Jacareí, 06 de Julio del 2014
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MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Del Cielo vengo para decirles:
“Aquel que rezare Mi Rosario con amor y esperanza perfectas en Mí, perfectos en
Mí, para Mí no perecerá.” Porque Yo buscaré todas las Gracias para esa alma,
para que se salve. El alma que rezare Mi Rosario con amor todos los días para
Mí, alcanzará de Mí todas las Gracias que pide y que fueren conformes a la
Santa Voluntad de Dios y en verdad les digo: "No abandonaré nunca a esta alma
porque ella será Mi verdadera hija y Yo conduciré a esta alma por un camino
cierto y seguro para llevarla al Cielo"
Les pido la renuncia al pecado.
Con la renuncia al pecado, verán como muchas Gracias de Dios les serán dadas.
Si renunciaren al pecado, la conversión será fácil para ustedes y alcanzarán la
santidad perfecta en poco tiempo.
Renuncien al pecado. Recen el
Rosario, pidiendo la Gracia de tener la fuerza para renunciar al pecado. Ayunen
a pan y agua para tener la fuerza de renunciar al pecado y así convertirse.
Yo les amo mucho y quiero su
bien, su salvación a todo precio. A lo largo de los siglos, trabajé
intensamente por la salvación de todos Mis Hijos y continuaré trabajando hasta el
último segundo que Me concediera el Padre Eterno para salvar a Mis Hijos de
Satanás, del pecado y de la perdición amenazadora.
Deseo que recen el Rosario de las
Lágrimas todos los días, porque les digo: “Grande es el poder de este Rosario
que Yo enseñé a Mi Hijita Amalia Aguirre y después lo pedí en Montichiari y
también aquí.” Cuando el alma reza el Rosario de las Lágrimas, una gran efusión
de Gracias baja del Cielo sobre ella. Dones del Espíritu Santo, los Ángeles y
los Santos vienen cercar a esta persona y protegerla de todo mal. Los demonios
no pueden aproximarse del alma que reza el Rosario de las Lágrimas por muchas
horas y a veces hasta por muchos días, si el alma rezare este Rosario con
frecuencia y con gran Fe y Fervor.
Por eso a todos recomiendo: “Récenlo,
récenlo muchas veces.” Y ustedes tendrán una protección tan grande de los
Ángeles, de los Santos del Cielo, la Mía, que el demonio no podrá hacer ningún
mal contra ustedes.
En verdad digo a todos los que
están aquí: “Todos son muy amados por Mí. Todos son preciosos para Mí.” A todos
miro ahora con amor y digo: “Yo les escogí. Yo les llamé. Yo les amé.” Ustedes
valen más para Mí que todo el oro del mundo. Ustedes valen más para Mí de que
todas las estrellas creadas por Dios que existen en el universo. Por eso Mis
Hijos, nunca, nunca olviden esto: La Madre del Cielo les ama. Todo hace para la
salvación de ustedes y todo hará hasta el último segundo que Dios Me diera para
luchar por ustedes. Solo no les salvaré si ustedes no quisieren.
Denme su “Sí”. Denme su
“corazón”. Es tan simple. Basta aceptar Mi Amor, basta renunciar al pecado, que
hace tanto mal a ustedes, que atrae tanto sufrimiento para ustedes, para su
prójimo, tantos castigos, renuncien a él y verán como la vida de ustedes será
más feliz, mucho más alegre, mucho más repleta de Paz y Yo Mis hijos, tomaré
sus manos y les conduciré paso a paso, rumbo al Cielo.
Cualquier Gracia que quieran,
vengan a Mí, pídanme con el Rosario, con el Rosario de las Lágrimas, con la
Hora de la Paz, con las Oraciones que les di y Yo les concederé. Yo les amo
tanto, tanto. Aprieto a todos a Mi Corazón. Sus nombres están escritos en Mi
Corazón Inmaculado. Nadie desanime ni por las tribulaciones, ni por las
probaciones y ni también por el pecado, por la miseria, porque Yo Soy la
Medianera de todas las Gracias y Yo tengo en Mis Manos el remedio para todos
sus males y aflicciones.
Recen, recen, recen. No piensen
en nada, ni en su pasado, ni en cualquier otra cosa que aflige su corazón.
Recen, porque la oración preparará para ustedes un futuro repleto de Paz y de
Felicidad. Sean Mis Rosas Místicas: de Oración, Sacrificio y Penitencia. Para
que el perfume de sus oraciones, de sus sacrificios, del amor de ustedes, de su
conversión, suba hasta la presencia del Altísimo, les torne favorable para
ustedes, favorable para el mundo y entonces, Él derrame sobre el mundo una
lluvia abundante de Misericordia, para entonces transformar el mundo, de un
desierto de pecado, de violencia, en un jardín de Gracia, Paz y Amor.
Conviértanse Mis Hijos, porque la
Ley establecida por Dios es ésta: “Si el hombre peca, su pecado debe ser lavado
en su propia sangre.” No quiero que sufran en el futuro, por eso les digo:
“Conviértanse” para que un día sus pecados no sean lavados en su propia sangre
en el Castigo* que caerá sobre toda la humanidad, sobre todos los pecadores
obstinados. Conviértanse, para que Yo
pueda protegerles y para que Yo pueda verdaderamente presentarles al Padre
Celestial como Hijos Míos y Él les dé la “Corona de Gloria” en el día de Mi
gran triunfo.
Continúen con todas las Oraciones
que Yo les mandé hacer aquí. Continúen viniendo en este lugar para que Yo pueda
proseguir con la conversión de ustedes y nuevamente les digo: “Les amo a todos,
a todos en conjunto y a cada uno de ustedes.” Les agradezco a todos ustedes,
sin excepción de nadie por todo lo que han hecho por Mí y por Mis Planes. Les
agradezco por todas sus oraciones, todos sus sacrificios, todos los trabajos y
obras que han hecho por Mí y por la realización de Mis Planes.
Queden sabiendo que ningún vaso
de agua dado por Mi Amor, quedará sin recompensa. Ningún suspiro dado por Mi
Amor, ninguna palabra hasta incluso un “Buen Día” dado por Mi Amor, quedará sin
recompensa. Hasta la piedra más pequeña que hubieron cambiado de lugar por Mi
Amor, todo esto será recompensado largamente por Mi Hijo. Porque a Mis Siervos,
Mi Hijo no niega nada, Mi Jesús premia majestuosamente a aquellos que Me aman y
que Me sirven, porque Él Me ama y nada más le complace que beneficiar y
recompensar a Mis Siervos para darme alegría, para darme satisfacción y contentamiento.
A todos ahora bendigo con gran
amor. A todos ahora guardo en Mi Manto de Amor y digo: “Adelante, enfrente.” Yo
estoy con ustedes y les llevaré a la gran victoria. Sobre todos ustedes ahora
descienda Mi Bendición Maternal: de MONTICHIARI…, de MEDJUGORJE…y de JACAREÍ.
La Paz Mis Hijos Amados. Vayan en
la Paz del Señor.”
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