en la vida de
ustedes, lleva a ustedes por fin a la paz verdadera y completa del corazón, y a
la total santificación de sus almas.
Amen el amor sin miedo,
para que entonces, este amor que es la Llama de Amor de la Madre de Dios, pueda
finalmente realizar en sus corazones la gran transformación que Ella tanto
espera, de almas repletas de amor eros en almas repletas de amor ágape que, como
llamas abrasadas de amor, incendiarán el mundo entero.
Y continúen rezando el
Rosario todos los días, pues quién lo rece, nunca, nunca será derrotado por
Satanás, y el alma que rezare el Rosario, jamás será esclavizada por él. Nunca
se oyó decir, nunca se oyó al demonio decir que triunfó sobre el alma que reza
el Rosario. Y nunca se oirá, porque cuando el alma reza el Rosario, hace con
que Satanás tenga miedo de ella y tiembla todo el infierno. Récenlo. Cuanto más
rezaren el Rosario, más serán amados por la Madre de Dios y por Nosotros del
Cielo.
Yo bendigo a todos y
especialmente a ti, Mi amadísimo Carlos Tadeo, que tanto amo y también protejo
y defiendo. No te preocupes con lo que sucedió contigo, eso fue permitido a ti
como una confirmación de que tú verdaderamente eres de la Inmaculada, si no
fueses, el demonio no te molestaría. Por el contrario, él haría lo mismo que
hace con los pecadores: él te ayudaría, él te favorecería, él facilitaría todo
para ti, pero como eres de la Inmaculada, te odia y a veces te ataca. Pero no
tengas miedo, mucho más vigilante que un padre sobre el hijo, Nosotros del
Cielo, Yo, estoy contigo y no dejaré que ningún mal prevalezca sobre ti.
Tú eres fuerte, permanece
fuerte en el amor de la Inmaculada y con Ella tú siempre tendrás la victoria. Yo
soy tu protector también, Yo soy tu guarda personal, que junto con los otros Santos
voy acompañándote. ¿Por qué tú tienes tantos Santos que te guardan? Porque tú estás
destinado a grandes cosas y eres el padre de aquél que es toda la esperanza de
la Santísima Virgen y que es el hijo de las profecías de Ella. Luego, tú debes
tener toda Nuestra protección, para que puedas verdaderamente realizar la gran
misión que finalmente derribará el imperio infernal y hará triunfar el
Inmaculado Corazón.
Te amo y te bendigo, y
también te amo y te bendigo Mi amado Leandro, soy tu Santo protector, te
guardo, nunca te dejo. Todo lo que precises, ven a Mí, pídame y Yo ofreceré Mis
méritos al Señor por ti y te obtendré todas las gracias.
A todos Yo bendigo con
amor: de ROMA… de JERUSALÉN… y de JACAREÍ.”
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