Jacareí, 19 de Enero del 2014
Transmisión de las Apariciones Diarias en vivo vía internet a través de la WebTV mundial: www.apparitionstv.com
MENSAJE DE SANTA JUSTINA MÁRTIR
San Cipriano y Santa Justina
Conversión de San Cipriano ante Santa Justina
“Amados Hermanos Míos, Yo, Justina, me alegro por estar con
ustedes hoy, bendecirles y darles Mi Paz.
¡Paz, Paz, Paz a sus corazones! Que la Paz reine en sus
corazones, y que nada destruya ni siquiera perturbe esa Paz.
Ustedes saben por la historia de Mi vida que el demonio Me
afligió mucho, Me persiguió, luchó contra Mí e intentó destruir a todo precio
Mi Pureza y hasta la Paz de Mi Corazón, haciendo, echando contra Mí tentaciones
de toda suerte. Resistí, recé a Dios, Me mantuve fiel y así, aplasté su cabeza
muchas y muchas veces, avergonzándolo delante de todo el universo.
Ustedes también pueden vencerle, nunca permitiendo que sus
tentaciones y sugestiones entren en sus corazones. Mantengan sus corazones
siempre llenos de Oración, lectura espiritual, meditación de la vida de los
Santos, trabajo, ocupación y sobretodo, renuncia a todas sus tentaciones, todo
el tiempo. Para que así, vigilando y orando siempre, el demonio no pueda
prevalecer contra ustedes.
Yo, Justina les amo tanto y quiero preservar la Paz de sus
corazones. Cuando sientan alguna tentación, algún mal pensamiento, algún
movimiento pecaminoso de la carne, llamen por Mí, invóquenme y Yo vendré
inmediatamente a ayudarles y poco a poco en la oración voy a devolverles la Paz
del corazón, la serenidad del espíritu y hasta incluso voy a pacificar
nuevamente la carne de ustedes manteniéndoles en la Paz de Dios.
Yo Soy el terror de los demonios, Soy terrible contra todas
las tentaciones y trampas de Satanás. Llamen por Mí y tal como sucedió con
Cipriano, solo de escuchar Mi Nombre, los demonios quedarán débiles e
impotentes contra ustedes y poco a poco con la perseverancia de ustedes en la
oración a Mí, los demonios quedarán tan impotentes que no podrán tentarles, ni
perjudicarles más.
¡Paz a sus corazones!!Paz! en los momentos de aflicción, en
los momentos de incertidumbre, de sufrimiento, de angustia, llamen por Mí y Yo
vendré rápidamente para devolver la Paz de sus corazones.
La Paz es tan preciosa que no puede, que no debe ser perdida
en ninguna hipótesis, pues sin Paz, el hombre no puede rezar, no puede
comprender la Palabra de Dios, no puede entender el sentido de la Palabra
Divina, no puede ver claramente el camino que debe seguir, lo que debe hacer. Y
por eso, no puede acertar en el importante negocio de su salvación, de la
salvación de su alma.
El hombre sin Paz camina ciego, no consigue ver lo que debe
hacer, cual camino debe escoger y por eso tropieza, cae, yerra y sucumbe en el
abismo del pecado. Por eso la Paz es necesaria para que el hombre pueda acertar
en la importantísima obra de la santificación y salvación de sus almas. Por
eso, en la confusión, en la agitación, en el bullicio, el hombre no puede
reflejar sensatamente y escoger lo que es cierto y santo.
Por eso les digo: “Ustedes
tienen muchas obligaciones que cumplir; en casa, en el trabajo, en la escuela,
tienen que convivir con las personas del mundo y hasta eso no es contrario a la
Santa Voluntad de Dios. Pueden incluso convertir muchas personas, esparcir la
Palabra de Dios y de la Madre de Dios a muchas almas y así salvar muchas almas,
liberar muchas almas de las garras de Satanás.”
