Jacareí, 12 de Enero del 2014
Transmisión de las Apariciones Diarias en vivo vía internet a través de la WebTV mundial: www.apparitionstv.com
MENSAJE DEL DIVINO PADRE ETERNO
“Amados Hijos Míos, Yo,
el Padre de ustedes, desciendo nuevamente de las alturas para bendecirles y
darles Mi Paz.
Soy el Padre de ustedes,
Soy el origen de ustedes, ustedes son Mis semillas, ustedes son Mi descendencia.
Yo mismo tejí el ser de ustedes, el cuerpo de ustedes en el vientre de su madre.
Yo mismo creé el alma de ustedes y soplé sobre ella Mi aliento de vida. Yo
mismo creé cada célula de sus cuerpos, cada tejido y les conozco uno por uno como
son, Yo les conozco por dentro y por fuera, y los sonidos de sus pensamientos y
riñones incluso cuando están durmiendo.
Yo les conozco a todos,
y a todos sé lo cuanto, lo cuanto son preciosos para Mí.
Yo Soy el Padre de
ustedes, que quiere la salvación de ustedes cueste lo que cueste. Por eso, a lo
largo de la historia les envié tantos Profetas, tantos hombres Santos para
llamar a la humanidad de vuelta para Mí. En la plenitud de los tiempos, envié a
Mi Hijo, Mi Único Hijo, Jesús, para que Él entonces por su vida, trabajos,
obras, pasión, muerte y resurrección les redimiese, reparase la ofensa hecha a
Mi Divina Majestad por sus primeros padres, y Él entonces les rescató y les
libertó de la esclavitud del pecado y de Satanás.
Ustedes verdaderamente fueron
comprados por el precio de la sangre de Mi Hijo y como si eso no bastase, les
di la Madre de Mi Hijo Jesucristo, Mi Hija Predilectísima para que sea la Madre
de ustedes, para que les cuidase, velase, les protegiese y les enseñase lo que
más Me agrada, lo que es santo y puro a Mis ojos, lo que es directo, justo y
recto en Mi presencia, pues en eso, Ella siempre fue Maestra y verdaderamente
puede enseñarles aquello que Me agrada, aquello que es recto y santo a Mis ojos.
Sí, en el modo como
José, el Padre Adoptivo de Mi Hijo Jesucristo, en el modo en que Él protegió y
guardó a Mi Hijo, ustedes pueden tener un ejemplo de lo cuánto Yo les amo, de
lo cuánto Yo les protejo y de lo cuánto Yo quiero salvarles cueste lo que
cueste de todos los males, especialmente el peor de todos: el pecado y la condenación eterna.
Yo, el Padre de
ustedes, quiero verdaderamente santificarles, quiero habitar en sus corazones,
quiero ser el Padre de ustedes y quiero que sean Mis hijos. Pero, con el
pecado, ninguno de ustedes puede ser Mi verdadero hijo. Porque el pecado les
hace pertenecer a la descendencia de la serpiente infernal, de Mi enemigo, del
rebelde y con el pecado pierden toda la semejanza Conmigo.
Yo prefiero aquellos
hijos que más se esfuerzan por ser santos, puros, conformes a Mis Mandamientos,
conforme a Mi Voluntad. Aquellos que no se acomodan con el mal y el pecado.
Aquellos que todos los días se emulan
para ser santos como los Santos. Aquellos que se esfuerzan por andar en
la rectitud y en la justicia, en Mi presencia. Esos son los hijos que Yo más
prefiero, aunque Yo ame a todos los hombres y quiera la salvación de todos
ellos.
Prefiero aquellos que tienen
el verdadero amor por Mí, ¿y cuál es el verdadero amor por Mí que quiero de
ustedes? Es aquel amor que les hace temer, cometer incluso el menor pecado para
no ofenderme, para no enojarme, para no hacerme sufrir la pérdida de ustedes.
Este es el amor que Yo quiero, este es el amor que Yo busco en mis hijos, y no
encuentro.
Recorrí con Mi Hijo
Jesús y Mi Hija Predilectísima María, la Madre de Mi Hijo, recorrí el mundo
entero en busca de diez almas así y no
encontré ni diez. Porque los hombres tienen su corazón dominado por el pecado,
las serpientes venenosas del pecado, están anidadas en ellos y siempre que me
aproximo de ellos, todo lo que Yo encuentro es pecado, pecado, pecado. Desamor,
desamor, desamor. Impureza, impureza, impureza. Mentira, crímenes,
odio, violencia, y toda suerte de pecados que Me ofenden. La sensualidad, en
vez de embelesar los cuerpos, enfea a las almas frente a Mí. El orgullo de la
carne, la soberbia de la vida, la concupiscencia, llena los corazones de los
hombres, y les transforman en una imagen completamente arruinada, desfigurando totalmente
aquella imagen, bella, pura y santa que Yo había dado al hombre cuando le creé.
