Jacareí, 25 de Diciembre del 2014
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FIESTA DEL NACIMIENTO DEL DIVINO NIÑO JESÚS (NAVIDAD)
MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
“Amados Hijos Míos,
hoy, cuando celebran la fiesta del Nacimiento de Mi Divino Hijo, Yo, nuevamente
vengo para decirles: “Abran sus corazones para Mi Hijo Jesús que quiere entrar
en ellos para restaurar y renovar todas las cosas en ustedes.”
El Cielo derramó Su
Celeste Rocío sobre la tierra y el Salvador nació para poner fin a las
tinieblas del pecado. Él vino para darles la Nueva Vida, pero esta Nueva Vida
solo podrá tornarse realidad en ustedes si abrieren sus corazones y dijeren su
“Sí”.
Mi Hijo está para nacer
de nuevo pero esta vez en Su Gloria, o sea, en Su Regreso Glorioso. Está para
verificarse Su Segunda Navidad y Él vendrá para renovar todas las cosas y poner
fin al reino de Satanás y todas sus obras.
Por eso, Hijitos,
prepárense para recibirlo con el corazón abierto y lleno de amor. Prepárense
para recibir a Mi Hijo que muy pronto vendrá a ustedes en todo el esplendor de
Su Divinidad y Su Gloria. Cercado de Sus Ángeles que enrojizarán el cielo con
el fuego de Su Justicia para los malos y al mismo tiempo con la Luz de la
Victoria para los buenos.
Deben entonces, estar
Purificados, Inmaculados, Santificados delante de Él. Por lo tanto, renuncien a
todo pecado y déjense verdaderamente formar por Mí, conducir por Mí por el
camino del Bien, de la Gracia, del Amor, de la Santidad. Para que puedan
verdaderamente, ser dignos de la recompensa de Mi Divino Hijo Jesucristo.
Prepárense para la
Venida de Mi Hijo que está a cada día más próxima de ustedes. No confundan la
Segunda Venida de Mi Hijo Jesús en la Gloria con Su Venida espiritualmente en
la Oración con el Corazón. Cuando les hablo de la Segunda Venida de Mi Hijo
hablo de la “Parusia”, hablo de Su Segunda Venida con Poder y Gloria, ¡Ésta
está muy próxima de ustedes! Por eso, deben ahora más que nunca emprender todo
su esfuerzo en la conversión de ustedes, en el Perfeccionamiento Espiritual de
ustedes, en la renuncia al pecado, en la superación de sus defectos. Para que
verdaderamente, sean encontrados Santos e irreprensibles a los ojos de Mi Hijo.
Expulsen de sus vidas
todos los vicios, todos los pecados, toda pereza, toda indolencia,
autoadoración de ustedes mismos, adoración de su carne, sensualidad, codicia, avaricia,
lujuria, gula. Para que ustedes puedan verdaderamente estar Inmaculados a los
ojos de Mi Hijo.
Expulsen de sus vidas
toda envidia, todo orgullo y vanidad para que sean semejantes a Mí en todo.
Y entonces, Mi Hijo
Jesús vuelva Sus Miradas Amorosas para ustedes, reconociéndoles como Mis
Verdaderos Hijos, Discípulos, Imitadores, Seguidores y Alumnos.
Yo, la Madre del
Segundo Adviento vine para prepararles para la Venida de Mi Hijo, pero la
humanidad tal como en Su Primera Venida, está ciega, sorda, insensible y no lo
reconoce.
No reconoce las
continuas señales que indican que Su llegada está próxima.
La humanidad no fue
capaz de reconocer que había llegado la época de Su Venida, así también, no es
capaz de percibir las señales de Su Segunda Venida.
Ustedes que todavía
tienen un poco de vista clara, reconocen las señales que les muestran que está
próxima el Regreso del Hijo de Hombre, de Mi Hijo Jesucristo. Y tal como la
primera vez, la señal de que el Mesías
ya había llegado para redimir al mundo y para enseñar Su Doctrina al mundo fue
la predicación de Juan Bautista. Así también, hoy, Yo, cual nuevo Juan, Soy la
Voz que clama y predica en el desierto: “Abran sus corazones”, ¡Oh desierto
frío, árido y sin Fe! Abran sus corazones todos Hijos Míos, para el Señor que
me envía para preparar el camino de Su Regreso. ¡Preparen los caminos del
Señor, porque Su Regreso está próximo!
Continúen rezando el
Rosario todos los días, porque solamente ello puede convertir a esta humanidad
que se tornó más endurecida de que aquella de Sodoma y Gomorra.
El número, el volumen y
la intensidad, la gravedad de los pecados del mundo aumentan cada día más.
Mientras que, el número de los que verdaderamente rezan bastante y hablan poco
es tan pequeño.
¡Hablen menos, recen
más! Porque hablan mucho de Oración pero rezan muy poco, hacen muy poco.
Solamente la Oración
puede detener el Gran Castigo, puede detener el mundo que ya ultrapasó todos
los límites de su impiedad y podrá hacer con que este mundo decaído se eleve
nuevamente para Dios, por la conversión y por la santificación.
Recen muchas
Coronillas, porque las almas que Yo más quiero son aquellas que rezan muchas
Coronillas y que Me ayudan mucho a salvar las almas.
A todos Yo bendigo con
gran amor ahora: de NAZARETH…, de BELÉN…y de JACAREÍ.”
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