Pero, tienen que tener cuidado con la locuacidad*, nunca queden
demasiado tiempo en conversación con las criaturas, o sea, no exageren en el
contacto con las criaturas, para que el alma de ustedes no quede resecada,
fría, tibia, indiferente, inquieta, agitada con muchísimas ideas, pensamientos
y conversaciones en la cabeza. Porque así, no conseguirán sentir la Paz que
Dios quiere darles en la oración y sin ésta Paz no conseguirán encontrar el
camino cierto en seguir, lo que deben hacer, lo que es la Santa Voluntad de
Dios para ustedes.
Pueden y deben tratar con las criaturas por necesidad, pero
nunca con exageración, para que el alma de ustedes no se enfríe en el santo
amor de Dios y en la oración.
Hagan como Yo hacía, si es necesario hablar para el bien de
los otros, hablen! Cuando no es necesario hablar, vuelvan su corazón para Dios
para que entonces, en el silencio, en la meditación, el alma de ustedes sea
visitada por Él, con Sus Gracias, Su Paz, Luces y Su Dulce Amor.
Yo, Justina, quiero hacer crecer esta Paz cada vez más en sus
corazones. Para que todos sean como Yo misma fui, sean señales de santidad, de
pureza, de amor, de paz. A todos den el Amor de Dios, por una sonrisa, por una
oración, por un buen consejo, por el buen ejemplo, que por encima de todo es lo
más importante.
Con Mi ejemplo Yo llevé a millones a que crean en Cristo y a salvarse,
y aún hoy con el ejemplo de Mi vida, encanto tantas almas y hago a todas a que vengan a Jesús.
Ustedes también con su ejemplo harán lo mismo, sean por lo
tanto Santos, y la santidad de ustedes arrastrará una multitud incontable de
almas con ustedes en el camino del bien, de la oración, de la gracia, de la
perfección espiritual hasta el Cielo.
¡Paz, Paz, Paz en sus corazones! La Paz es la mayor gracia
que el Cielo quiso darles aquí en estas Apariciones. Acojan esta Paz, acepten
esta Paz, vivan esta Paz, propaguen esta Paz, difundan esta Paz, transmitan
esta Paz a todos. ¿Cómo? Por la oración, por la palabra de ustedes, por el
ejemplo de ustedes, por la vida de ustedes de unión perfecta con Dios, que hará
con que la Paz de sus corazones sea sentida por todos y todos al sentir la
dulzura de esta Paz, también la desearán y querrán como ustedes: amar a Dios, amar
a la Madre de Dios y tener, gozar esta Paz.
A todos, Yo, Justina, finalmente pido: “Continúen en el camino de la santidad, continúen con todas las
oraciones que la Madre de Dios les dio aquí”
Abran sus corazones al Amor de Dios, para que Él entre en sus
corazones y reine en ustedes como Él reinó en Mí y vacíen sus corazones como
Yo vacié el Mío, de todas las cosas vanas de este mundo, de todas las cosas
que ocupaban el lugar de Dios en Mí Corazón. Y entonces, teniendo espacio en
sus corazones, Dios vendrá a ustedes y llenará sus corazones de Amor, de Alegría,
de Gracia y de Paz.
Y entonces, ustedes serán aquello mismo que Yo fui: señal de
amor de Dios para los hombres, salvación para los pecadores, terror para Satanás,
júbilo y alegría para María Santísima y todos los Ángeles del Cielo.
Continúen con todas las Oraciones que la Madre de Dios les
dio aquí, por ello llegarán un día a la Paz completa de sus corazones y
conseguirán esta Paz, el triunfo de la Paz para el mundo entero, para todas las
naciones.
A todos bendigo ahora con amor, generosamente y especialmente
a ti Marcos, el más querido de Mis amigos. Bendigo a Nuestros Esclavos de Amor
que contigo dieron sus vidas aquí y a todos estos Mis Hermanos que Yo tanto
amo, por el cual rezo sin cesar en el Trono del Altísimo y que ahora cubro con
Mi Manto de bendiciones, de Paz y de Luz.”
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