SANTUARIO DE SANTA LUCÍA EN BELPASSO (CATANIA-ITALIA)
“Mis Amados Hermanos,
Yo, Lucía de Siracusa, Me alegro nuevamente por estar con ustedes.
Vengo a decirles:
“Abran sus corazones al Señor que viene, ¡Enderecen los caminos del Señor!
¡Enderecen los caminos para el Señor! Renovando su vida, dejando la vida vieja
del pecado para atrás y comenzando una nueva vida: de Gracia, de Amor, de
Oración, de Fidelidad a Dios.
Allanen todo el valle
que hay en sus corazones, o sea, todo abismo de pecado, todo abismo de amor
desordenado de las criaturas, de los placeres y de las cosas de este mundo.
Allanen también todo
culmen que hay de ustedes de soberbia, toda montaña de orgullo, de vanidad, de
amor a ustedes mismos, de la autoradoración de la carne de ustedes. Para que
entonces, el camino para el Señor que viene a través de la Virgen de Nazareth,
esté preparado en sus corazones.
Sí, Él vino la primera
vez por la Virgen, y los hombres no estaban preparados para recibirlo. Ahora Él
vuelve a ustedes en la Gloria, por medio de la misma Virgen, Madre del primer y
segundo Adviento y otra vez los hombres no están preparados para recibirlo, los
corazones están repletos de valles de pecados de la carne, de sensualidad, de
lujuria, de avaricia.
Y repletos de montañas
de orgullo, de soberbia, de autoadoración de la carne.
El ser humano no está
preparado para recibir al Señor, y mientras tanto, Él ya se puso en marcha y
está muy próximo de ustedes ¿Y que será del hombre cuando fuera sorprendido por
el Señor sobre las nubes del Cielo con Sus Ángeles? ¡Que confusión! ¡Que
tormento para la conciencia de tantos!
Por eso les digo:
“Enderecen el camino para el Señor que vuelve a ustedes, enderecen el camino
para el Señor, transformando la vida de ustedes. Convirtiéndose cada día
siempre más con el esfuerzo, siempre continuo y perseverante para tornarse
mejores y librarse de todo lo que les esclaviza al pecado.”
Enderecen los caminos para
el Señor, transformando el corazón de ustedes en una copia perfecta del Corazón
de la Madre de DIOS: un corazón lleno de Amor, un corazón lleno de Fe, un
corazón lleno de Buenas Obras, de Adoración viva, de Oración viva para el
Señor, un corazón Dócil, Fiel a la Gracia del Señor para que Él pueda nacer en
ustedes y realizar en ustedes como en Ella, grandes cosas.
Enderecen el camino, el
sendero para el Señor que vuelve a ustedes en la Gloria, dejando para los
muertos lo que es de los muertos. O sea, dejando para este mundo corrompido lo
que es corrompido y abrazando siempre más aquello que es para el Cielo, que es
Santo, que es Bello, que es Puro y agradable a DIOS.
Entonces, sus almas verdaderamente,
serán visitadas por el Señor no apenas en la Navidad, sino en todos los días de
sus vidas. Y Él entonces podrá nacer en ustedes y crecer en ustedes hasta su
plenitud. O sea, hasta llevarles a la total Santidad en Él.
Yo, Lucía, les amo
mucho, quiero su salvación, quiero llevarles a una profunda transformación y
unión con DIOS en ésta Navidad y en todos los días de sus vidas. Pero, solo
podré hacer eso si me permitieran con la Oración de ustedes, con el “Sí” de
ustedes, con su Fidelidad y desprendimiento de todo lo que ha tomado el lugar
de DIOS en el corazón de ustedes.
Recen, recen mucho el
Santo Rosario todos los días, con ello, sus familias serán salvadas, incluso
aquellos miembros de sus familias que tienen el corazón más endurecido, podrán
ser tocados por la Gracia de DIOS, si fueren perseverantes en la Oración del
Santo Rosario. Recen la Coronilla de las Lágrimas de la Madre de DIOS que es
tan poderoso para poner bajo tierra todos los planes de Satanás. Recen Mi
Coronilla todas las semanas, porque con ello, Yo he de darles grandes y
maravillosas Gracias del Señor.
A todos ahora les
bendigo: de SIRACUSA…, de CATANIA…y de JACAREÍ.”
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