Vengan Mis hijos, vengan
a recuperar esa imagen destruida, vengan a Mí, para que uniéndose Conmigo,
puedan recuperar la inocencia, la pureza, la humildad, el amor, y las virtudes,
de modo que así, puedan de nuevo asemejarse Conmigo.
Con que tristeza veo lo
cuanto se alejaron de Mí, cuando son diferentes a Mí, ya no tienen más ninguna
semejanza Conmigo. Y ahora es la hora de volver, de volver a recuperar la
santidad, que les convierte semejantes a Mí, y Mis verdaderos hijos.
Sí, Yo estoy de brazos
abiertos, tal como el Padre del Hijo Pródigo para recibirles de vuelta.
Vengan a Mí y les daré
de nuevo, la vestidura de la pureza, que quitará de ustedes la vestidura
maltratada, sucia y manchada de impureza.
Vengan a Mí y les daré
nuevamente, el anillo de la santidad y del perfecto amor, las sandalias de la
justicia y de la rectitud, dando a ustedes que ahora tienen una apariencia
destruida por el pecado, por el diablo, por el patrón cruel, dando a ustedes
una nueva hermosura, una nueva belleza, y verdaderamente les reconoceré por Mis
hijos y les haré verdaderamente herederos de todos Mis bienes, de todas Mis
posesiones.
Vengan a Mí, Mis hijos,
pero no vengan soberbiamente como tantos hoy en día pretenden, pensando que Yo
les recibo, si vienen a Mí directamente con soberbia, orgullo y altanería, no
mirando sus miserias, sus pecados y su rostro sucio por sus pecados.
Vengan a Mí, por María,
Mi Hija Predilectísima, la Madre de Mi Hijo. Vengan a Mí y Yo les recibiré,
porque si vienen a Mí por Ella, si Ella me pide por ustedes entonces, les
recibiré, les abrazaré y les restituiré la belleza que tenían antes de que
ustedes arruinen sus almas con el pecado.
En verdad les digo: “el pecador que soberbiamente viene a Mí sin
María, a ese le rechazo, Yo repelo, Yo volteo Mi rostro contra Él. Pero aquellos
que vienen a Mí por Ella y con Ella, a ese Yo lanzaré una mirada de piedad y de
amor”.
Aquél que Yo
verdaderamente vea esforzado, esforzándose por convertirse, por seguir los
consejos de María. Aquél que Yo verdaderamente vea siguiendo los ejemplos de la
Virgen María, intentando seguir sus ejemplos, imitar sus virtudes, a pesar de
tener aún debilidades. A ese Yo le recibiré, Yo lo perdonaré, y Yo le daré
todas las gracias necesarias para que se convierta de su pecado y sea santo.
Mis ojos se posan ahora
sobre ustedes, Mi pueblo amado y electo, cuanto tiempo les esperé aquí. Sí,
ustedes estaban en el pecado, perdidos y Mi amor juntamente con María, con Mi
Hijo Jesús y el Espíritu Santo, nuestro amor planeó la conversión de ustedes. Planeó
la salvación de ustedes y por mil modos, nuestro amor, les atrajo hasta aquí.
Nuestro amor en designios misteriosos de amor hizo con que, ustedes finalmente
conociesen nuestra venida aquí en este lugar sagrado y electo. Y nuestro amor
les atrajo aquí, aquí les perdonó, aquí les curó, les elevó, les embelesó, y
perfumó con nuestras gracias, con las virtudes que me son tan queridas, y con
toda la unción de Mi Espíritu.
Sí, aquí
verdaderamente, Mi Amor Paterno se manifestó a ustedes con todo su esplendor,
con toda su fuerza y con toda su potencia. Solo no se salvarán, si ustedes no
quisiesen porque de Mi parte, aquí, no negué nunca a nadie Mi auxilio, Mi
Gracia y Mi protección.
