Jacareí, 23 de
Noviembre del 2013
Transmisión de las
Apariciones Diarias en vivo vía internet a través de la WebTV mundial: www.apparitionstv.com
MENSAJE DE SANTA LUCÍA
DE SIRACUSA
(Marcos): “Sí… sí… sí…
sí haré… ¿Y para cuando Ella desea eso? Sí… es que Yo estaba esperando aquella otra persona que
termine su parte. Comprendo… sí… sí… sí haré. ¿La de Fátima? Sí… sí haré”
(Santa Lucía): “Amados
hermanos Míos, Yo Lucía, Me alegro por poder estar hoy con ustedes a
bendecirles y darles Mi Paz. Nuevamente vengo a llamarles a que abran su
corazón para el Amor de Dios, que es tan grande y que tiene tanto deseo de
habitar en sus corazones y almas del mundo entero. Este amor desea únicamente
que abran la puerta de sus corazones y Él entrará en ustedes y en ustedes
realizará tantas cosas extraordinarias y tantas gracias que les hará
verdaderamente Santos.
El Amor de Dios desea
vivir en ustedes, desea crecer en ustedes, desea producir en ustedes frutos de
santidad para la mayor gloria de Dios, de Él mismo, para el mayor bien de la
salvación de sus almas, por eso desea que ustedes lo acojan, desea que ustedes
den libertad a Él de actuar en ustedes para que entonces les transforme en
grandes Santos.
Muchas son las almas
que rezan, muchas son las que dicen “Señor… Señor…”, muchas hasta que desearían
el Amor de Dios, pero cuando este Amor desea actuar en sus vidas y realizar la
Voluntad Santa del Señor en sus vidas, estas almas rechazan la libertad del
amor y de la gracia de Dios de actuar en ellas, ellas cortan la Libertad de
Dios en hacer en ellas lo que Él quiere y es por eso que el Amor de Dios en
muchas almas no puede producir los frutos de conversión y santidad que deseaba,
porque las almas se cierran al Amor de Dios, se cierran a Su Voluntad cuando
perciben que Dios quiere quitar de sus vidas aquello que no le agrada y quiere
colocar en sus vidas aquello que es de Su Voluntad para la santificación y
salvación del alma.
Entonces, Mis Amados
Hermanos no cerquen la libertad del Amor y de la Gracia de Dios actuar en sus
vidas, pero antes den a Dios completa libertad de realizar en ustedes todo
cuanto quiere, de quitar de la vida de ustedes todo cuanto estropea Su Gracia
de su actuar en ustedes, Su Plan realizarse en ustedes. Desapéguense por lo
tanto, de todos los deseos desordenados de sus corazones para que Dios
verdaderamente encuentre en sus almas plena libertad de actuar y para realizar
todo cuanto quiere.
El Amor de Dios quiere
vivir en ustedes, este Amor es tan dulce, es tan suave para el alma que lo
desea, para el alma que le abre el corazón, para el alma que lo deja actuar con
libertad en ella y entonces Dios va guiando al alma cada vez más con suavidad y
al mismo tiempo firmeza en el camino de la Oración, del Amor, de la entrega
total a Él y el alma queda cada vez más
encantada por este Amor y cuanto más este Amor ilumina las potencias del alma
revelándole Sus secretos, Sus misterios, Su hermosura, Su altura, Su
profundidad, Su extensión, Su luz, más el alma entonces, queda apasionada por
Él y más aún desea entregarse a Él.
Y los frutos de este
amor en pura transformación en el alma comienza entonces a nacer: el gozo, la
alegría, la paz, el amor, la caridad, la docilidad, la suavidad, la
profundidad, la sabiduría, la fortaleza, la longanimidad y todos los demás
Dones y Frutos del Espíritu Santo, el Amor de Dios en pura transformación.
Entonces, el alma queda
embriagada, queda como que suspendida en el mar del inmenso amor de Dios y el
alma entonces desfallece y se siente traspasar por los dardos de Amor de Dios
como Santa Teresa de Ávila. Y el alma verdaderamente goza, conmemora, exalta de
amor en Dios y como leña lanzada en el fuego arde en el amor de Dios y cuanto más desea arder y
estas llamas místicas de amor cuanto más arden en el alma más la hacen querer
consumirse en el Amor de Dios.
El Amor de Dios en pura
transformación lleva al alma a vencer la prueba de las apariencias contrarias,
o sea, ella cree en lo que Dios le dice, en aquello que Dios le ordenó por Su
Palabra, por los Mensajes de Él y de Su Madre, también por la Doctrina de la Fe
que cree igual todo le muestra lo contrario, igual cuando todo le quiere decir
que aquello que ella cree no es cierto y es ilusión. El alma ultrapasa también
la prueba de la contrariedades, o sea, ella enfrenta con fe varonil todo
aquello que viene contra su fe, contra su deseo de darse totalmente a Dios,
todo lo que venga contra su deseo de permanecer únicamente a Dios y el alma
entonces vence todas las contrariedades con la fuerza del amor en pura
transformación que está en ella. Este amor torna al alma verdaderamente
imbatible, incansable y ella avanza cada día más en el camino de las virtudes
sin en nada detenerse, sin en nada prenderse, sin a nada dejarse esclavizar,
por nada dejarse eludir, ni desviar de la meta que le fue mostrada por Dios y
Su Santa Madre.
Es este amor ardiente,
poderoso, profundo, intenso, eterno, altísimo que Yo deseo encender en sus
corazones en nombre de Dios. Vengan a Mí, denme su corazón y Yo encenderé en el
ésta llama de Amor de Dios, de cual Yo misma fui llena durante toda Mi vida y
de la cual Yo ardí. Quien desea el amor en pura transformación que venga a Mí y
Yo le daré, porque lo poseo sin medida y puedo darlo a quien quiera que sea, a
quien quiera que Me pida.
Vengan a Mí y Yo les
inflamaré de tal modo de amor a Dios que ustedes serán capaces de las mayores
obras, de los mayores sacrificios, de las mayores renuncias e igual de las
mayores locuras santas de amor por Él, por Dios.
A todos en éste momento
bendigo con amor y especialmente bendigo a ti Marcos, el más esforzado de Mis
devotos, el más obediente de los siervos de la Madre de Dios y bendigo a todos
ustedes que con tanto amor ahora Me escuchan, Me aman y verdaderamente desean
seguirme por el camino de la santidad, de CATANIA, de SIRACUSA y de JACAREÍ”
(Marcos): “La Paz y
hasta pronto amada Santa Lucía”
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