Por eso, hoy les digo:
“Vengan a Mí mientras aún Me dejo
encontrar por ustedes. Vengan a Mí mientras aún estoy cerca. Vengan a Mí
mientras aún me dejo tocar por ustedes. Para que así, verdaderamente el alma de
ustedes puedan salir de la muerte del pecado y pueda revivir exactamente como
en aquella visión que di a Mi Profeta” (Ezequiel
Cap37). Él que vio un campo lleno
de huesos de muertos, y Yo soplé Mi Espíritu sobre esos huesos, y los huesos
crearon carne y tejidos, y nervios, y órganos y piel. Y aquellos muertos
volvieron a la vida para alabarme y bendecirme.
Sí, es eso que quiero
hacer con ustedes. Por eso, vengan a mí, mientras aún estoy cerca de ustedes, y
Me dejo encontrar. Vengan a Mí decididos por su conversión, pues aquellos que
se deciden por su conversión, a esos Yo doy Mi Misericordia, pero aquellos que
quieren conservar en una parte secreta de su corazón el pecado y afectos
pecaminosos secretos, a esos Yo rechazo y con esos no Me puedo unir porque esos
tienen su corazón ocupado por el enemigo.
Vengan a Mí, que tanto
quiero amarles, salvarles y elevarles. Tengan cuidado porque Mi enemigo, el
demonio está observándoles, él está emboscado, estudiando sus debilidades,
estudiando el comportamiento de ustedes día a día, tramando un plan perfecto,
para hacerles caer justamente en aquellas debilidades que aún no quieren
renunciar. Para que no caigan en sus garras, en el pecado mortal y así no
pierdan Mi gracia, Mi amor y la salvación, les pido: vigilen y oren siempre, mediten en los Mandamientos porque Yo les di
por medio de Moisés a ustedes, hace tantos millones de años, para que ellos
fuesen la luz de sus ojos, de sus corazones y las señales que les muestran, que
les indican el camino cierto. Ellos les hacen ver, todo lo que deben
renunciar y también las buenas obras, las virtudes que deben tener y practicar
para hacer agradables y santos a Mis ojos.
Sigan la vida de los
Santos, imiten sus virtudes para que así el demonio se encuentre verdaderamente
paralizado delante de ustedes y no tengan ninguna brecha por donde penetrar en
sus almas y cegarles con su humo.
Recen el Santo Rosario
todos los días, porque es la oración, que por medio de
Mi Hija Predilectísima María, Yo más quiero salvarles en estos tiempos. Yo di
el Rosario por medio de Ella y de Mi Hijo Jesús al mundo en la Aparición a Mí
Domingo (Santo Domingo de Guzmán),
para que a través de los misterios de la salvación de ustedes, ustedes pudieran
tener el escudo potente contra todos los dardos de Satanás. Pudieran tener la
fuerza interior que les da el amor por las cosas santas y el desprecio por
todos los pecados y cosas mundanas. Yo les di el Rosario para que fuese la luz
que siempre habría de iluminar, iluminar sus corazones y sus almas, eliminando
toda ceguera espiritual de sus ojos, de sus corazones. Yo les di el Rosario
para que fuese el medio potente de eliminar todos los vicios y malas costumbres
de sus vidas.
Y por eso les digo: “Quien reza el Rosario jamás perecerá. Quien
Me sirva, sirviendo a María, Mi Hija Predilectísima, rezando el Rosario todos
los días, no caerá en pecado mortal, y si cae, saldrá luego de ello, mirará su
pecado, verdaderamente se convertirá, llorando lágrimas sinceras y
verdaderamente retomará el camino de la
virtud”.
Quien
Me sirva, sirviendo a María, rezando el Rosario todos los días, no hará las
obras que le gusta al demonio, pero tan
únicamente hará las obras de salvación que tanto Me agradan y que son tan
perfectas y bellas a Mis ojos.
Quien
Me sirva, sirviendo a María rezando el Rosario todos los días, no hará las
obras de la carne, pero verdaderamente hará las del espíritu, produciendo
muchas obras santas para la salvación, no solamente de sí mismo, pero de muchas
y muchas almas en el mundo entero.
En verdad Yo les digo: “Aquí en estas Apariciones, Yo les probé Mi
Amor como nunca antes había hecho en toda la historia de la humanidad, desde
que envié al Verbo, Mi Hijo y Él se encarnó en el seno de María, haciéndose
hombre, Dios para la salvación de ustedes”.
Sí, verdaderamente aquí
Mi Amor se derrama sobre ustedes como un diluvio y nadie puede quejarse de Mí,
ni que le faltó Mi Gracia, en ningún momento de estos veintidos años, casi
veintitres de estas Apariciones.
Aquí a través de Mi
Hija Predilectísima María, de Mi propio Hijo Jesús, de los Ángeles y de los
Santos, que aquí les envié, Yo les di gracias sobre gracias, bendición sobre
bendición, sabiduría sobre sabiduría, luz sobre luz. Y si alguien fue ciego, si
alguien cayó, si alguien fue infiel, fue por su crueldad, fue por su iniquidad,
por su debilidad e infidelidad, no por falta de Mis auxilios.
Yo verdaderamente aquí,
en la persona, y en la obra de Mi hijito Marcos, reflejé a lo largo de los años
Mi Santidad, Mi Perfección Divina, Mi Rectitud, la Justicia, y mostré a todos,
las obras que Me agradan y las que Me desagradan, el camino que Me agrada y el
camino que Me desagrada. Yo les enseñé, a que sean Mis verdaderos hijos,
Santos, semejantes a Mí.
Sí, Yo vine aquí por Mi
hijo Marcos, fueron sus obras que Me atrajeron, fueron los méritos de estas
obras que él hizo por Mí, por Mi Hija Predilectísima María, por Mi Hijo Jesús,
por el Espíritu, a lo largo de todos estos años, que Me
atrajeron para ustedes. Fue su amor a Mí que Me atrajo aquí y que Me hizo en
primer lugar, venir aquí para santificarle. En segundo lugar para santificarles
a ustedes, y ahora verdaderamente, terminaré aquello que María comenzó en Mi
Nombre. Y tercero para preparar en ustedes, para Mí, un pueblo Santo, para que
cuando Mi Hijo retorne sobre las nubes del Cielo y entonces Él les entregue a
Mí como sus primicias, verdaderamente como un don precioso, fruto de redención
realizada por Él para Mi honra, gloria y alabanza.
Sí, Yo vine aquí por Mi
hijito Marcos y en cada obra que él hizo a lo largo de estos años, en cada uno
de los más de tres mil cenáculos que él hizo por Mi Amor, y por amor a María.
En los Videos de las Apariciones de María que son la obra magna de estos
últimos tiempos, que Yo realizo para la salvación de ustedes, también de la
Vida de los Santos, de los Rosarios bellísimos que tanto encantan y consuelan a
Mi Corazón. En las Horas de Oración que Él hizo y todo más. Sí, en estas Horas de Oración, en esos Rosarios Meditados
que Me encantan, que Me consuelan, que tanto Me alegra cuando estoy triste. Sí,
cuando miro los pecados del mundo y Mi Corazón se entristece y siento un enorme
pesar por la maldad del hombre. Yo Me volteo para éste lugar, Yo Me volteo para
ustedes y al escuchar los Rosarios Meditados de aquí, los Rosarios Meditados
que rezan, Mi Corazón se alegra de nuevo, olvido las tristezas que Me dan los
pecadores, olvido los disgustos que Me dan Mis hijos y Mi Corazón se alegra y
se rejubila. Y mucho más todavía Mi Corazón se rejubila cuando veo a Mi hijito
Marcos, trabajando y haciendo estos Rosarios, estas Horas de Oración, estos
Videos de los Santos y de las Apariciones que tanto Me agradan, pues veo que
verdaderamente tengo un siervo fiel en la tierra, un hijo obediente, tengo un
alma que es verdaderamente celosa en el cumplimiento de Mi Voluntad, que se
ocupa con Mis cosas, y que no tiene el orgullo de la carne, la vanidad, la
concupiscencia, la soberbia de la vida.
Entonces Mi Corazón se
alegra, Mi Corazón exalta y cuando les veo rezando estas Oraciones en familia,
ustedes secan las lágrimas que los pecadores Me hacen derramar y quitan de Mi
Corazón las espadas que ellos Me clavan con el disgusto que Me dan por sus
pecados diarios.
Verdaderamente ustedes
Me consuelan y por eso aquí Soy tan generoso con ustedes, les bendigo siempre
más.
Y hoy, ahora, les
bendigo de nuevo, derramando sobre ustedes, Mi Espíritu Santo de Amor, y
verdaderamente diciéndoles: “Les amo,
pueblo Mío, les amo generación y en ustedes busco tan y únicamente el amor
sincero. Vengan a Mí con este amor y Yo derramaré sobre ustedes, la abundancia
de Mi Paz, de Mi Gracia y Misericordia.
A
todos en este momento bendigo, por María y con María, con todo Mi Amor y toda
Mi Gracia y Misericordia”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario